Temas y Motivos en 'El Cuarto de Atrás' de Carmen Martín Gaite

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TEMAS Y MOTIVOS PRINCIPALES DE 'EL CUARTO DE ATRÁS'

-La búsqueda de interlocutores. Es un tema constante en la narrativa de las obras de Martín Gaite. Busca la comunicación frente a la soledad. Por eso se inventa un personaje, un interlocutor, el hombre de negro que le ayuda a recuperar sus recuerdos del pasado mediante diálogos que le va proponiendo con preguntas varias. En 1978 publicó el libro “El 4º de atrás”, y en 1975 había muerto Franco. Por ello, sus recuerdos de niña y joven se entrelazan con los temas de la intolerancia, la represión y los sueños que tiene ella de ser de mayor una mujer desordenada, independiente y pícara como las de las revistas, prototipo de mujer que la dictadura rechazaba totalmente, ya que en la misma la mujer debía dedicarse al hogar y al cuidado de la familia. Toda esa represión hace que estallen sus sueños y sus vivencias pasadas: la autora se permite abrir ese 4º de atrás con doble sentido. Uno referente al cuartito que tenía la casa de Salamanca en la que creció, jugó y aprendió, y otro referente a un desván en el que guardar los recuerdos, un desván de la memoria.

-La intertextualidad. En la obra se intercalan muchos textos de otras obras o autores de forma desordenada para darle una sensación de caos al texto. Se nombra repetidas veces a Todorov, escritor de uno de los libros que se encontraban en la mesilla de noche de la protagonista y que hace referencia al mundo de fantasía. También se menciona a Franz Kafka, autor que además aparece presente en forma de cucaracha, como en su célebre relato 'La transformación'.

-Lo fantástico. Desde el principio de la obra aparecen elementos fantásticos que hacen evadirse al lector a otro mundo, un mundo mágico y misterioso de la mano de una noche tormentosa, un hombre misterioso de negro, una llamada en mitad de la noche o un montón de papeles que crece sin descanso sin un escritor siquiera tecleando.

-La memoria recuperada. Es el objetivo de la obra, hacer recordar a la protagonista todo lo que ha vivido en el pasado. El interlocutor le da unas pastillas de colores que supuestamente avivan y al mismo tiempo desordenan la memoria. A lo largo de la noche, los comentarios y las preguntas del hombre de negro incitan a la autora a revivir episodios de su pasado. En su mente, los recuerdos fluyen de forma desordenada y no cronológica: siguen el hilo de sus asociaciones. En cierta medida, la memoria es el gran tema de la novela. Los motivos que recuerda del pasado son:

  • La guerra y la posguerra: la pobreza, la represión, la racionalización de alimentos, los padres de un compañero de clase que fueron llevados a la cárcel por estar en contra del franquismo, Carmencita Franco, etc.
  • La familia: recuerda la casa de Salamanca donde jugó, creció, aprendió, donde fue niña. La casa de Burgos y la casa de sus abuelos, que para ella era como el símbolo del orden estricto.
  • La amistad: la más fuerte que tuvo fue con su compañera de instituto con la que inventó la isla imaginaria de Bergai.
  • El amor: como el enamoramiento 'tonto' que tuvo con el chico que le escribía cartas diciéndole que se iba a Portugal y que al final nunca se iba, y lo hacía solo para tenerla en vilo.
  • La novela rosa: aparece al nombrar las coplas de Concha Piquer o cuando a mitad de obra transcurre la llamada de Carola preguntando por Alejandro, el supuesto nombre del hombre de negro, a modo de telenovela.

-El espejo. A través de él se traslada a su pasado, a su primera infancia y juventud, y reserva objetos relacionados con el tiempo. El espejo hace de voz de la conciencia de la narradora. El espejo y lo especular se perciben en momentos singulares:

  • En el capítulo II, como símbolo del desdoblamiento de la protagonista.
  • En el capítulo IV, al sostener el hombre de negro el vaso de té, observando el líquido como si fuera un espejo.
  • En el capítulo VI, la autora se mira en el espejo largo, y de pronto, se ve cambiada: el espejo se ha vuelto ovalado, como si hubiese habido una traslación de ella misma. El espejo sirve para enfocar, analizar, ver, reproducir el pasado de la protagonista y reconstruirlo para adentrarnos en ese túnel del recuerdo de su niñez y de su adolescencia, de su historia, combinando memoria y recuerdos en una estructura compleja que entrevera objetividad y subjetividad, fantasía y realidad.

-El sombrero negro: debajo del mismo se produce la creación de la obra. Es el primer elemento con doble sentido: el hombre deja el sombrero sobre los folios mientras hace referencia a la literatura de misterio. Debajo del sombrero van aumentando los folios que al final conformarán la novela en sí, de modo que al final aparecen bajo el sombrero 182 folios.

-La cucaracha: se relaciona con el célebre escarabajo del citado relato de Kafka. La cucaracha es el símbolo del cambio y del miedo a ese cambio: viven en ambientes donde reina el desorden, el descuido, lo antiguo. La narradora expresa su miedo a estos insectos, simbolizando con ello el temor a la destrucción de sus propias memorias y de su pasado (lo antiguo). El hombre de negro, por tanto, se convierte en un signo de protección que rescata el pasado de la protagonista de una posible pérdida, simbolizada por la presencia del insecto.

-La letra [C]: en el capítulo I aparecen diferentes objetos que comienzan por ella, de igual modo que es la inicial del nombre de la autora-protagonista y del título de la novela. La protagonista sueña que está en una playa y pinta una [c] en la arena, y dibuja una casa, un 4º y luego una cama. Carola, cucaracha, cuaderno, Carmencita Franco, la cajita dorada, la cesta de la costura, Cunigan (lugar imaginario que simboliza las ansias de libertad de la protagonista)... su presencia se rastrea por doquier.

-La cesta de costura y los hilos: simbolizan el taller literario en el que la autora trabaja a través de los hilos que representan el continuo fluir de historias, recuerdos y sueños que se enhebran y desenhebran continuamente a lo largo de toda la novela.

-La cajita dorada: La primera alusión es en el capítulo IV, cuando el hombre de negro le ofrece a la protagonista unas píldoras de colores que hay dentro, y que le hacen recordar, avivan su memoria y a la vez la desordenan. En el capítulo VII retoma el objeto para darle título al mismo, ya que es el motivo final que nos hace plantearnos si todo ha sido un sueño o ha sido realidad. Como testigo, queda la cajita dorada que encuentra entre las sábanas.

-Otros elementos también actúan como símbolos vertebradores de todo el relato, como los diversos muebles y objetos (puente entre el mundo real y el ficticio, los muebles son el vehículo para recordar la infancia de la protagonista).

ESTRUCTURA DE LA NOVELA. ESPACIO Y TIEMPO.

El orden es temporal-lineal, pero lo narrado no corresponde a un continuum, no hay una proyección evolutiva en el tiempo. Se produce una yuxtaposición entre niñez y adolescencia, reflexión onírica e historia en un juego continuo de analepsis y prolepsis. Los capítulos son autónomos y bien delimitados, con cierta independencia. Son 7 capítulos, cada uno de ellos con un cambio espacial: del capítulo I al II hay elipsis temporal, y del VI al VII hay una ruptura temporal.

El núcleo de la novela (capítulos II al VI) está enmarcado por el primer y el último capítulo: puede hablarse de macroestructura fundamentada en la superposición de elementos, o elementos narrativos a modo de caja china. La estructura es abierta y circular, articulándose sobre el hombre de negro, personaje que permite el juego del relato, de ahí que la forma del relato sea aparentemente dialogada, ya que se reconocen monólogos de la propia narradora. El párrafo que se repite igualmente al final del libro nos dará la clave para analizar la estructura abierta y circular de la novela. 'El 4º de atrás' tiene una estructura interna de metaficción: no debe olvidarse la influencia que la técnica narrativa cinematográfica ha ejercido sobre la literaria, sobre todo en lo relativo al tratamiento del tiempo y del espacio. Incluso se perciben conexiones con el género dramático (a ella le gustaba mucho ser actriz y el teatro).

En cualquier caso, la unidad interna del relato y su estructura quedan garantizadas por la presencia constante de la narradora-protagonista, desdoblada en 3 personajes que son uno solo: Carmen, el hombre de negro (Alejandro, su alter ego), y Carola (su subconsciente), 3 momentos a su vez de su vida: el de la escritora, el de la niñez, el del sueño.

ESTRUCTURA EXTERNA E INTERNA

La obra está dividida en 3 actos con 8 escenas cada uno en las que se observa una progresiva intensificación dramática y que se corresponden con el esquema tradicional de presentación, nudo y desenlace. La estructura interna presenta una disposición cíclica y repetitiva, cada acto ofrece el mismo movimiento cerrado, calma inicial, sucesión de conflictos, violencia final.

- En el primer acto, la situación de calma inicial está representada por el silencio, los ruidos de las campanas y la conversación de criadas. Los conflictos de este acto son la imposición de luto de 8 años, los intentos de rebeldía de Adela, la violencia de Bernarda con Angustias, la herencia y Pepe el Romano. La violencia en este acto está representada cuando arrastran a María Josefa a la fuerza hasta su habitación.

- En el segundo acto, la situación de calma inicial está representada por las conversaciones sobre hombres y por mujeres cosiendo. Los conflictos de este acto son el enfrentamiento de Adela y Poncia, el episodio del retrato, las insinuaciones de Poncia y el enfrentamiento de Adela y Martirio. La violencia en este acto está representada por el linchamiento de la hija de la Librada.

- En el tercer acto, la situación de calma inicial está representada por la visita de Prudencia y por mujeres cenando. Los conflictos de este acto son la conversación de Bernarda y Poncia, el encuentro de Martirio y María Josefa y el enfrentamiento de Adela y Martirio. La violencia en este acto está representada por la escopeta y el disparo y el suicidio de Adela.

SIGNIFICADO DE LA OBRA

'La casa de Bernarda Alba' es un drama social que retrata los valores tradicionales de la burguesía rural, así como la injusticia social de la Andalucía de los años 30. Bernarda es defensora de un código moral basado en la posesión de la tierra, el matrimonio, el honor y el predominio moral del varón. Las únicas salidas que caben si no se acepta la ley impuesta por Bernarda son la locura, que es la forma extrema de la evasión, o el suicidio, forma extrema de la rebelión. El desafío de Adela implica no solo su muerte sino la aniquilación de cualquier deseo para el resto de la familia. Pero el silencio que Bernarda pide está dirigido no solo a sus hijas y criadas, también a las lenguas y oídos de todo el pueblo.

TEMAS

Destino trágico: Lorca quiere hacernos sentir dramáticamente el deseo, la frustración y la rebelión del personaje como si fueran nuestros. Adela, al igual que en la tragedia griega (fuerte influencia de Sófocles en Lorca), tiene que elegir entre lo que le dice su corazón y lo que dictan las normas sociales. Actúe como actúe, las consecuencias serán catastróficas.

Opresión sobre la mujer: Lorca siente compasión por los seres desvalidos, oprimidos por la sociedad, y se identifica con ellos, igual que sucedía con los gitanos en el 'Romancero Gitano'.

Poder del sexo: se volverá opresivo y destructor en el espacio cerrado de 'La casa de Bernarda Alba', como un elemento ante el que el poder terrenal de Bernarda no puede hacer nada como aspecto vital incontrolable.

Moral conservadora e hipocresía social: obsesión por la virginidad de la mujer, el miedo al qué dirán, las falsas apariencias: Bernarda es el máximo exponente de ese afán por aparentar (la blanca fachada). Además de los frecuentes comentarios sobre las vidas de los personajes externos a la casa y de las referencias despectivas a las criadas y a los orígenes de la Poncia.

Clasismo: la sociedad está claramente jerarquizada, se muestra sobre todo en la relación que mantienen Poncia y Bernarda, a pesar de que se conocen desde hace mucho tiempo.

Autoritarismo: Bernarda ejerce un autoritarismo despótico unido a su bastón.

El deseo de libertad: Adela será la primera en mostrar prendas de un color diferente al negro y rebelarse contra su madre. Ella será la verdadera víctima de las circunstancias que envuelven a la casa.

Designio inevitable de las leyes naturales e intuitivas: hay referencias simbólicas a la masculinidad, la pasión, el deseo sexual primitivo representado en los dos caballos, el de Pepe el Romano y el garañón en celo que relincha dentro de la casa. El deseo también está presente en la reiterada mención del calor que hace hervir la sangre de las hermanas.

Estos temas se entreveran con una serie de motivos secundarios como:

  1. El odio: se observa en el diálogo que mantienen las hermanas entre sí.
  2. La envidia: en la relación entre las hermanas. Angustias, por ser la heredera de la fortuna y futura mujer de Pepe. Tanto Martirio como Adela luchan continuamente por los favores de Pepe, formando un triángulo de enemistades entre ellas.
  3. El dinero: Angustias será la que más dinero tiene y también más posibilidades de casarse.

TIEMPO Y ESPACIO

Al final de cierta mañana de verano pasa el primer acto, hacia las 3 de la tarde el segundo y al anochecer el tercero, pero no se precisan cuántos días, semanas o meses pasan entre uno y otro. La acción acontece en pleno verano y nos habla de unas mujeres encerradas y sometidas a un insoportable ardor erótico.

En cuanto al espacio, a medida que progresa la representación nos adentramos más en la casa y simbólicamente en el alma de las niñas. Hay una riqueza costumbrista que nos pone en contacto con el pueblo y lo que allí ocurre. La acción se desarrolla en la casa de Bernarda Alba, un espacio cerrado y con correlato en la realidad conocida por Lorca en su infancia. El escenario varía en cada acto: una habitación en el primero, otra en el segundo y un patio interior en el tercero. Es un mundo del luto, del silencio, de la ocultación.

EL MUNDO EXTERIOR. Se opone totalmente al interior de la casa:

  • Del exterior proceden los elementos que perturban el inmovilismo de la casa: los ruidos que señalan la actividad de los hombres, auténticos catalizadores de las emociones de las niñas, como los silbidos y los toses de Pepe, el jaleo que se produce en el pueblo cuando linchan a la hija de la Librada. Del exterior llegan ecos de un erotismo desatado donde los hombres ejercen su dominio y disfrutan de su libertad.
  • El pueblo en su conjunto es una cárcel donde la menor rebelión es castigada colectivamente con brutalidad. Por todas partes se espía, se critica y se murmura. Las hijas saben que la salida de la casa tampoco resolvería la situación, la única solución es el matrimonio. El pueblo es considerado como un mal pueblo por tener pozos en vez de un río. En este caso el río simboliza la fuerza vital, el erotismo, mientras que el pozo simboliza la muerte.

EL ESPACIO INTERIOR. Hay alusiones a una serie de lugares ausentes física o visualmente:

  • El corral convertido en el auténtico ámbito del deseo, es allí donde se producirán los encuentros entre la criada y Antonio Benavides, donde se suelta al excitado caballo garañón para que se calme y donde Adela se encuentra en la paja con Pepe.
  • Las habitaciones de las hermanas: territorios de las oscuridades del deseo y de la frustración. Ni siquiera hay libertad o privacidad; Adela dice a este respecto que “desearía ser invisible”.
  • La sala de estar es como la plaza del pueblo, y las habitaciones de las hijas son como las casas familiares frente al pueblo: las hijas se espían, oyen detrás de las puertas, se convierten en vecinas de sus propias hermanas.
  • Las puertas y ventanas: fuente a la vez de esperanza y de frustración, deberían facilitar el contacto con el exterior pero niegan la huida. Bernarda no permite a sus hijas que miren por la ventana. Las ventanas tienen rejas que dificultan el contacto físico entre los novios.

LENGUA, REALIDAD Y SIMBOLOGÍA

En sintonía con la intención de Lorca de dotar a su drama rural de un marcado carácter realista, hay un predominio del lenguaje coloquial pero con matices poéticos y simbólicos. Se entreveran, por tanto, insultos, maldiciones y amenazas, vulgarismos puestos en boca de la Poncia y la Criada como reflejo de su baja condición social, ejemplos de habla rural campesina o uso de refranes, frases hechas y dichos populares. Los parlamentos son cortos, las réplicas y contrarréplicas secas y cortantes, las afirmaciones tajantes, en especial las de Bernarda, personaje que aborrece las dudas.

Sin embargo, todo está contemplado desde una dimensión simbólica:

  • La exageración en la descripción de los caracteres.
  • La acentuada diferencia de edad entre Angustias y Pepe el Romano.
  • La proliferación de metáforas e imágenes en la habla de los personajes.
  • La estructuración de la obra en un doble plano: real (representado) e imaginado (no visible y simbólico).

Incluso en el Acto III se introducen elementos mágicos, fantásticos o poéticos, como la noche estrellada, la persecución misteriosa en la semioscuridad, a través del patio entre Adela, Martirio y María Josefa, o la plasticidad de la imagen de la anciana con la oveja en sus brazos.

Especialmente notable es la simbología de los colores, como el verde favorito de Adela (vestido, abanico) pero odiado por Bernarda, o el muy revelador contrapunto entre el blanco y el negro:

Blanco: las paredes de la casa son blancas, pero pierden intensidad según avanza la obra, las sábanas que cosen y bordan son blancas, los encajes para la boda son blancos, las enaguas (Criada y Adela) son blancas, el caballo semental es blanco, las estrellas son blancas.

Negro: los trajes de luto y los abanicos son negros, la noche es oscura y negra, Martirio y Bernarda aparecen con mantón negro sobre las espaldas.

En cuanto al resto, los más habituales y su equivalencia en la obra lorquiana son:

  • Caballo - Pasión sexual, deseo amoroso, instinto.
  • Oveja - Imagen del niño, de la fertilidad y de sacrificio.
  • El perro - Simboliza la sumisión, la animalización.
  • Árbol - La fuerza y la virilidad.
  • Flores - Amor, relación sexual, pasión.
  • La luna - El erotismo y la muerte.
  • Sol - Vida, alegría.
  • Agua - Río = vida y erotismo / Pozo = muerte.
  • El blanco - Alegría, la vida, el amor y la libertad.
  • El negro - La tristeza, el odio, la represión y la muerte.
  • Color verde - Rebeldía, muerte.

LA NOVELA EXPERIMENTAL (DÉCADA DE LOS 60)

La nueva década supuso la vuelta de la necesidad de experimentación, pues las fórmulas del realismo social se percibían agotadas. Esta nueva actitud creadora estaba influida por la renovación de la literatura del boom hispanoamericano, así como por la narrativa de escritores europeos y estadounidenses como Franz Kafka, Proust, Joyce o Faulkner. Los temas tratados son el tiempo y la identidad, que reconstruyen la memoria del narrador a través de momentos como la infancia, la adolescencia y la guerra. La intención crítica se manifiesta de manera más humorística, irónica, onírica o irracional, por lo que se emplean técnicas narrativas nuevas y más complejas:

  • Cronología desordenada.
  • Fragmentación.
  • Protagonista individual.
  • Punto de vista múltiple.
  • Estilo indirecto libre y monólogo interior.

'Tiempo de silencio', de Luis Martín Santos, publicada en 1961, es paradigmática de este periodo experimental y se erige como crítica de la realidad española y del ambiente de miseria moral en el que viven las clases sociales, desde la alta burguesía hasta el lumpen. En esta línea de renovación se hallan Señas de identidad de Juan Goytisolo, Retailas, de Carmen Martín Gaite o La saga/fuga de J.B. de Torrente Ballester.

POESÍA G.27

ETAPAS

Suelen resumirse en 3, pero no todos los poetas las cumplen en el mismo tiempo y medida:

1. Primera etapa: hasta 1927, aproximadamente

  • Fuerte influencia de Bécquer, junto a restos del Modernismo y de algunas vanguardias.
  • Juan R. Jiménez los orienta hacia la poesía pura: se les tildó de “herméticos” y de “deshumanizados”, en sintonía con Ortega y Gasset.
  • De ahí la influencia clasicista en Alberti, Cernuda (égloga, elegía y oda) y J. Guillén (Cántico), y de todos por Góngora: su homenaje en el tercer centenario de su muerte da nombre al grupo.
  • Influjo clave fue el de la lírica popular en Lorca (Cante Jondo, Romancero Gitano) y Alberti.

2. Segunda etapa: de 1927 a la Guerra Civil

  • Se inicia el proceso de rehumanización con la irrupción del Surrealismo y, con él, los más hondos sentimientos: amor, el ansia de plenitud, las frustraciones, inquietudes sociales... como en Poeta en Nueva York (Lorca) o Sobre los ángeles (Alberti).
  • La caída de la Dictadura y de la Monarquía, la República, han traído nuevas inquietudes sociales y políticas: todos se mostrarían partidarios de la República al estallar la Guerra.

3. Tercera etapa: después de la Guerra

Pasa la Guerra Civil. Lorca es asesinado en 1936; los demás –salvo Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego– parten a un largo exilio. El grupo se ha dispersado.

  • En el exilio, Guillén iniciará con Clamor (1950) un nuevo ciclo poético, atento al dolor humano. Hay imprecaciones contra los vencedores y la nostalgia por la patria perdida (Cernuda).
  • En España, la poesía deriva hacia un humanismo angustiado, existencial, cuya muestra más intensa son Hijos de la ira de Dámaso Alonso, de 1944.

AUTORES Y OBRAS REPRESENTATIVAS

1. Vicente Aleixandre

Sevillano, tras la Guerra fue el referente de los poetas más jóvenes y recibió el Nobel (1977). De su obra, en 3 etapas, destaca la surrealista con La destrucción o el amor.

2. Rafael Alberti

Gaditano. Su obra destacó por su militancia comunista que lo obligó a exiliarse hasta 1977. Marinero en tierra aúna la métrica popular con formas clásicas y metáforas vanguardistas. Sobre los ángeles, texto surrealista, expresa una visión del mundo como caos que genera fracaso y desconcierto, opuesto a la inocencia de la niñez.

3. Luis Cernuda

Alumno de Pedro Salinas, fue profesor en el extranjero antes de la guerra. Su apoyo a la República le obligó a abandonar España para vivir en Gran Bretaña, EE.UU. y México, donde murió. La realidad y el deseo engloba su obra completa, que comprende sus 3 etapas vitales:

  • Etapa sevillana: hasta 1928. En Perfil del aire y Égloga, elegía y oda, ya se manifiesta el tema clave en su obra: la imposibilidad de sus anhelos (amor) ante una realidad que rechaza la homosexualidad.
  • Etapa madrileña: se añaden técnicas de vanguardia, fundamentales Los placeres prohibidos y Donde habite el olvido, de fuerte tono romántico (Bécquer).
  • Etapa del exilio (1938-1963): medita sobre la guerra, el exilio y la ausencia desde una experiencia marcada por la desilusión y la nostalgia (Desolación de la quimera).

4. F. García Lorca

Tenía una gran imaginación y talento, en la Residencia de Estudiantes conoció a J. R. Jiménez, Dalí, Buñuel, Falla y a sus compañeros del 27. Fue fusilado al comienzo de la Guerra Civil (18.VIII.1936). Dos etapas abarcan su obra lírica:

  • 1921-1928: En Libro de poemas ya aparecen sus temas principales, el misterio y el amor frustrado. En Poema del cante jondo, la Andalucía rural del amor y la muerte, y en Romancero gitano el amor, la libertad y el misterio están simbólicamente representados por la etnia gitana.
  • 1929-1936: En Poeta en Nueva York afloran la deshumanización y el materialismo que rigen la sociedad capitalista mediante técnicas surrealistas; en Diván del Tamarit y Sonetos del amor oscuro, el amor imposible debido al rechazo de la sociedad hacia la homosexualidad.

Otros autores muy relevantes fueron Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, y recientemente, se está reivindicando a autores olvidados por la crítica como las autoras asociadas al grupo: María Zambrano, María Teresa León o Margarita Gil Roësset.

LA POESÍA DESDE 1939 A LOS AÑOS 70

1. La poesía testimonial (los años 40)

En esta década la literatura, al servicio de los vencedores, permanece sometida a una doble censura gubernativa y eclesiástica: el férreo control sobre ediciones y traducciones provocará cierto empobrecimiento intelectual. Por ello prevalecerá la continuidad de lo tradicional, con una vuelta al realismo de carácter testimonial y existencial con referencias a la guerra y posguerra.

1.1. Miguel Hernández (1910-1942)

Es quien mejor ilustra la evolución desde fórmulas tradicionales hacia el compromiso político. Clasificado como “epígono del 27” o de la “Generación del 36”, un tono sombrío late en el póstumo Cancionero y romancero de ausencias, conmovedor conjunto de poemas de inspiración popular sobre la cárcel y la angustia por el destino de su esposa y de su hijo.

1.2. La poesía del destierro

Su mayor preocupación fue España, la “patria perdida”. De los sentimientos más primarios -rabia, dolor, odio a los vencedores-, se pasa a la añoranza de la tierra, el deseo de volver a verla, los recuerdos dulces o amargos, alcanzando un tono exaltado y creando un clima de serenidad.

1.3. La inmediata posguerra

Los poetas que siguen en España se orientan por diversos caminos que Dámaso Alonso redujo a 2: una poesía arraigada (a favor del régimen) y una poesía desarraigada:

  • Poesía arraigada. El Grupo de Escorial, revista de Falange (1940), acogió a poetas como Luis Rosales, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo, todos en sintonía con la idea imperial épica de España que difunden los vencedores. Los Garcilasistas daban voz al grupo “juventud creadora”, que utilizaba la métrica garcilasiana para plasmar una visión del mundo optimista, alejada de la triste realidad de esos años (contra ella adoptó una postura beligerante la revista Espadaña, dirigida por V. Cremer). Luis Rosales se aleja de los cauces de ese lirismo clásico, La casa encendida, obra clave, la forman poemas en largos versículos y con un lenguaje poético muy original.
  • Poesía desarraigada. Opuesta a la anterior, arrebatada y de tono trágico, se enfrenta con un mundo caótico invadido por el sufrimiento y la angustia. La religiosidad adopta un tono de desesperanza y duda, que invoca a Dios sobre el misterio del dolor humano. Hijos de la ira de Dámaso Alonso -el libro más importante de la década-, es fruto de la angustia y de la rabia ante la injusticia y el horror de la vida. Vicente Aleixandre publica en 1944 Sombra del Paraíso, donde el mundo resulta un posible paraíso que el hombre se ha empeñado en destruir.
  • Otras tendencias. Un tipo de poesía diferente encarna el Postismo (abreviatura de Postsurrealismo), que enlaza con la poesía de vanguardia, pretende ser un surrealismo ibérico; o los del Grupo Cántico, que cobijó una poesía marginada y entroncada con el Modernismo y el 27.

2. La poesía social de los años 50

Hacia 1950 cobra auge la llamada poesía social. Quiere cambiar la sociedad denunciando las desigualdades sociales o la falta de libertades políticas: es un instrumento para transformar el mundo (Gabriel Celaya). El “tema” es la base sobre la que se construye el poema: España y la guerra civil serán el punto de referencia. El destinatario es “la inmensa mayoría” por lo que la poesía debe dirigirse al mayor número de gente posible, de ahí el uso de un lenguaje directo, coloquial. Los principales poetas son:

2.1. Gabriel Celaya (1911-1991)

Después de una etapa surrealista se aproxima al existencialismo, pero pronto se decantará por la lírica social, reflejada fundamentalmente en su libro Cantos íberos.

2.2. Blas de Otero (1916-1979)

Parte del existencialismo cristiano de Cántico espiritual, pero, a partir de 1958, cuando publica Ángel fieramente humano, la religiosidad incorpora un componente de protesta que lo hace un libro desarraigado. El contenido crítico se acentúa en Pido la paz y la palabra.

2.3. José Hierro (1922-2002)

Se inició en la lírica existencial. En 1952 propondrá una poesía realista aunque en él domina más lo individual. Su Libro de las alucinaciones es un anuncio del mundo “novísimo”.

3. Poesía de conocimiento: La promoción del 60

Mediante los 50 surge un nuevo grupo de poetas que, sin renunciar al compromiso, elevan la calidad artística de la poesía. Hay en ellos una preocupación fundamental por el hombre, pero huyen de todo tratamiento patético: un cierto escepticismo los aleja de la poesía social. Su temática se caracteriza por la evocación nostálgica de la infancia y lo familiar, el amor y la amistad, el tiempo, el aislamiento y la soledad. Su estilo se caracteriza por el rechazo de la poesía desarraigada (patetismo, prosaísmo) y la exigente labor de depuración y de concentración de la palabra, en la búsqueda de un lenguaje personal y de un interés por los valores estéticos y las posibilidades del lenguaje. Los principales representantes son:

  • Ángel González (1925-2008): Tratado de urbanismo.
  • Jaime Gil de Biedma (1929-1990): Moralidades, Poemas póstumos.
  • Claudio Rodríguez (1934-1999): Salmos al viento.
  • José Ángel Valente (1929-2000): La memoria y los signos.

EL TEATRO DESDE 1939 HASTA NUESTROS DÍAS

El impacto de la guerra civil sobre el teatro fue tremendo. A la muerte y exilio de autores, directores y actores, habría que añadir la censura, más perjudicial para el teatro que para otros géneros literarios.

1. El teatro en los años 40: Drama burgués y teatro de humor.

El teatro de este periodo es muy poco interesante. En él sobresalen 2 modalidades:

1.1. El drama burgués o alta comedia:

Continuación de la línea dramática iniciada antes de la guerra por Benavente y sus seguidores. En él destacan José María Pemán (Cayado como muertos) y Juan Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?), con un teatro costumbrista con la clase burguesa como protagonista, que se convierte en objeto de crítica. Divertido, superficial, su único propósito es entretener al público, con la infidelidad como eje central y los consiguientes problemas morales o de conciencia.

1.2. El teatro de humor:

Las situaciones inverosímiles y los diálogos poco lógicos son los rasgos de una comedia en la que se entrevén ciertas dosis de amargura. No es solo pura diversión, es también crítica a la sociedad española:

  • Enrique Jardiel Poncela (1901-1952): autor importante en la renovación del teatro por medio del humor, aunque estrena antes de la guerra, después de ella sigue ofreciendo algún título interesante: Eloísa está debajo de un almendro (1940); Los ladrones somos gente honrada (1941).
  • Miguel Miura (1905-1977): solo estrenó con regularidad a partir de la década de los 50. En 1932 escribió Tres sombreros de copa y la estrenó 20 años después. El tema de la libertad alcanzada y perdida aparece en ¡Sublime decisión!, Mi adorado don Juan y La bella Dorotea. A partir de los 50, en su obra se imponen la sátira y el humor, como en El caso de la señora estupenda.

2. El teatro realista de protesta y denuncia

Buero Vallejo y Alfonso Sastre, movidos por su instinto de rebelión, muestran su disconformidad con el sistema vigente de manera distinta: política, en el caso de Sastre, y social, en el caso de Buero Vallejo.

2.1. Antonio Buero Vallejo (1916-2000)

Su producción trata los temas humanos más universales, de tipo existencial y social. Refleja los deseos de los hombres y sus frustraciones, los obstáculos que los gobernantes, la sociedad o la existencia misma les ponen para impedir su realización plena, y lo traslada a sus argumentos para provocar en el espectador una reflexión y una reacción, por ello adopta la tragedia, para que él mismo se conmueva ante lo representado. En algunos momentos hace partícipe al espectador de lo que ve en escena (“efectos de inmersión”), por ello el espacio escénico está descrito con minuciosidad en las acotaciones. Sin embargo, su teatro enseña los problemas, pero no ofrece soluciones.

La crítica ha clasificado su obra en 3 grupos:

  • Dramas de indagación del ser humano envuelto en conflictos sociales o de crítica social: Historia de una escalera, Hoy es fiesta, El tragaluz...
  • Dramas históricos, que presentan argumentos alejados en el tiempo, pero que sirven como modelo de hechos o conductas actuales: Un soñador para un pueblo; Las Meninas; El sueño de la razón.
  • Dramas simbolistas, cuyas limitaciones físicas simbolizan las limitaciones humanas para enfrentarse abiertamente a la realidad: En la ardiente oscuridad; El concierto de San Ovidio.

2.2. Alfonso Sastre (1926- )

Adopta diversas maneras dentro de su constante compromiso con la historia: el enfoque metafísico de Cargamento de sueños; la denuncia del militarismo en Escuadra hacia la muerte; de la tiranía en La mordaza o la llamada a la revolución en El pan para todos.

3. Nuevas formas de expresión dramática: El teatro vanguardista.

Avanzados los sesenta, surge una renovación caracterizada por un acercamiento al teatro extranjero y sus corrientes renovadoras: el teatro épico de Bertolt Brecht, el teatro del absurdo... Las experiencias más interesantes surgen de los “grupos de teatro independiente”, cuya actividad renovadora se desarrolla al margen de los circuitos establecidos. Sus características son:

  • La creación colectiva de la obra.
  • Teatralismo: el texto es apoyo del espectáculo, no viceversa.
  • El mantenimiento de enfoques críticos que no se limitan a lo político y lo social.
  • La ruptura de las convenciones escénicas de espacio y tiempo.

Los grupos más destacados fueron Els Joglars de Albert Boadella, Tabano, Los Goliardos y El Teatro Experimental Independiente (TEI). Otros autores son José Ruibal (La ciencia del birlibirloque), Francisco Nieva (Es bueno no tener cabeza) y Fernando Arrabal (1932-) (El triciclo, Pic-nic, El cementerio de automóviles).

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