Teoría de las Ideas de Platón: Origen, Desarrollo y Críticas
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Desarrollo del Pensamiento Platónico: La Teoría de las Ideas
Justificación
Para comenzar con el pensamiento platónico, tomaremos como punto de partida la pregunta más importante de una de sus obras centrales, la República: ¿Quién debe gobernar? Ante la corrupción y la ineptitud política que Platón vivió y sufrió con el Gobierno de los Treinta Tiranos, la respuesta platónica puede sonar un tanto aristocrática: el sabio, el filósofo, es la persona que debe ocupar las funciones de gobierno. La pregunta ahora sería: ¿Quién es el sabio?, con lo que hemos convertido el tema político en un asunto de teoría del conocimiento. Para Platón, el sabio es el que conoce, el que sabe la verdad. Y con ello, llegamos a una tercera pregunta: ¿Qué es la verdad?, o lo que es lo mismo, ¿qué son las cosas? De este modo, un tema inicialmente político, nos lleva a problemas de teoría del conocimiento, que a su vez nos obligan a enfrentarnos con temas metafísicos, relativos a la estructura de la realidad.
Con la teoría de las Ideas, Platón va a dar solidez a la teoría moral de Sócrates y fundamenta la idea de Justicia (individual-política), a la par que hace frente al problema cosmológico (arjé) que había culminado con la posición de los atomistas, Leucipo y Demócrito.
La teoría moral de Sócrates pretendía resolver el pernicioso relativismo de los sofistas proponiendo una idea única, un mismo concepto para cada una de las virtudes (justicia, valor, lealtad, fortaleza…); sin embargo, Platón irá más allá, pretenderá dar a esa idea común una existencia propia para poder ser el verdadero fundamento de la virtud. Cada Idea es una sustancia (ousía), algo que existe en sí (no dependen de la existencia de las cosas ni del pensamiento), como una realidad trascendente. Identifica esas ideas con auténticas realidades existentes en otro mundo: el mundo de las Ideas.
Por otro lado, para explicar el origen y formación del mundo, Platón rechaza las últimas teorías cosmológicas de los atomistas porque no explican ni el orden del universo (el orden del universo no puede estar causado por el desorden de los átomos), ni la estabilidad de los seres (los átomos se juntan y se separan al azar y harían imposible la ciencia). A la vez, la dualidad de mundos que propone la teoría de las ideas dará una solución al enfrentamiento Heráclito-Parménides, al afirmar que el mundo sensible es móvil o heraclitiano y el de las ideas es inmóvil o parmenéico.
Desarrollo de la Teoría de las Ideas
Se trata de una teoría que Platón desarrolla en la época de madurez en diálogos como Fedón, Fedro y República, y revisa en la época de senectud en Parménides y Sofista, y representa la pieza maestra de todo su pensamiento. La teoría de las ideas propone una explicación del origen y formación de las cosas a través de una creación, pero no de la nada (como el cristianismo) sino a partir de cuatro elementos preexistentes, eternos: el mundo de las Ideas, el espacio vacío, la materia caótica y el Demiurgo. El resultado será la aparición de un dualismo, la existencia de dos mundos (realidades): el mundo de las ideas y el mundo sensible.
- Mundo sensible o material: aquel que podemos conocer a través de los sentidos, es el mundo de las cosas concretas y particulares, de lo plural, lo múltiple, lo cambiante (heraclitiano), lo temporal, lo particular, las apariencias, lo imperfecto y perecedero. Se trata de la realidad más inmediata a nosotros. De este mundo no cabe un verdadero conocimiento, no es posible la ciencia (como conocimiento inmutable, universal) pues se trata de un mundo sometido al cambio incesante.
- Mundo de las Ideas o mundo inteligible: inteligible porque no es accesible a los sentidos sino a la razón. Las ideas en Platón no son meras abstracciones mentales sino que existen fuera de nuestra mente, son seres, entidades, realidades (IDEA= EIDOS= ESENCIA; verdadero ser); es más, son la auténtica realidad que existe en un mundo separado (cosmos noetós), más allá de este mundo (cosmos aiscetós). Son únicas, eternas, universales, inmutables, perfectas, inmateriales. Se trata de un mundo arquetípico (las Ideas son el modelo, prototipo o la esencia a partir de la cual se puede decir que una cosa es lo que es). Las Ideas tienen una presencia imperfecta en las cosas materiales, son causa de ellas. Además, se encuentran relacionadas y entrelazadas, formando un todo armonioso. Son el fundamento del conocimiento, pues conocer la verdad de una cosa es descubrir la idea de la que procede. Existe una clara jerarquía, un orden según el grado de perfección. La idea más perfecta sería la idea del BIEN (Belleza, Justicia) y el resto más o menos perfectas en la medida en que se asemejan a la idea de Bien (símil de la pirámide: en la base estarían las Ideas de objetos materiales, después las Ideas matemáticas, por encima de ellas las Ideas de virtudes morales y, en la cúspide, la Idea de Bien).
Como se ve, la teoría de las ideas platónica implica una valoración positiva de la abstracción y un desprecio por lo material. Por tanto, las Ideas son el objeto propio del pensamiento. Su expresión lingüística constituye la definición que tantas veces buscara Platón en sus diálogos. Las Ideas son, en resumen, esencias en el plano metafísico, conceptos verdaderos y existentes desde un punto de vista epistemológico y definiciones en el plano lingüístico.
A pesar de ser dos mundos tan distintos, mantienen una relación que Platón interpreta, al menos, de dos formas: participación e imitación. Ambas tienen ventajas e inconvenientes: si sólo son copia —teoría de la imitación—, los seres de este mundo son poco valiosos (una copia nada tiene del original) y si son participadas puede que el mundo de las ideas se desintegre (si se participa mucho una idea se divide y puede desaparecer). El problema quedará abierto, sin solución definitiva. Quizás, la mejor forma de entender la relación sería en términos de perfección, entendiendo la relación entre dos mundos: el de las Ideas, lo perfecto, con el de los seres materiales, imperfecto.
Para explicar esta compleja teoría, Platón utiliza diversos mitos o alegorías como el mito de la caverna o la alegoría de las líneas, ambos recogidos en la República. (leer y comentar, selectividad)
Críticas a la Teoría de las Ideas
El propio Platón, tras el fracaso político, realizó una crítica a su teoría en los diálogos de vejez planteándose, entre otras, las objeciones siguientes:
- ¿Existen Ideas de todas las realidades? El desprecio platónico por lo material y su excesiva valoración de la abstracción le llevan a cuestionarse la existencia de Ideas de cosas despreciables, que son, por definición, materiales y cambiantes: la basura, el barro, la suciedad… Platón se ve obligado a admitir la existencia de Ideas de cosas intrínsecamente materiales. Por otro lado, si existen ideas de todas las cosas ¿existe una idea del movimiento?, sino existe ¿cómo explicar el movimiento?
- ¿Cómo se puede explicar más exactamente la relación entre las Ideas y las cosas? Hasta ahora habíamos hablado de participación e imitación. ¿Cómo es posible que dos realidades separadas (como había afirmado Platón) mantengan una relación de participación? Por ello, el mismo Aristóteles insistirá en la dificultad de admitir que algo que existe en un mundo aparte, lejano, pueda determinar lo que son los seres de este mundo, ¿cómo algo que no está en Pedro puede determinar que Pedro sea hombre? Y si nos centramos en la imitación, afirmaríamos entonces la semejanza entre la Idea y la cosa, lo cual exigiría una Idea más allá de la Idea que justifique esa semejanza, generando una cadena infinita de ideas y cosas. Todos estos problemas derivan de la separación que afirma Platón entre el mundo de las Ideas y el mundo material.