La Transformación de España: Constitución de 1931 y Reformas del Bienio Progresista
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Constitución de 1931
En 1931, tras unas elecciones municipales con sufragio universal masculino y alta participación, se proclama la República, forzando la huida de Alfonso XIII. Las ciudades apoyaron a los republicanos, a pesar del respaldo monárquico en zonas rurales. Se formó un gobierno provisional liderado por Niceto Alcalá Zamora, con republicanos, socialistas y nacionalistas catalanes y gallegos, convocando elecciones constituyentes.
El gobierno implementó libertades políticas y sindicales, designó altos cargos, reformó el ejército, creó escuelas, negoció con catalanes y vascos, y tomó medidas para campesinos desahuciados y contra la crisis económica. La República tuvo gran apoyo popular, pero enfrentó la oposición de grandes propietarios, la oligarquía financiera, parte del ejército y la Iglesia.
Las Cortes Constituyentes, presididas por Julián Besteiro, promulgaron la Constitución de 1931, que incluía una amplia declaración de derechos y libertades, sufragio universal masculino y femenino para mayores de 23 años, garantía de educación y protección social, un Tribunal de garantías constitucionales y una separación de poderes con controles de inspección.
Poderes del Estado
- Legislativo: Cortes unicamerales con amplios poderes.
- Ejecutivo: Gobierno encabezado por el presidente de la República, con mandato de 6 años y poderes limitados, aunque podía disolver las Cortes dos veces.
- Judicial: Independencia de los jueces, institución del jurado y trato favorable a los pobres.
Organización Territorial
Se estableció un "Estado integral" permitiendo la creación de estados de autonomía.
Relación Iglesia-Estado
Se instauró un estado laico, permitiendo la disolución de órdenes religiosas, la libertad de culto, el matrimonio civil, el divorcio y la igualdad de derechos entre hijos legítimos e ilegítimos.
Educación
Se estableció el derecho a una educación pública, mixta, gratuita y obligatoria sin religión.
Esta constitución, democrática, laica y progresista, generó rechazo en la derecha y en movimientos obreros radicales, llevando a la dimisión de Maura y Alcalá Zamora, siendo este último sustituido por Manuel Azaña.
Bienio Reformista (1931-1933)
Manuel Azaña, con republicanos de izquierda y socialistas, impulsó un programa de reformas que encontró resistencia.
Reforma Religiosa
- Limitación de la influencia de la Iglesia.
- No confesionalidad del Estado.
- Libertad de cultos.
- Prohibición de la enseñanza religiosa.
- Ley de Congregaciones: permitió al Estado disolver órdenes religiosas y nacionalizar sus bienes, como los Jesuitas.
Reforma Militar
Buscó modernizar, profesionalizar y democratizar el ejército, subordinándolo al poder civil. Se estableció un juramento de fidelidad, se abolió la ley de jurisdicción, se creó la sala de lo militar en el Tribunal Supremo, se cerró la Academia Militar de Artillería dirigida por Franco, se anularon ascensos de la dictadura y se creó la Guardia de Asalto. La reforma tuvo éxito limitado debido a recortes presupuestarios y la oposición de los africanistas.
Reforma Agraria
Intentó acabar con el latifundismo, mejorar la vida de los jornaleros, crear una clase media agraria y aumentar la producción. Se promulgó la Ley de Reforma Agraria y se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA). La reforma enfrentó resistencia de latifundistas, lentitud burocrática, falta de recursos y divisiones políticas, beneficiando solo a 12,000 de 60,000 familias estimadas.
Estatutos de Autonomía
Se amplió la autonomía regional. En 1932, se creó la Generalitat en Cataluña, con limitaciones en autodeterminación y lengua. En 1936, se aprobó el estatuto vasco. Estos movimientos generaron oposición entre los sectores más centralistas.
Reforma Educativa
Se promovió una educación liberal y laica, creando más de 1000 escuelas y aumentando el presupuesto en un 50%, enfrentando la oposición de la Iglesia.
Reformas Laborales
Impulsadas por Francisco Largo Caballero, mejoraron las condiciones laborales con jornadas de 40 horas y aumento de salarios, generando oposición de las organizaciones patronales.
Fin del Bienio Progresista
La crisis mundial de 1929 y sus efectos en España (ralentización industrial, déficit de Hacienda, malestar social) llevaron al desprestigio de Azaña. Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones, poniendo fin al bienio progresista.