Vanguardias Literarias del Siglo XX y su Impacto: De Marinetti a Unamuno
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Las Vanguardias Literarias del Siglo XX: Una Revolución Artística y Literaria
Las vanguardias literarias del siglo XX representaron una ruptura radical con las formas artísticas tradicionales, buscando no solo transformar el arte, sino también la sociedad. A continuación, se exploran algunos de los movimientos más influyentes:
Futurismo: La Exaltación de la Modernidad
Fundado por Filippo Tommaso Marinetti, el futurismo exaltaba la velocidad, las máquinas y el progreso, rechazando la sintaxis tradicional. En Italia, se asoció al nacionalismo y al fascismo. En Rusia, Vladímir Maiakovski lo vinculó al comunismo como motor de cambio social.
Dadaísmo: La Destrucción de la Lógica Artística
Liderado por Tristan Tzara, el dadaísmo buscaba destruir la lógica y el arte convencional, explorando lo absurdo y lo primitivo. Usaban técnicas lúdicas como el collage y la creación aleatoria de poesía, cuestionando qué podía considerarse arte.
Cubismo: La Visión Múltiple de la Realidad
Inspirado por Pablo Picasso y Georges Braque, el cubismo propone una visión múltiple de la realidad. En literatura, Guillaume Apollinaire creó caligramas que combinan texto e imagen. Fragmenta la sintaxis y se centra en la psique individual.
Surrealismo: La Exploración del Inconsciente
Fundado por André Breton, fue el movimiento más longevo. Explora el inconsciente, los sueños y los procesos no racionales, influido por Sigmund Freud. Emplea la escritura automática y técnicas como el “cadáver exquisito”. En Hispanoamérica destacan Vicente Huidobro (Altazor), que busca los límites del lenguaje, y Juan Larrea.
Ultraísmo y su Impacto en España e Hispanoamérica
En España, Rafael Cansinos Assens y Guillermo de Torre lideraron este movimiento, que eliminaba adornos, usaba metáforas novedosas y cantaba a la modernidad. Jorge Luis Borges llevó el ultraísmo a Hispanoamérica, aunque luego lo rechazó. Ramón Gómez de la Serna popularizó las greguerías, breves textos que combinan humor, lirismo y metáfora.
En Hispanoamérica, el peruano César Vallejo renovó la poesía con Trilce, explorando nuevas formas y un lenguaje hermético. Pablo Neruda, aunque crítico con las vanguardias, muestra influencias del surrealismo en Residencia en la tierra. En México, el estridentismo mezcla futurismo y dadaísmo, mientras que en Argentina, el martinfierrismo combina ultraísmo, futurismo y surrealismo.
Las vanguardias marcaron una profunda huella en el arte, influenciando la literatura y otras disciplinas del siglo XX, reflejando un deseo de transformación tanto artística como social.
Miguel de Unamuno y Niebla: Entre la Vanguardia y la Generación del 98
Cuando Miguel de Unamuno publica Niebla en 1914, está influido por la crisis de identidad y existencial que vive España en esa época. Este sentimiento de incertidumbre es compartido por otros escritores de la Generación del 98. Unamuno, como uno de los miembros destacados, utiliza sus obras para cuestionar las certezas sobre la realidad y explorar problemas existenciales.
La "Nivola": Una Nueva Forma Narrativa
Niebla es, en este sentido, un intento de cambiar las reglas de la literatura, creando la “nivola”, un tipo de narrativa que mezcla ficción y filosofía, y que difumina la línea entre el autor y sus personajes. Unamuno borra las barreras entre él como autor y sus personajes.
Augusto Pérez y la Crisis Existencial
El protagonista, Augusto Pérez, no solo sufre una crisis existencial, sino que llega a preguntarse si realmente existe cuando se enfrenta a su propio creador, Unamuno, en un diálogo que rompe las normas habituales de la narrativa. Esta idea no solo es un cambio innovador en la literatura, sino que también refleja la ansiedad y la duda del ser humano moderno, temas que relacionan a Unamuno con el Modernismo, aunque él se aleje del enfoque en la belleza estética típico de este movimiento.
Niebla y la Situación de España
Niebla también refleja la situación de España en ese momento. Como otros escritores de la Generación del 98, Unamuno está desilusionado con la realidad española y utiliza a Augusto como símbolo de un país en crisis, donde el conocimiento y la reflexión parecen estar olvidados. La “niebla” representa la confusión y la falta de claridad, tanto en la vida del protagonista como en la situación del país, que busca su identidad en un mundo cambiante.
Así, Niebla se convierte en una obra importante porque combina las preguntas filosóficas de Unamuno con la crítica social y política propia de la Generación del 98, mientras que su estilo innovador y reflexivo lo relaciona también con el Modernismo.