Transformaciones Culturales en la Sociedad de Mercado: Tecnología, Comunicación y Religión

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Más que en ninguna otra sociedad, en la moderna la cultura ha dejado de ser el lugar de los sentidos e identificaciones más compartidos para volverse un poderoso factor de diferenciación, de discriminación, exclusión y confrontaciones sociales.

La Cultura en la Sociedad Actual

Nada más difícil en un cambio de épocas, cuando lo que cambia es un modelo de sociedad, que comprender la naturaleza y medir los alcances de los cambios sociales que se están operando en el mundo actual. La mejor manera de calibrar la importancia histórica de tales cambios consistirá en pensar que nada en ningún ámbito de lo social será ya como había sido antes. Y si ni “la política ya no es lo que era”, y tampoco la economía, la religión y las comunicaciones, y ni siquiera las formas de conocer y hasta de pensar que habían sido en el pasado, tampoco cabe esperar que la cultura vuelva a ser pensada y vivida en el futuro como lo fue hasta ahora.

La Cultura y la “Razón de Mercado”

Lo que hoy destruye todas las instituciones y fenómenos de la sociedad societal, para producir otras nuevas formas y realidades sociales, son los intereses, las fuerzas y las lógicas de un nuevo modelo de sociedad, los que aniquilan el anterior ordenamiento societal de la sociedad, para instaurar un modelo postsocietal: el de la “sociedad de mercado” regido por la “razón de mercado”.

En la sociedad de mercado, toda relación social se vuelve mercantil y económica, donde nada es posible compartir.

El moderno desarrollo del capital en la sociedad de mercado estaría operando una inversión no solo ideológica, sino también de la misma experiencia humana.

Tecnología y “Devastación de la Inteligencia”

La historia de la tecnología se inicia con la historia de la misma humanidad, cuando el hombre comienza a acumular y concentrar fuerza de trabajo e inteligencia en los medios e instrumentos de producción, desde el primer asado, el primer arado para labrar la tierra, inventados hace más de cinco mil años, hasta las más modernas máquinas o las más sofisticadas computadoras. Todo el desarrollo tecnológico ha consistido en acumular y concentrar fuerza de trabajo en maquinarias y artefactos.

Otros modelos tecnológicos, como por ejemplo el de las culturas andinas, desarrollaron más bien no en base de la fabricación y elaboración de herramientas y medios de producción, sino en la organización social del trabajo, de las relaciones de producción y de las relaciones con la naturaleza o medio ambiente; es decir, privilegiaron otras “fuerzas productivas” como ámbito de su desarrollo tecnológico y no la fuerza productiva de los “medios de producción”.

Este desarrollo tecnológico permitió al hombre, a lo largo de los siglos, ir ahorrando cada vez más fuerza física y liberándolo de mayor cantidad de trabajo.

Progresivamente, la fuerza y el valor, y sobre todo la rentabilidad de la tecnología, irán imponiéndose cada vez más sobre el valor y la fuerza de trabajo humano, cada vez menos rentable dentro del modelo capitalista.

Lo que hoy se puede considerar como un nuevo ciclo del desarrollo tecnológico, la cerebralización de las técnicas, tiene sus precedentes en el ciclo anterior.

En un principio, la moderna tecnología de la informática y computación, de las telecomunicaciones, contribuirá ciertamente a potenciar las capacidades mentales de las personas y su creatividad intelectual, pero a muy corto y mediano plazo, aquellas operaciones de inteligencia inteligente del hombre, que la máquina no puede realizar, no solo se irán atrofiando por falta de práctica, sino que también se irán despreciando y devaluando ante los productos de las inteligencias artificiales.

Hacia una Atrofia de la Función Imaginaria

El ocaso del pensamiento o de la inteligencia inteligente en la sociedad moderna no sería ajeno al progresivo eclipse de la imagen y, más exactamente, de la función imaginaria.

La modernidad se caracteriza por un tenaz proceso de atrofia imaginaria provocado por un colosal despliegue visual.

El desarrollo tecnológico en la producción y tratamiento de las imágenes ha marcado tres grandes edades históricas y distintas organizaciones visuales del mundo:

  • La mirada mágica que creó el ídolo religioso.
  • La mirada estética que dio lugar al arte.
  • La mirada económica que fabricó el video.

La Incomunicación Comunicacional de la Informática

La informática no solo elimina la forma de comunicación en cuanto intercambio, sino que también tiende a suprimir sus contenidos de conocimiento.

Ningún otro símbolo de la modernidad ha modificado con tanta fuerza la cultura como el desarrollo de las comunicaciones y su transformación informática.

Desencantamiento (Religioso) del Mundo

Esto mismo explica que gran parte de los hechos, objetos e instituciones culturales a lo largo de la historia de las sociedades humanas hayan sido producto de sus “historias de las creencias” religiosas; y son muy curiosamente esos extraordinarios monumentos culturales, memorias artísticas, arquitectónicas y literarias de la religión, por todo el mundo a lo ancho de las más diversas sociedades.

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