Sexenio Democrático: República Unitaria de Serrano, Retorno de los Borbones y Orígenes del Movimiento Obrero en España

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La República Unitaria del General Serrano (1874)

Tras el golpe de Estado de Pavía, se planteó la necesidad de establecer el modelo político del nuevo gobierno. Para ello, Pavía reunió a los tres capitanes generales residentes en Madrid y a un grupo de políticos con el objetivo de instaurar una república con el General Serrano como presidente, influenciada por el modelo francés. Todos ellos aclararon que el golpe no se había dirigido contra la república en sí, sino contra aquellos que habían derrotado a Castelar en las Cortes y defendían el retorno a la experiencia federal.

De enero a diciembre de 1874, se instauró un régimen conocido como República Unitaria o Dictadura del General Serrano, ya que fue él quien presidió y ejerció como presidente del poder ejecutivo. Su mandato se inició con un golpe de Estado y concluyó con otro el 29 de diciembre.

Se trataba de un sistema híbrido sin constitución. Aunque reconocía la Constitución de 1869, esta quedaba en suspenso hasta que la normalidad retornase a la vida pública. Se otorgaba un papel primordial al ejército, lo que le confería un carácter arbitral. El manifiesto no utilizaba el término “republicano”, hacía un llamamiento a los partidos liberales y marcaba distancias con los partidos republicanos federales. Apelaba a los grupos sociales acomodados, la gente de orden, lo que permite concluir que el golpe de Pavía fue resultado de la disidencia de un sector poderoso de la sociedad civil.

El Camino hacia la Restauración Borbónica

Los gobiernos de 1874 actuaron siempre bajo la premisa de la provisionalidad y con la intención de volver a la normalidad institucional. El decreto de disolución de las Cortes Constituyentes y la vigencia de la Constitución de 1869 se supeditaban a la “normalización” de la vida política y la recuperación del orden, dado que aún continuaban abiertas las dos guerras, la cubana y la carlista, y que todavía resistía el cantón de Cartagena.

Esta provisionalidad facilitó los preparativos para el retorno del hijo de Isabel II, Alfonso. El 3 de septiembre, Sagasta sustituyó al general Zavala en el gobierno, mientras el general Martínez Campos preparaba un pronunciamiento, del que Cánovas no era partidario. Cánovas abogaba por una restauración monárquica por la vía civil. Martínez Campos marchó hacia Sagunto tras comunicar sus planes a Cánovas, y allí arengó a las tropas el 29 de diciembre, proclamando a Alfonso XII nuevo rey de España.

El Nacimiento del Movimiento Obrero en España durante el Sexenio Democrático

Durante el Sexenio Democrático se inició el movimiento obrero en España. Surgieron movimientos sociales de nuevo cuño y se planteó abiertamente la conflictividad social. Esto fue resultado de la modernización económica, el desarrollo del capitalismo industrial y financiero, y la influencia de la lucha obrera en otros países. En el Sexenio, el obrerismo comenzó a estar influenciado por el anarquismo y el socialismo, alejándose del republicanismo.

Los republicanos federales tuvieron presentes las ideas del movimiento obrero de rechazo al Estado, del pueblo como clase trabajadora y de una república social. Sin embargo, las libertades políticas conseguidas con la revolución de 1868 no se vieron acompañadas de conquistas sociales, lo que generó una intensa agitación e insatisfacción entre las clases populares.

En este contexto, y en el de la creación de la I Internacional o AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), debe entenderse la aparición del movimiento obrero en España. Este adoptó desde el principio la influencia del pensamiento anarquista de raíz bakuninista, cuyos pilares ideológicos eran:

  • Soberanía popular
  • Antiestatismo
  • Anticlericalismo
  • Fe en el progreso
  • Ateísmo

Algunos de estos principios eran compartidos con el liberalismo. La fe en la ciencia y el progreso era un punto en común entre anarquistas y republicanos. La plasmación de estas ideas fue la creación de la Federación Regional Española de la AIT, cuyo primer congreso tuvo lugar en Barcelona en junio de 1870.

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