Sífilis: Síntomas, tratamiento, contagio y prevención
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Sífilis: una infección de transmisión sexual
La sífilis es una infección de transmisión sexual (ITS) crónica causada por la bacteria Treponema pallidum, subespecie pallidum (pronunciado pállidum).
Este microorganismo es una bacteria móvil espiroforme (con forma de hilo en espiral), perteneciente al orden Spirochaetales, familia Spirochaetaceae. Su diámetro es de 0,1 a 0,2 micrómetros y su longitud entre 5 y 15 micrómetros. Puestas una detrás de otra, entre 70 y 200 espiroquetas medirían alrededor de un milímetro.
Síntomas de la sífilis
Treponema pallidum puede sobrevivir en un huésped humano durante varias décadas, sin provocar una intensa respuesta inmune celular y humoral.
Los síntomas son numerosos y variables. Antes de las pruebas serológicas, el diagnóstico preciso era imposible. Se la llamaba «la gran imitadora» porque, en las fases primaria y secundaria, sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades.
El 90% de las mujeres que la padecen lo desconocen, ya que el chancro suele aparecer en el cuello uterino. Al entrar al organismo, la bacteria se disemina rápidamente e invade órganos y tejidos.
Primera etapa
Tras 10 días a 6 semanas de incubación, aparece una pápula indolora en el sitio de inoculación (boca, pene, vagina o ano). Esta se ulcera, convirtiéndose en un chancro: una llaga circular u ovalada de borde rojizo.
Su consistencia es cartilaginosa, con base y bordes duros.
En hombres, suele localizarse en el pene o testículos, aunque también en el recto, boca o genitales externos. En mujeres, las áreas más frecuentes son el cuello uterino y los labios genitales.
En esta etapa, el contagio es fácil a través de la secreción del chancro. Este desaparece al mes o mes y medio, pero la siguiente fase está próxima.
Segunda etapa
Aparece a los seis meses de la desaparición del chancro y dura de tres a seis meses. Provoca ronchas rosáceas indoloras («clavos sifilíticos») en palmas y plantas de los pies (a veces en pecho, cara o espalda), fiebre, dolor de garganta y articular, pérdida de peso, caída del cabello, cefaleas y falta de apetito.
Pueden aparecer erupciones planas (condiloma latum) alrededor de genitales y ano.
Entre el 50 y 70% de los enfermos pasan a la etapa de latencia, con síntomas que van y vienen. Los clavos sifilíticos son muy contagiosos si existen heridas.
Cuando la segunda fase termina, la sífilis permanece en el organismo hasta la fase terciaria.
Tercera etapa
En la fase final, la sífilis ataca el sistema nervioso u órganos,13 provocando problemas graves que pueden causar la muerte. Algunos son:
- Trastornos oculares
- Cardiopatías
- Lesiones cerebrales
- Lesiones en la médula espinal
- Pérdida de coordinación
- Aneurismas sifilíticos
Aunque la penicilina mata la bacteria, el daño puede ser irreversible.
Tratamiento de la sífilis
Antiguamente se trataba con mercurio («una noche con Venus y una vida con Mercurio»), pero era más tóxico que beneficioso.
Hoy se cura fácilmente con antibióticos, como la penicilina, en las fases primaria y secundaria. En la última etapa se usa penicilina G sódica intravenosa para que se difunda por el LCR (líquido cefalorraquídeo).
Se debe llevar una vida saludable con dieta equilibrada y sueño adecuado. Treponema pallidum es una espiroqueta y puede tratarse con penicilina benzatínica intramuscular. No se justifica el uso de otros antibióticos por la ausencia de resistencia a la penicilina.
La dosificación depende del estadio, desde una dosis única en infecciones primarias hasta esquemas con varias dosis (sífilis tardía o latencia tardía). En pacientes alérgicos a la penicilina, se puede optar por doxiciclina, macrólidos y ceftriaxona.
Prevención de la sífilis
Abstenerse de consumir alcohol y drogas ayuda a evitar la transmisión, ya que estas actividades pueden llevar a una conducta sexual peligrosa. Es importante que las parejas sexuales hablen sobre el VIH y otras ETS para tomar acciones preventivas, como usar un condón de látex.
Contagio de la sífilis
La sífilis se contagia principalmente por contacto sexual, por contacto con la secreción de los chancros o clavos sifilíticos: sexo oral sin preservativo, besos en boca con chancros, inoculación accidental (compartir jeringas), o de madre a hijo a través de la placenta (sífilis congénita) o el canal de parto (sífilis connatal). El bebé puede morir o desarrollar sordera, ceguera, disturbios mentales, parálisis o deformidades.
En comunidades con pobres condiciones higiénicas, puede transmitirse por contacto no sexual. Pero no se transmite por asientos de sanitarios, actividades cotidianas, tinas de baño o compartir utensilios o ropa.