Segunda República Española: Orígenes, Constitución y Reformas
La Segunda República Española: Orígenes, Constitución y Reformas
Antes de conocerse los resultados oficiales de las elecciones municipales del domingo 12, se proclamó la República en diversas ciudades y villas. Ante la pasividad de las autoridades monárquicas, el comité de la coalición republicano-socialista se hizo rápidamente con el poder. El rey decidió partir para el exilio. El día 14 asumió el poder el Gobierno provisional diseñado en el Pacto de San Sebastián y comenzó a actuar: nombró a Niceto Alcalá Zamora presidente del Gobierno, decretó amnistía general, proclamó las libertades públicas y sindicales y comenzó a elaborar las líneas de las reformas.
El Problema Catalán
El primer problema surgió en Cataluña, donde Francisco Maciá proclamó el Estado catalán y la república federal. Esta situación suponía la transgresión del Pacto de San Sebastián, en que se estableciera que habían de ser las Cortes las que decidiesen sobre el nuevo modelo de Estado. El día 17 viajaron a Barcelona varios ministros para acordar con Maciá un programa que acelerase la autonomía catalana.
Tensiones y Factores Desencadenantes
La República creó una situación de tensión que fue aumentando hasta desencadenar la Guerra Civil de 1936. Los factores que contribuyeron a esto fueron:
- Una conyuntura internacional adversa derivada de la Gran Depresión (1929). Esta crisis produjo un estancamiento de la producción y un incremento del desempleo, agravado por la imposibilidad de emigrar. En varios países avanzaban las soluciones fascistas.
- Una sociedad dividida y enfrentada entre jornaleros, obreros industriales y clases medias (que aceptaban las reformas republicanas) contra el bloque de poder tradicional (que no aceptaba reformas que limitasen sus beneficios).
- Fragmentación y polarización política derivada de la participación libre y democrática de los ciudadanos en las elecciones, así como de la libertad de asociación.
El Bienio Reformista (1931-1933)
El Gobierno provisional convocó elecciones generales a Cortes constituyentes y dieron, de nuevo, el triunfo a la alianza republicano-socialista, por lo que el Gobierno no se modificó. Este primer período se denomina bienio reformista.
La Constitución de 1931
Las Cortes crearon una comisión para la redacción de la Constitución. La nueva Constitución fue aprobada el 9 de diciembre de 1931, pero no fue sometida a referendo, lo que otorgó argumentos a la derecha para rechazarla, alegando que no respondía a la opinión mayoritaria del país.
La Constitución definía a España como una república parlamentaria compatible con la autonomía de los municipios y regiones. Las Cortes eran unicamerales, tenían el poder legislativo y el control de los presupuestos y del Gobierno. El presidente de la república era elegido por los diputados para un mandato de 6 años y nombraba y cesaba al presidente del Gobierno, así como disolvía las Cortes y estas podían destituirlo en caso de empleo abusivo de sus prerrogativas. El presidente del Gobierno y sus ministros eran responsables ante las Cortes.
Los derechos de los españoles estaban claramente especificados. La Constitución incorporaba los de libre asociación, así como derechos sociales relativos a la familia, a la educación y al trabajo.
El sistema económico combinaba el derecho de propiedad privada con el derecho del Estado a intervenir en asuntos económicos (economía mixta).
Las Reformas de Azaña
Una vez aprobada la Constitución, fue elegido presidente de la República Niceto Alcalá Zamora y jefe de Gobierno Manuel Azaña. Este primer período republicano se caracterizó por sus innovadoras leyes que pretendían democratizar la vida política española, modernizar sus estructuras y mejorar el nivel de vida de las clases menos favorecidas. Estas leyes afectaban a los grupos acostumbrados a ejercer el poder y el control, lo que originó una fuerte oposición.
La Cuestión Religiosa
La jerarquía eclesiástica era muy conservadora y frente a ella existía una fuerte corriente anticlerical. El Gobierno defendía el establecimiento de un Estado laico y no logró frenar la violencia anticlerical. El enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado se acentuó tras la aprobación de la Constitución y la política de secularización llevada a cabo por el Gobierno incluía medidas como la separación entre Iglesia y Estado, la libertad de cultos, el matrimonio civil, el divorcio...
La Reforma del Ejército
En 1931 el ejército español presentaba graves deficiencias en la estructura y equipamiento. Así, Manuel Azaña emprendió la reforma del ejército con tres objetivos: eliminar el poder político de los militares, reducir el número de oficiales, cuerpos y unidades y aumentar su eficacia.