El Teatro Español desde 1940: Entre la Posguerra y la Modernidad

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La Posguerra (1940-1960)

El teatro fue el género más afectado por la Guerra Civil. Tras la muerte de grandes renovadores como Valle-Inclán y Lorca, la posguerra impuso mayores restricciones que en otros géneros. Con la llegada de la democracia, se estrenaron obras de todo tipo, siguiendo dos tendencias principales: el neorrealismo y la neovanguardia.

El Exilio y la Censura

Los escritores en el exilio no pudieron ver sus obras representadas en España hasta finales de los años 60. En los años 40, su teatro presentaba tintes poéticos, a menudo con elementos grotescos.

Teatro Conservador y de Evasión

Hasta los años 50, predominó un teatro conservador con el objetivo de entretener y moralizar. Se cultivó la alta comedia benaventina, el sainete costumbrista y el drama burgués. La crítica de las costumbres era superficial, evitando incomodar al espectador. Si se abordaban temas escabrosos, se hacía desde una perspectiva externa. Por ejemplo, José María Pemán trató temas como el adulterio o la discriminación, mientras que Joaquín Calvo Sotelo reflejó, sin criticar, los abusos de poder y el catolicismo superficial. En esta línea se encuentran autores del teatro de evasión, de la felicidad o del amor, que en los años 50 buscaban compensar las limitaciones y amarguras de la realidad, como Edgar Neville, José López Rubio, Víctor Ruiz Iriarte y Agustín de Foxá.

Innovaciones dentro del Conservadurismo

Jardiel Poncela representó cierta innovación con su teatro del humor, sin acidez y bienpensante, aunque su teatro de lo inverosímil fue muy criticado. En sus obras, siempre hay criados fieles a sus señores, impasibles ante lo absurdo, que encarnan el sentido común. Por otro lado, Miguel Mihura escribió Tres sombreros de copa en 1932, pero su estreno se retrasó veinte años. De no ser así, habría sido considerado un revolucionario del teatro europeo, concretamente del teatro del absurdo.

El Teatro Social y el Realismo (1950-1970)

Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre intentaron remover conciencias a través del teatro. Buero, menos fatalista y más posibilista que Sastre (de corte más existencialista), cultivó un realismo simbólico, frente al realismo social de Sastre. Este último fundó, junto con José María de Quinto, el Grupo de Teatro Realista, un teatro de rebelión con más expectativas que éxito. Con él, se abrió la vía al teatro realista de los años 60, con autores como Lauro Olmo, José María Rodríguez Méndez, José Martín Recuerda, Ricardo Rodríguez Buded y Carlos Muñiz.

El Nuevo Teatro y la Vanguardia (1960-1980)

A finales de los años 60, se desarrolló el "Nuevo Teatro", de carácter vanguardista y experimental, con dos tendencias:

  • Simbólica: José Ruibal, Miguel Romero Esteo, Manuel Martínez Mediero.
  • Experimental: Buero Vallejo, Francisco Nieva y Fernando Arrabal.

Buero Vallejo incorporó el efecto de inmersión, que introduce al espectador en el drama. Francisco Nieva incluyó erotismo absurdo y técnicas cinematográficas y surrealistas. Fernando Arrabal se exilió voluntariamente en Francia para dar rienda suelta a su creatividad, escribiendo un teatro absurdo sobre política, religión y sexualidad. Estos grupos dieron a conocer en España obras y tendencias proscritas, crearon el texto colectivamente, utilizaron todos los recursos escénicos posibles y rompieron la barrera entre escenario y patio de butacas. Hacia finales de los 70 se impuso el teatro de calle, el de objetos, con más espectáculo que texto. La temática coincidió con la de la postmodernidad. Con el tiempo, algunos de estos grupos se profesionalizaron y proliferaron hasta nuestros días.

El Teatro en la Democracia (1980-2023)

En la democracia confluyeron todas las tendencias: el teatro underground y alternativo, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (fundada en 1983), adaptaciones de novelas conocidas y nuevos autores-actores como Fernando Fernán Gómez. También se recuperó a los exiliados (Alberti, Arrabal) y a los olvidados (Lorca, Valle-Inclán). Los realistas consagrados, como Martín Recuerda, Sastre y Antonio Gala, siguieron teniendo éxito. También la comedia burguesa, con autores como Alfonso Paso y Adolfo Marsillach, quienes permanecieron muchos años en cartel. Autores como Ana Diosdado y Juan José Alonso Millán abordaron la transición.

Tendencias Actuales

En nuestros días, no hay novedades significativas, salvo la revalorización del texto y el auge del género musical. Se mantienen dos líneas diferenciadas: la realista y la vanguardista. Los neorrealistas o «generación del 82», procedentes del teatro independiente, ambientan sus obras tanto en el presente como en el pasado histórico. Las últimas promociones también recrean el pasado. Los neovanguardistas realizan montajes-espectáculo que van más allá de la performance.

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