Teatro en el Siglo XX: Panorama General

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1. Panorama general

1er tercio S. XX: 2 grandes tendencias - teatro comercial y teatro innovador.

  1. Teatro comercial. Creado para satisfacer las expectativas y gustos del público burgués siguiendo las formas estéticas tradicionales (económico).

3 géneros: teatro poético, teatro cómico y comedia burguesa.

1.1 Teatro poético

Puro tradicionalismo. En la primera década del S.XX surge un teatro poético escrito en verso y de carácter antirrealista en oposición al teatro realista-naturalista. Guarda cierta relación con el Modernismo, aunque solo en sus inicios. Posteriormente influenciado por el drama romántico del siglo anterior, aunque con menor patetismo y alardes retóricos.

Ampara nuestro pasado ensalzando las gestas de heroicos personajes - ensalza los valores supremos de la raza española (nobleza, patriotismo, caballerosidad, espíritu de sacrificio, fidelidad) = teatro de evasión y apologético, con gran uso de la forma pero superficial y vacío, ya que no alude críticamente la compleja realidad social, política y económica de aquellos años.

Figuras representativas: Eduardo Marquina: Las hijas del Cid, Doña María la Brava, En Flandes se puso el sol.

Francisco Villaespesa: El alcázar de las perlas, El rey Galaor y Doña María de Padiya.

1.2 Teatro cómico

Compuesto por el sainete de Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero, la tragicomedia de Arniches y el astracán de Pedro Muñoz Seca.

SAINETE. Pieza breve que busca ofrecernos una imagen amable, simpática y estereotipada de la sociedad, sin intención crítica, por lo tanto, superficial. 3 elementos: Personajes esquemáticos, sin profundidad psicológica. Acción sin conflictos, pone en escena las contrariedades de la vida cotidiana. Diálogos de carácter jocoso, parodian el lenguaje de ciertas regiones (principalmente Madrid y Andalucía).

Autores representativos: Carlos Arniches. El santo de las Isidra, La fiesta de San Antón, ambas de 1898.

TRAGICOMEDIA GROTESCA. Aquí la comicidad surge de situaciones dramáticas y personajes ridículos que producen risa y lástima a la vez. Todo ello conlleva una denuncia a las lacras de la sociedad (señoritismo ocioso, caciquismo, hipocresía, ausencia de valores morales y la atonía espiritual de la juventud) que encierra en el fondo una actitud moralizadora.

Obra más representativa: La señorita de Trevélez de Carlos Arniches, se centra en la cruel broma de unos señoritos provincianos quienes le hacen creer a Flora de Trevélez, una ingenua y poco agraciada soltera, que un joven se ha enamorado de ella.

Otras obras de Arniches: ¡Que viene mi marido!, Los caciques y Es mi hombre.

ASTRACÁN. Creado por el dramaturgo gaditano Pedro Muñoz Seca, Son obras cómicas descabelladas que buscan provocar la carcajada recurriendo al chiste fácil, retruécanos y otros juegos de palabras.

Obras más destacadas de Pedro Muñoz Seca. La venganza de don Mendo, y Los extremeños se tocan.

1.3 Comedia burguesa

Nuevo teatro realista. Expone los comportamientos y costumbres burguesas a través de personajes refinados y cultos que dialogan sin parar con soltura, agudeza y elegancia. El dramaturgo censura los vicios de la clase dominante como la importancia de las apariencias, el “qué dirán”, los prejuicios y convencionalismos sociales, la hipocresía y falsedad, el inmovilismo y mojigatería, el materialismo y el egoísmo. El tono crítico mantiene unos límites usando una fina ironía y mordacidad, sin cuestionar la base ideológica del sistema, así los remedios para las leves afecciones serán el espíritu de sacrificio y el amor.

Figura más destacada: Jacinto Benavente. En sus comienzos participa de la renovación modernista al superar el tono declamatorio y grandilocuente de la tradición melodramática del siglo XIX con un lenguaje culto e ingenioso. Se aprecia en El nido ajeno, en la que denuncia la opresión de la mujer casada en la sociedad de la época. Ya que no fue bien acogida empezó a atemperar el acento de sus críticas, lo que modera el tono de mesura y el buen gusto del manejo del idioma de sus siguientes creaciones.

Obra maestra: Los intereses creados, farsa con personajes extraídos de la comedia del arte italiana, así como la pareja formada por el amo idealista y el criado pícaro y gracioso de nuestro teatro clásico. Nos muestran que nuestra sociedad funciona sobre una red de intereses materiales.

Género drama rural pertenece Señora Ama, y La Malquerida, ambas ambientadas en un mundo campesino con formas arcaicas y pasiones irrefrenables.

  1. Teatro innovador. Pretende explorar nuevas fórmulas dramáticas tanto en lo técnico como en lo ideológico siguiendo las corrientes de Europa al margen del interés económico. Podemos encontrar los dramas esquemáticos de Miguel de Unamuno y el teatro antirrealista de Azorín en la Generación del 98. Fuera de ella encontramos los experimentos vanguardistas de Jacinto Grau y Gómez de la Serna. Pero los Mayores exponentes son Valle-Inclán con el esperpento y al poeta Federico García Lorca poniendo al desnudo desde la máxima depuración expresiva.

2.1 El teatro de la Generación del 98. Miguel de Unamuno. Fracasa como dramaturgo debido a no acceder a las tres demandas fundamentales: el público, a quienes le extrañaban la forma y el contenido de su teatro; los empresarios, quienes no arriesgaban su dinero y los actores y actrices quienes exigían papeles a su medida, pero Unamuno entendía el teatro como poesía dramática, comprendida como desnudez lo que le hace prescindir de ornamentación escénica y de aquellos elementos no considerados esenciales.

Por esta depuración se crean dramas esquemáticos: se reduce la intriga; los diálogos son muy densos; los personajes no dialogan, monologan; y es un teatro de ideas: sus componentes intelectuales no desencadenan acción. Obras más destacadas: Fedra, El otro y El hermano Juan o el mundo es teatro.

José Martínez Ruiz, Azorín.

Se aleja de la estética naturalista. Aboga por un teatro antirrealista que incorpora el mundo interior: lo subconsciente y lo maravilloso. El esquema dramático se asienta entre dos principios o valores: la tradición y el progreso (Old Spain), el deseo y la realidad (Brandy, mucho Brandy), o la ficción y la realidad (Comedia del arte). Estas dualidades no generan conflictos ya que se complementan. En la trilogía de Lo invisible, se aborda el misterio de la muerte como premonición (La arañita en el espejo), como amenaza aterradora (El segador) o como ese instante último donde el hombre en soledad absoluta abandona el mundo de los vivos entre la rebeldía y la aceptación serena del fatal destino (Doctor Death, de 3 a 5). En Angelita trata la obsesión por el tiempo, tema recurrente en su producción literaria.

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