Vegetación en España: Factores Determinantes y Distribución por Regiones

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La Vegetación de Ribera y Fondos de Valle en la Región Mediterránea

En la región mediterránea, la existencia de cursos de agua permanentes permite la aparición de enclaves de bosques caducifolios favorecidos por la humedad del suelo, que se mantiene casi todo el año. La distribución de la vegetación se establece en sucesivas bandas paralelas al río: las alisedas y saucedas, más exigentes en agua, se sitúan al borde, y los menos dependientes del agua, en el exterior (fresnos, olmos, chopos). Sin embargo, muchos de ellos han sido sustituidos total o parcialmente por huertas o plantaciones de choperas, de alta rentabilidad. Si aumenta la aridez y los suelos son más salinos aparecen formaciones características como adelfas, carrizo y brezo. Se da en las zonas más áridas del valle del Ebro, sureste de la comunidad de Madrid, Levante y la mitad meridional de la península.

Paisajes Vegetales de Montaña

La vegetación de montaña está condicionada no sólo por la altitud, sino también por factores tan relevantes como la latitud (región biogeográfica) y la orientación, que determinan una estratificación en pisos de vegetación (colino o basal, montano, subalpino, alpino, nival) que configuran un diseño cuyo espesor y especies varían según las distintas montañas. La diferencia de altitud de las montañas hace variar la temperatura y la pluviosidad en función de la cota. También es relevante la orientación de las laderas a solana o umbría. Por otro lado, la orientación en relación a los vientos cargados de humedad (barlovento y sotavento) es determinante a la hora de recibir más o menos lluvia.

  • El piso colino o basal está muy antropizado por cultivos en la región mediterránea o por prados en la región atlántica, sustituyendo al bosque.
  • El piso montano se halla muy afectado por las repoblaciones de pinos en las montañas del interior y por prados en las atlánticas.
  • En el subalpino, piso con bastante humedad en cualquier latitud, se da una densa vegetación de coníferas, y su etapa de sustitución es la landa en la región atlántica y el matorral arbustivo en las mediterráneas.
  • En el piso alpino de las montañas atlánticas es la pradera natural, con un ciclo de vida corto supeditado a la permanencia de la nieve, mientras que en las mediterráneas es un matorral almohadillado.
  • Finalmente, en el piso nival la vegetación es inexistente en las zonas de escasa pendiente, cubiertas de nieve todo el año. Sólo donde la pendiente es más fuerte la nieve resbala y se desarrollan especies sobre las rocas, junto a musgos y líquenes.

Hay lugares favorables por su microclima que permiten enclaves singulares, como los hayedos más meridionales de la Península existentes en el Sistema Central: la Tejera Negra en Somosierra-Ayllón y Montejo de la Sierra (Madrid). En las montañas del interior el melojo o rebollo forma bosques marcescentes, de carácter subatlántico, que se extienden ampliamente desde el interior de Galicia y vertiente sur de la Cordillera Cantábrica (Liébana, Bierzo) hasta el Sistema Central, con alguna representación menor en Sierra Nevada y Cádiz. Se ha sustituido en parte por pinares en las pendientes más fuertes y por prados adehesados en las zonas más suaves, en formaciones mixtas con fresnos. El pino negro y el pino albar son los dos tipos de pinares naturales más representativos en las montañas peninsulares. Por su parte, el pino carrasco se encuentra muy extendido, tanto a nivel del mar como en los relieves costeros.

La Vegetación Canaria

La vegetación canaria, que pertenece por latitud a la región biogeográfica macaronésica, está influenciada por un clima tropical con estación seca y temperaturas suaves. Otros factores que inciden especialmente son el suelo volcánico, la orientación a los vientos alisios, y lo que es más importante, la altitud que permite atrapar las nubes cargadas de humedad en aquellas islas montañosas. Ello da lugar a una desigual pluviometría en las diferentes islas. Salvo en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, la topografía es un condicionante evidente que establece una doble secuencia (norte y sur) en pisos de vegetación.

En el piso inferior, árido, la intervención antrópica ha humanizado el paisaje intensamente, junto a chumberas y pitas, que dejan paso a un piso de transición, donde destacan especies relictas, como la sabina, y endémicas, como el drago, símbolo de Canarias. La formación endémica de mayor relevancia biótica es la laurisilva, situada en el piso húmedo, que en la vertiente norte se beneficia de la llamada lluvia horizontal o invisible. En el piso superior a éste destaca el pino canario con sotobosque de tomillos y jaras y, finalmente, en el piso seco abunda el matorral con retamas, escobas y pradera de montaña.

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