El Turnismo y la Oposición en la Restauración Española: Caciquismo, Republicanos, Socialistas y Nacionalismos

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El Turnismo y la Oposición en la Restauración Española

El turnismo contemplaba la aprobación de leyes progresistas por parte de los liberales, mientras que los conservadores se comprometían a no derogarlas cuando ellos gobernasen. Este sistema permitía la alternancia de las dos fuerzas principales del régimen de la Restauración, alejando el temor a las intervenciones militares en la vida política y estableciendo un ritmo de lenta democratización de la vida política española. Sin embargo, la alternancia no era el fiel reflejo de las votaciones, sino que era producto de la manipulación de los resultados electorales por parte de los partidos dinásticos, el gobierno de turno y la amplia red de caciques repartida por el territorio español para evitar el triunfo de las fuerzas políticas extradinásticas que harían peligrar el sistema.

El Papel de los Caciques en el Turnismo

Para conseguir la alternancia pactada entre los partidos dinásticos se hacía imprescindible la figura de los caciques, que se caracterizaban por su amplio poder social y económico en un medio geográfico de gran analfabetismo. Utilizaban su gran influencia personal para conseguir favores políticos, a cambio del control de los resultados electorales mediante el padrinazgo, la coacción, la compra de votos, el pucherazo o el voto de los lázaros. Desde el Ministerio de la Gobernación se procedía a establecer los candidatos ganadores en cada provincia, el encasillado, los suficientes para garantizar la mayoría al partido del gobierno. Tras el encasillado, los caciques movían toda su red de influencias en su ámbito geográfico para conseguir el resultado esperado, de manera que siempre ganaba las elecciones el partido propuesto por la Corona, lo cual proporcionaba una estabilidad política basada en la corrupción electoral, al tiempo que hacía imposible la participación en la gestión política de la oposición extradinasática. Este turnismo corrompido explica el auge del anarquismo revolucionario, y la aparición del concepto de las dos Españas: la real, la de la calle, y la oficial, la del sistema canovista.

La Oposición Republicana

Los republicanos se mantuvieron a lo largo de la Restauración, unidos en la defensa del modelo republicano de estado, la separación de Iglesia y estado, la modificación del sistema de quintas y la defensa del sufragio universal masculino. Aunque conseguían un número importante de diputados en el Congreso, eran insuficientes para imponer sus planteamientos. Destacaron las figuras de Emilio Castelar, que solía colaborar con Sagasta, y Pi y Margall, que representaba el federalismo.

El Ascenso del Socialismo

A la izquierda de los republicanos, y también fuera del sistema, se encontraban los socialistas, dirigidos desde 1879 por Pablo Iglesias, fundador del P.S.O.E. y de la U.G.T. Sus ideas encontraron eco entre el proletariado minero y entre el proletariado industrial.

El Anarquismo y su Impacto

Sin embargo, el proletariado rural e industrial se decantó por apoyar las tesis anarquistas, cuyas filas aumentaron con el fracaso del reformismo republicano y la exclusión política con la que el sistema canovista mantuvo al movimiento obrero. La ausencia de una legislación laboral que mínimamente mejorase la vida de los trabajadores españoles, los hace receptivos a la interpretación radical de Bakunin. En los últimos años del siglo, la violencia anarquista y su represión por el Estado tiñeron de sangre los campos y las calles, culminando con la dura Ley de Represión del Anarquismo y el asesinato de Cánovas del Castillo (1897). El resto de fuerzas políticas extradinasáticas estaba formado por los diferentes grupos de la derecha, desde los carlistas a los defensores del integrismo católico.

El Surgimiento de los Nacionalismos

Finalmente, hay que tener en cuenta la irrupción de los partidos nacionalistas y regionalistas, que vienen a rechazar la imposición por parte del sistema liberal canovista de un modelo de estado nacional unitario fuertemente centralizado. La Restauración representó la culminación de la construcción de un estado unitario, controlado desde Madrid a través de los Gobernadores Civiles y articulado por medio de una red radial de comunicaciones, una moneda única. Desde Cataluña, la burguesía defendió la recuperación de la cultura catalana y se agrupó en torno a programas federalistas y autonomistas que vienen a formar la base del nacionalismo catalán. Sabino Arana en 1895 funda el Partido Nacionalista Vasco para la reclamación de la soberanía nacional vasca.

El Declive del Sistema Canovista

El sistema diseñado por Cánovas no murió con él (1897), pero las tensiones sociales sin resolver, la exclusión de gran parte de la sociedad del juego político y, sobre todo, la crisis desatada por la derrota española en la Guerra de Cuba, abrieron una crisis estructural en el régimen, que se manifestará a lo largo del reinado de Alfonso XIII (1902-1931) y acabará con su desaparición con la llegada de la II República (1931).

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