Tratado de París (1898): Fin del Imperio Español y Cesión de Cuba, Puerto Rico y Filipinas

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Contexto Histórico del Tratado de París de 1898

El Tratado de Paz entre España y los Estados Unidos de América, conocido como el Tratado de París, se firmó en 1898. Este acuerdo significó el reconocimiento formal de la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Al tratarse de un tratado internacional, el documento posee una naturaleza político-jurídica y, al ser extraído directamente de su fuente original, se considera una fuente primaria.

Las delegaciones de los gobiernos español y estadounidense fueron los autores del tratado. La firma tuvo lugar en París el 10 de diciembre de 1898, con Eugenio Montero Ríos representando a España y William R. Day a Estados Unidos.

El contexto histórico se sitúa tras la guerra hispano-estadounidense de 1898, que se desarrolló durante el proceso de independencia cubana y la Regencia de María Cristina (durante la minoría de edad de Alfonso XIII). A nivel internacional, el evento coincide con la era del imperialismo, un período de expansión colonial principalmente en África y Asia. El tratado, de carácter público, detalla las condiciones impuestas por Estados Unidos a España tras su derrota, marcando el fin del conflicto bélico.

El Declive Colonial Español y la Guerra Hispano-Estadounidense

En los últimos años del siglo XIX, España enfrentó la pérdida de sus últimas colonias. Este hecho impactó profundamente a la sociedad española, generando una grave crisis moral. El Tratado de París de 1898 puso fin a la guerra entre España y Estados Unidos, nación que había apoyado a los cubanos en su lucha por la independencia.

Cuba y Puerto Rico eran las dos únicas colonias que España conservaba después de que, en 1824, el resto de sus territorios americanos se hubieran emancipado. Cuba era la principal exportadora mundial de azúcar y también una importante productora de café y tabaco. España mantenía un férreo control sobre el comercio de la isla. Aunque permitía la venta libre de productos cubanos, imponía aranceles a la entrada de productos no españoles, lo que entraba en conflicto directo con los intereses estadounidenses.

Demandas Cubanas y la Radicalización del Conflicto

Inicialmente, las demandas cubanas se centraban en un sistema autonómico que representara los intereses de los criollos. Estos eran hacendados blancos, descendientes de españoles pero nacidos en Cuba, y poseían gran parte de los ingenios (explotaciones agrícolas de azúcar). Sus demandas incluían representación en las Cortes españolas, participación en el gobierno de la isla y libertad de comercio. Estos intereses chocaban con los de los grandes propietarios españoles, los traficantes de esclavos, el gobierno español en la colonia y los grandes comerciantes españoles.

Las posturas se fueron radicalizando progresivamente. De las demandas autonómicas se pasó a las abiertamente independentistas. La entrada de Estados Unidos en el conflicto, apoyando a los cubanos, inclinó la balanza y llevó a España a ceder la isla. El Tratado de París formalizó el final del conflicto, que puede dividirse en las siguientes fases:

Fases del Conflicto

  1. La Guerra de los Diez Años (1868-1878): Los criollos, con el apoyo popular de los cubanos, iniciaron una revuelta. El conflicto concluyó militarmente en 1878, durante el reinado de Alfonso XII, con la firma de la Paz de Zanjón. En este acuerdo, se prometieron a los cubanos reformas políticas y administrativas, representación en las Cortes y la abolición de la esclavitud.
  2. La Guerra Chiquita (1879-1880): El retraso y el incumplimiento de los acuerdos de la Paz de Zanjón provocaron una nueva sublevación cubana, que fue sofocada en pocos meses.

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