Teatro español de posguerra: 1940-1970
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Teatro español de posguerra (1940-1970)
El teatro de los años 40-50
Además del teatro escrito en España durante este periodo, debemos mencionar a muchos autores ya reconocidos en los años treinta que, al finalizar la guerra, marcharon al exilio y siguieron representando en sus países de acogida; es el caso de Rafael Alberti, Max Aub o Alejandro Casona, entre otros. En España, las circunstancias de miseria, aislamiento y censura pesan especialmente en el teatro. Faltan referentes, ya sea por muerte (Lorca), decadencia (Benavente) o por el exilio. Sin embargo, surgen los Teatros Nacionales y Universitarios, la vida teatral se concentra en Madrid y Barcelona y, unido a todo esto, el cine resta numerosos espectadores al teatro.
Durante los cuarenta y cincuenta existen dos corrientes principales: el teatro burgués y el humorístico, hasta la tardía aparición del teatro inconformista y existencial:
Teatro burgués
Destinado a un público acomodado, presenta conflictos de la clase media o alta con cierta intriga e ingenio, una suave crítica y una cuidada técnica. Sus temas son de tipo amoroso, conyugal o familiar, y defiende los valores tradicionales, con frecuentes alusiones a la Guerra Civil, mostrando desprecio hacia el vencido. Se distinguen:
Comedia de evasión: Intrascendente, siempre con final feliz y tranquilizador. Una variante son las comedias de ensueño que presentan un mundo poético alentado por la locura o la fantasía.
Drama ideológico o de tesis: Los de tipo histórico asocian el heroísmo de los vencedores con el imperio español.
Teatro humorístico: Es un teatro de una comicidad intelectual cercano a lo absurdo. Su obra más representativa es "Tres sombreros de copa" de Miguel Mihura, obra escrita en 1932 pero incomprendida en un primer momento (no se representó hasta el 52). Trata sobre un joven que pasa la víspera de su boda en un hotel donde coincide con una compañía de artistas de variedades; por un momento parece surgir un flechazo entre él y una bailarina, pero al llegar el día se da cuenta de que no ha sido más que una ensoñación pasajera. Después de la guerra, Mihura suavizó el absurdo y la crítica y alcanzó el éxito. Otra figura del teatro de humor es Jardiel Ponceda, cuya obra se denomina "teatro de lo inverosímil", ya que la comicidad nace de situaciones ilógicas y disparatadas. Juega con temas variados: amor, ultratumba...
Teatro inconformista y existencial
Es un reflejo del malestar del momento, con ambientes realistas y personajes humildes que pronto derivará hacia el compromiso social. Sus representantes son Buero Vallejo y Alfonso Sastre.
Buero Vallejo: Su primera etapa se caracteriza por un realismo matizado por el uso de símbolos. En su obra "Historia de una escalera" muestra ya su peculiar concepto de tragedia, en la que para los personajes siempre hay un margen de libertad y, por tanto, de esperanza. En "La ardiente oscuridad" muestra uno de sus temas constantes: la minusvalía y, en general, la actitud del hombre ante sus limitaciones.
Alfonso Sastre: Intenta plantear una alternativa al teatro comercial mediante la creación de grupos teatrales. Una de sus obras más representativas es "Escuadra hacia la muerte", prohibida en su tercera representación. Cuenta la historia de cuatro soldados que asesinan al cabo que los dirigía a una misión suicida y un quinto queda al margen; cada uno asume a su manera una situación límite. Posteriormente, sus obras irán entrando en la denuncia social y el compromiso político a través de la presencia explícita de situaciones violentas.
Teatro desde 1960
Hasta los sesenta no podemos hablar propiamente de un teatro de denuncia. Paralelamente, continúan la comedia burguesa y el teatro de Buero.
Años sesenta: teatro de protesta y denuncia
Comedia burguesa: Sigue en su línea: intriga y diálogos ingeniosos con un final feliz, suave crítica e ideología conservadora. Surgen algunos autores como Alfonso Paso que cultivarán un humor más grueso y picante.
Segunda etapa de Buero Vallejo: Sigue fiel a su enfoque ético de la tragedia como medio para inquietar, plantear interrogantes... Intenta impulsar a la superación individual. Predominan las cuestiones sociales, situadas casi siempre en el pasado, para eludir mejor la censura. En cuanto a la técnica, pasa de la construcción cerrada a la abierta: escenario múltiple, secuencias con rupturas temporales; además, utiliza recursos de inmersión. Entre sus títulos destacamos "El tragaluz", donde dos científicos del futuro nos invitan a asistir al drama de una familia marcada por la separación de uno de sus hijos al terminar la Guerra Civil.