Tácticas y Estrategias de César contra los Helvecios: Batalla cerca de Bibracte

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Los Helvecios y la Estrategia de César: Un Relato Detallado

La Retirada Estratégica y la Persecución

Los helvecios se habían refugiado en el monte. Sabiendo ese mismo día, por los batidores, que los enemigos habían hecho alto a la falda de un monte, distante ocho millas de su campo, César destacó algunos a reconocer aquel sitio, y qué tal era la subida por la ladera del monte. Informáronle no ser agria. Con eso, sobre la medianoche, ordenó al primer comandante Tito Labieno, que con dos legiones y guiado de los prácticos en la senda, suba a la cima, comunicándole su designio.

Pasadas tres horas, marcha él en seguimiento de los enemigos por la vereda misma que llevaban, precedido de la caballería, y destacando antes con los batidores a Publio Considio, tenido por muy experto en las artes de la guerra, como quien había servido en el ejército de Lucio Sila y después en el de Marco Craso.

El Error de Considio y la Verdadera Situación

Al amanecer, cuando ya Labieno estaba en la cumbre del monte y César a milla y media del campo enemigo, sin que se trasluciese su venida ni la de Labieno, como supo después por los prisioneros, viene a él a la carrera abierta Considio con la noticia de «que los enemigos ocupan el monte que había de tomar Labieno, como le habían cerciorado sus armas y divisas». César recoge luego sus tropas al collado más inmediato, y las ordena en batalla.

Como Labieno estaba prevenido con la orden de no pelear mientras no viese a César con los suyos sobre el ejército enemigo, a fin de cargarle a un tiempo por todas partes, dueño del monte, se mantenía sin entrar en acción, aguardando a los nuestros. En conclusión, era ya muy entrado el día cuando los exploradores informaron a César que era su gente la que ocupaba el monte; que los enemigos continuaban su marcha, y que Considio en su relación supuso de miedo lo que no había visto.

Con que César aquel día fue siguiendo al enemigo con interposición del trecho acostumbrado, y se acampó a tres millas de sus reales.

La Decisión de Aprovisionarse en Bibracte

Al día siguiente, atento que sólo restaban dos de término para repartir las raciones de pan a los soldados, y que Bibracte, ciudad muy populosa y abundante de los eduos, no distaba de allí más de dieciocho millas, juzgó conveniente cuidar de la provisión del trigo; por eso, dejando de seguir a los helvecios, tuerce hacia Bibracte, resolución que luego supieron los enemigos por ciertos esclavos de Lucio Emilio, decurión de la caballería galicana.

Los helvecios, o creyendo que los romanos se retiraban de cobardes, mayormente cuando apostados el día antes en sitio tan ventajoso habían rehusado la batalla, o confiando el poder interceptarles los víveres, mudando de idea y de ruta, comenzaron a perseguir y picar nuestra retaguardia.

La Batalla

César exhortó a los suyos y comenzó la batalla. Los soldados, desde un lugar superior, rompieron fácilmente la falange de los enemigos. Una vez deshecha esta, los soldados hicieron un ataque contra ellos con las espadas. Finalmente, cansados por las heridas, comenzaron a echar para atrás el pie y, como el monte estaba a unos mil pasos, se retiraron allí.

Tomado el monte y persiguiéndolos los nuestros, los boios y los tulingos, los cuales cerraban la fila de los enemigos con aproximadamente 15 mil hombres y servían de protección a los nuevos, agrediendo a los nuestros por el camino por un paso abierto, comenzaron a rodearlos. Los helvecios, los cuales se habían retirado al monte, viendo esto, comenzaron de nuevo a molestar y a reanudar el combate.

Los romanos se vieron precisados a combatirlos dando tres frentes al ejército; oponiendo el primero y el segundo contra los vencidos y derrotados, y el tercero contra los que venían de refresco.

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