El teatro español de posguerra: de la censura al experimentalismo
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El teatro de los primeros años de la posguerra fue bastante pobre, sobre todo si lo comparamos con el anterior a la guerra, que cuenta con dramaturgos de la talla de Valle Inclán, muerto en 1936, y García Lorca, asesinado en el mismo año. Por otro lado, los escritores que se habían ido al exilio, como Pedro Salinas, Max Aub o Rafael Alberti, desarrollaron su obra teatral fuera de España. La censura, el aislamiento cultural y la falta de medios económicos de los empresarios teatrales explican esos primeros años de pobreza creativa y de falta de representación. En esta tendencia destacan: la comedia burguesa de entretenimiento y el teatro humorístico.
DÉCADA DE LOS AÑOS 40
La comedia burguesa o alta comedia, seguía la línea del teatro de Jacinto Benavente. Los temas centrales de estas obras eran: la defensa de la familia, el hogar, la exaltación histórica nacionalista y el decoro en las costumbres. Su finalidad era entretener al público, aunque de forma seria, moralizar, y transmitir la ideología dominante del franquismo. Los autores tenían preocupación por la obra “bien hecha”, con un diálogo cuidado y elegante. Los autores destacados son José Mº Pemán (“Los 3 etcéteras de don Simón”) y Joaquín Calvo Sotelo (“La ciudad de Dios”).
El teatro de humor presentaba temas que burlaban la censura como la locura cómica, el misterio o la ridiculización de la burguesía. Su humor inteligente a menudo escondía una visión amarga y escéptica de la realidad. Los autores más importantes fueron Enrique Jardiel Poncela (“Cuatro corazones con freno y marcha atrás”) y Miguel Mihura (“Tres sombreros de copa”). Su humor está basado en la dislocación del lenguaje y en la presentación de situaciones que rozan el absurdo, pero encierran una gran carga crítica.
DÉCADA DE LOS AÑOS 50
En dicha década aparece una corriente existencial que evoluciona hacia el teatro del realismo social. Los temas son la preocupación social, la profundización en el drama del ser humano, la denuncia política del franquismo y el deseo de libertad. Este teatro pretendía hacer reflexionar al público sobre los problemas de la existencia. Sobre todo se trata de un teatro de compromiso ético que muestra la actitud inconformista de los nuevos escritores. Los autores principales son:
- Antonio Buero Vallejo, con un teatro de testimonio y compromiso, su temática gira en torno al anhelo de realización humana en un doble plano: existencial y social. (“Historia de una escalera”, en ella presenta los problemas y aspiraciones del pueblo bajo a través de 3 generaciones de varias familias de vecinos, que tratarán inútilmente de superar sus propias limitaciones y salir de la pobreza tanto espiritual como real en la que están sumidos.
- Alfonso Sastre, cuyo teatro, de denuncia y protesta, se caracteriza por un fuerte contenido político. (“Escuadra hacia la muerte”, alegato contra la guerra, protagonizada por 6 hombres que luchan en un país inconcreto, abocados por la muerte).
DÉCADA DE LOS AÑOS 60
Sobresalen dos tendencias:
- La evolución del realismo social, que mantenía los temas de crítica y denuncia, aunque con una visión más alegórica y simbólica. Pretendía ser una alternativa comprometida e innovadora, pero tuvieron muchas dificultades, pues la censura seguía totalmente vigente. Sus temas centrales son la denuncia de la injusticia, la explotación y las condiciones de vida de las clases populares. Los protagonistas son víctimas que acaban derrotados por el entorno social. Dentro de esta tendencia destaca Lauro Olmo con “La camisa”, José Martín Recuerda “Las salvajes en Puente San Gil” y Antonio Gala “Los verdes campos del Edén”.
- El teatro vanguardista, nacido en los 60 y continuado en los 70. Temas: humor, surrealismo, religión, política (POV crítica), sexualidad, “España negra”, muerte. Su finalidad era la de buscar un teatro muy impactante para el espectador a través de puestas en escena espectaculares y costosas, envolver al público en un ambiente sensorial y reflexivo al mismo tiempo. Autores: Francisco Nieva, creador del teatro furioso, y Fernando Arrabal, creador del teatro pánico.
DÉCADA DE LOS AÑOS 70
Dominada por un teatro independiente de carácter vanguardista y experimental, cuya finalidad era la búsqueda del espectáculo total. No solo se empleaba la palabra sino el gesto, la acrobacia, el ruido, la música. Este teatro no solo se realizaba en espacios teatrales, también en la calle, es el llamado teatro-espectáculo.
DÉCADA DE LOS AÑOS 80 Y 90
A partir de los años 80 se afianza el teatro de autor y se abandonan las formas extremas del experimentalismo, pero sigue vigente el teatro-espectáculo. Los rasgos más característicos de este teatro son: una extraordinaria vitalidad creadora unida a la creciente difusión exterior de la obra de nuestros escritores, mayor presencia de autores y obras de las otras lenguas del estado, la protección de la administración pública y el paso al cine de obras teatrales con gran éxito.
Las tendencias más destacadas son:
- El teatro de tipo tradicional (Fernando Fernán Gómez “Las bicicletas son para el verano”, donde recrea la vida cotidiana de una familia de clase media en el Madrid de la Guerra Civil. José Sanchís Sinisterra “¡Ay Carmela!”, protagonizada por una pareja de artistas de teatro republicanos, que llega a un pueblo conquistado por los nacionalistas, el hombre se somete y ella mantiene sus ideales, lo que conducirá a un final trágico.
- El teatro farsa suele plantear temas conflictivos como el paro, las drogas o la violencia. Sobresale José Luis Alonso de Santos (“Bajarse al moro”, con unos diálogos que recogen el habla juvenil de la época.
- El teatro de autor, vuelta a los recursos tradicionales del teatro pero con tono intelectual y temática moderna, destaca Juan Mayorga (“Siete hombres buenos”).