Status Civitatis en el Derecho Romano: Evolución y Efectos de la Constitutio Antoniniana

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Status Civitatis en el Derecho Romano

Causas de la Esclavitud

Existían diversas situaciones que podían llevar a una persona a la condición de esclavo en la antigua Roma:

  1. Entrega en noxa de un ciudadano para satisfacer una responsabilidad internacional: Por ejemplo, la entrega a los cartagineses de dos generales romanos culpables de ofensas a aquel pueblo.
  2. La venditio trans Tiberim: Venta de un ciudadano romano deudor, por parte de su acreedor, más allá del Tíber.
  3. El incensus: Aquel que se sustraía dolosamente de la inscripción del censo, quedando fuera de la ciudadanía romana.
  4. La mujer libre que tuviera relaciones sexuales con un esclavo, en contra de la voluntad de su dueño y a pesar de haberla advertido tres veces, podía ser convertida en esclava del dueño del esclavo.

La Manumissio: Liberación de Esclavos

Para salir de esta situación jurídica de esclavitud, debía existir un negocio jurídico: el dueño de ese esclavo debía manifestar su voluntad y declararlo como libre (Manumissio - manumisión). El dueño de la cosa (esclavo) era aquel que decidía qué hacer con su propiedad. Hay dos partes en la manumissio: la manumissio es un negocio jurídico privado (el dueño establece qué hacer con su propiedad, liberarlo), pero en Roma, todas las personas deben tener una condición de status en la sociedad, de ciudadano o de latino. Si el dueño es ciudadano romano y hace esa manumisión inscribiendo a ese esclavo en el censo, le da la ciudadanía romana. Este negocio tiene un carácter privado (dueño que renuncia a su propiedad) y público (nuevo ciudadano romano). Este ámbito público determina que se establezcan unos límites por los distintos abusos: limitaciones a liberar esclavos (por ejemplo, pago de un impuesto por liberar ciudadanos). Los ciudadanos ante ello se indignaban (ejemplo: estoy renunciando a algo que es de mi propiedad, ¿qué interés voy a tener?). Sí que podía haber intereses, pues había dueños que liberaban esclavos para que les votasen (al adquirir ciudadanía romana podían votar) y así ganar las elecciones.

Status Civitatis: Grados de Ciudadanía y su Evolución desde Augusto

El status civitatis se refería a la condición de ciudadano romano, quienes poseían la mejor posición jurídica y sobre quienes se aplicaba el ius civile. A través de la conquista de territorios, Roma imponía un gobernador, su política exterior e impuestos, pero no un ordenamiento sobre sus negocios jurídicos. Los peregrinos, o quienes eran conquistados por Roma, utilizaban su propio derecho para sus negocios. Por otro lado, los latinos, quienes no poseían la condición de ciudadanos romanos, podían entablar relaciones jurídicas con Roma y tenían cierta protección procesal en Roma. A los latinos se les otorgaban algunos aspectos que les favorecían, y algunos latinos utilizaban el derecho civil y otros no, dependiendo de los tipos de latinos y de su relación con Roma. Mediante la incorporación de territorios, Roma daba a los que más la favorecían la condición de latinos y a los que menos la condición de peregrinos. En las zonas colindantes del derecho civil y el derecho extranjero surge el ius gentium.

Llegó un momento en que ser ciudadano romano era lo más importante que políticamente se podía ser en el mundo antiguo, atrayendo así a sus vecinos, ansiosos por conseguir la ciudadanía romana, lo cual fue causa de la guerra social del 90 a.C. Estas revueltas sociales acabaron mediante la lex Sulpicia del 88 a.C., la cual puso fin a la contienda, distribuyendo a los nuevos ciudadanos entre las 35 tribus existentes, con efectos electorales y ejercicio del derecho de sufragio. Con el tiempo, el número de ciudadanos romanos creció considerablemente, desbordándose así la idea de Ciudad-Estado (ejemplo: tenían que ejercitar sus derechos políticos personas que vivían lejos de Roma y que no podían acudir a las asambleas). César, en el 49 a.C., concedió la ciudadanía a todos los habitantes de la Galia Cisalpina (norte de Italia). Asimismo, en el 74 d.C., el emperador Vespasiano contribuyó a la romanización de España al conceder el ius Latii, forma indirecta de adquirir la ciudadanía.

La Constitutio Antoniniana de Caracalla (212 d.C.)

Un paso decisivo se dio en el 212 d.C., cuando el emperador Caracalla dictó la Constitutio Antoniniana, otorgando la ciudadanía a todos los habitantes del Imperio. La Constitutio Antoniniana representa que si en un sistema totalitario se pretende la nivelación de todos los súbditos de modo absoluto, esto se conseguirá a través de la concesión de la ciudadanía a todos los provinciales, habitantes de las provincias sometidas a Roma. Con la concesión a todos los habitantes del Imperio de la ciudadanía romana se originó la expansión sobre todos los habitantes del imperio del Derecho Romano, provocando un conflicto de derecho locales que llegó a su punto álgido con Diocleciano, quien hizo que todos los súbditos se rigieran por el Derecho romano para lograr la unidad jurídica y administrativa del Imperio. La Constitutio tuvo un efecto negativo, pues al no conseguir la romanización de todas las provincias, se originó la vulgarización del derecho.

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