Teorías de formación planetaria y orogénesis
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Teorías de formación planetaria
La teoría de los protoplanetas: A partir de la nube de gas dejada en la explosión de una supernova se originó una nebulosa que, al ir condensando dio lugar, en su centro, a un protosol. Del resto de materia, que giraba alrededor de este protosol condensándose y chocando, surgieron los diversos planetas y cuerpos estelares del Sistema Solar.
La Teoría de la acreción: Esta teoría asume que el Sol pasó a través de una densa nube interestelar, y surgió rodeado de un envoltorio de polvo y gas, que con el tiempo daría lugar a los diferentes planetas.
La teoría de la captura: Esta teoría presupone la existencia de una protoestrella cercana al protosol, con la que éste interactuaría extrayendo de la protoestrella cercana un filamento de materia que al condensar y enfriarse habría dado lugar a los planetas.
La teoría de la Nebulosa moderna: Basada en las observaciones de estrellas jóvenes cercanas, esta teoría afirma que los planetas se originaron a partir de un disco de material más denso que el resto de material de la nube de gas y polvo que formaba la nebulosa que daría lugar al Sol.
La teoría Laplaciana moderna: Tanto el sol como los planetas se formaron a partir de una inmensa nube de gas y polvo que se contrajo, a causa de la fuerza de la gravedad y comenzó a girar a gran velocidad, debido a la explosión de una supernova cercana. Sin embargo, la nube de condensación del Sol contenía granos de polvo sólido que, a causa del roce en el centro, frenaron la rotación solar. El sol transmitió gran parte de su momento angular a los protoplanetas, lo que les hizo girar sobre su eje con mayor rapidez, acrecionando más material.
Teorías de orogénesis
Teorías fijistas verticales: No admitían desplazamiento lateral de las masas de la corteza terrestre y están vinculadas, a cambios en el volumen del planeta o por acumulación de grandes masas de material en cuencas cercanas.
Teoría del Geosinclinal (Hall, 1859): Previamente a la formación del orógeno (montañas), debía haber existido una cuenca donde se acumulaban grandes cantidades de sedimentos (geosinclinal). Estos sedimentos, al enfriarse la tierra y contraerse, se arrugaban y daba lugar a los orógenos.
Teorías basadas en la variación de volumen de la Tierra: En un proceso similar al anterior, al enfriarse la Tierra y reducir su volumen, su superficie se arrugaba, dando lugar a los orógenos.
Teoría de las Undaciones (Harmann, 1930): Debido a una intrusión del manto magmático en la corteza, esta se abombaba. Por la acción de la gravedad, estos materiales sufrirían una serie de deslizamientos y fracturas que conformarían el orógeno.
Teorías horizontales: Defendían que la causa principal en la formación de los orógenos se encontraba en la interacción entre los diferentes bordes de las placas tectónicas, producida por el desplazamiento lateral de las masas de la corteza terrestre.
Teoría de la deriva continental (Wegener, 1912): Los orógenos se formaban a consecuencia del empuje que sufrían los sedimentos del geosinclinal al desplazarse horizontalmente los continentes sobre ellos.
Argumentos:
- Morgológicos: Los diferentes continentes actuales pueden encajar idealmente formando un supercontinente (Pangea).
- Geológicos: sustentados en la continuidad de las estructuras geológicas a ambos lados del Atlántico (entre Sudamérica y África), tanto litológica, como estratigráfica y estructuralmente.
- Paleonológicos: La fauna y flora de diferentes continentes presenta una semejanza cada vez mayor a medida que nos remontamos a periodos más antiguos.
- Paleoclimáticos: En los cuatro continentes encontramos niveles de tillitas (de origen glacial) con una edad similar. Esto indica que todos los continentes sufrieron un proceso de glaciación en el mismo momento, algo difícil de conjugar con una posición aislada como la actual.
Teoría de las corrientes de convección del manto (Holmes, años 30, s. XX): Esta teoría involucra también a la teoría de la deriva continental. En este caso, los continentes también se desplazarían horizontalmente, pero al ser empujados por un material más fluido presente en la parte superior del manto. Este material, más denso y frío sería empujado por el material más profundo y cálido, generando una corriente más o menos circular en el seno del manto, sobre la que se situarían los continentes. En las zonas donde coincidieran dos células convectivas con un flujo hacia el interior de la Tierra, la colisión de los materiales superficiales daría lugar a los orógenos.
Teoría de la expansión del fondo oceánico (Hess, 1960): Esta teoría propone que el fondo oceánico está en contínua expansión, por la adición de materal procedente del interior de la Tierra a ambos lados de las dorsales oceánicas. En contraposición encontraríamos las fosas oceánicas, que son zonas donde la corteza desaparece por hundimiento.
Teoría de la Tectónica de Placas: Esta teoría mantiene que la litosfera se encuentra dividida en una serie de placas que se encuentran en un movimiento continuo, unas respecto a las otras. Éstas se deslizan sobre un manto plástico subyacente, separándose en unas zonas, colisionando en otras, o desplazándose lateralmente. En la superficie terrestre, estos bordes dan lugar a:
- Dorsales oceánicas: bordes divergentes.
- Fosas oceánicas: cuando la subducción se da entre materiales oceánicos.
- Orógenos: cuando las placas transportan corteza continental, que al chocar, genera el cierre de la fosa y la formación del orógeno.
- Fallas transversales en las dorsales: cuando las partes de las placas sufre un desplazamiento lateral
Las placas tectónicas, por su parte, pueden dividirse en zonas de contacto entre placas, donde se da la mayoría de la actividad geotérmica de origen interno del planeta, y zonas de intraplaca, en la parte central de éstas, donde la actividad geotérmica es mucho menor, o incluso nula.
Lajamiento por descompresión: La presión litostática sufrida por las rocas, debida al peso del material suprayacente, se ve reducida cuando se reduce su profundidad como resultado de los procesos erosivos sufridos por las rocas de niveles superiores. Produce la expansión y el agrietamiento en rocas que se han formado a gran profundidad. A consecuencia de este efecto de descarga, las rocas sufren una dilatación, que da como resultado el desarrollo de diaclasas subhorizontales.