El Siglo de las Luces: Características y Pensadores de la Ilustración
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La Ilustración fue un movimiento cultural europeo que se desarrolló, especialmente en Francia e Inglaterra, desde principios del siglo XVIII hasta el inicio de la Revolución Francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará Neoclasicismo.
Características de la Ilustración
En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70% de los europeos eran analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana.
Para entender correctamente el fenómeno de la Ilustración, hay que recurrir a sus fuentes de inspiración fundamentales: la filosofía de Descartes, basada en la duda metódica para admitir solo las verdades claras y evidentes, y la revolución científica de Newton, apoyada en unas sencillas leyes generales de tipo físico. Los ilustrados pensaban que estas leyes podían ser descubiertas por el método cartesiano y aplicadas universalmente al gobierno y a las sociedades humanas. Por ello, la élite de esta época sentía enormes deseos de aprender y de enseñar lo aprendido, siendo fundamental la labor desarrollada por Diderot y D'Alembert cuando publicaron la Encyclopédie raisonée des Sciences et des Arts entre 1751 y 1765, completada en 1764 con el Dictionnaire philosophique, de Voltaire.
Como característica común, hay que señalar una extraordinaria fe en el progreso y en las posibilidades de los hombres y mujeres para dominar y transformar el mundo. Los ilustrados exaltaron la capacidad de la razón para descubrir las leyes naturales y la tomaron como guía en sus análisis e investigaciones científicas. Defendían la posesión de una serie de derechos naturales inviolables, así como la libertad frente al abuso de poder del absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Se criticó la intolerancia en materia de religión, las formas religiosas tradicionales y al Dios castigador de la Biblia, y se rechazó toda creencia que no estuviera fundamentada en una concepción naturalista de la religión. Estos planteamientos, relacionados íntimamente con las aspiraciones de la burguesía ascendente, penetraron en otras capas sociales, potenciando un ánimo crítico hacia el sistema económico, social y político establecido, que culminó en la Revolución Francesa.
Principios Fundamentales de la Ilustración
- Antropocentrismo: Se produce un nuevo Renacimiento en que todo gira en torno al ser humano.
- Racionalismo: Todo se reduce a la razón y la experiencia sensible, y lo que ella no admite no puede ser creído.
- Hipercriticismo: Los ilustrados no asumen sin crítica la tradición del pasado y, por ello, desdeñan toda superstición y superchería, incluyendo a menudo a la religión, considerándolos signos de oscurantismo. Es preciso depurar el pasado de todo lo que es oscuro y poco racional. La historia se empieza a documentar con rigor; las ciencias se vuelven empíricas y experimentales; la sociedad misma y sus formas de gobierno comienzan a ser sometidas a la crítica social, lo que culmina en las revoluciones al final del periodo.
- Pragmatismo: Solo lo útil merece hacerse. Se desarrolla la filosofía del Utilitarismo, preconizada por Jeremías Bentham, que halla un principio ético general en la felicidad preconizada por Epicuro, bajo la fórmula de "la mayor felicidad para el mayor número de gente". Las literaturas y las artes en general han de tener un fin útil, que puede ser didáctico (enseñanza), moral (depurar de las insanas pasiones) o social (sátira de las malas costumbres, para corregirlas).
- Imitación: Se imitan las obras clásicas, como las de Aristóteles.
- Idealismo: El buen gusto exige rechazar lo vulgar. No se cuenta con los criterios estéticos del pueblo, y la realidad que ofrece la literatura es mejor de lo que la realidad es; es estilizada, neoclásica.
- Universalismo: Los ilustrados asumen una tradición cultural cosmopolita y todo tipo de tradiciones en la horma grecorromana, que les sirve de fuente principal. Sienten interés por lo exótico, pero no lo asumen. Todo lo francés se pone de moda, y poseer la lengua francesa se transforma en un signo de distinción. El arte y la cultura francesa influyen en Alemania, España y Rusia.