Sector secundario: transformación de materias primas
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1º Sector secundario
Es el sector de la economía que transforma la materia prima, de origen mineral o vegetal, que es extraída o producida por el sector primario, en productos de consumo, o en bienes de equipo. Mientras que el sector primario se limita a obtener de manera directa los 'recursos de la naturaleza', el sector secundario ejecuta procedimientos industriales para transformar dichos recursos. El sector secundario está integrado por la industria y la energía, necesaria para el funcionamiento de las máquinas industriales, así como por la construcción, que se encarga de transformar espacios y materiales para convertirlos en viviendas, dotaciones (hospitales) e infraestructuras (puentes).
2º Materias primas industriales
Son todos aquellos recursos minerales, que pueden haber tenido un origen vegetal (carbón, petróleo), pero que tienen una utilidad industrial o constructora. Pertenecen al sector primario, al tratarse de materias primas, pero constituyen la base de la industria y de la construcción, al proporcionar los minerales y fuentes de energía que ambas actividades necesitan. Se agrupan en dos grandes conjuntos: 1º energéticos, como el carbón, petróleo, gas natural y uranio; 2º no energéticos, los cuales a su vez se subdividen en minerales útiles de utilización industrial (como el hierro, cobre, plomo, fosfato, potasio, azufre etc.) o de aplicación en la construcción (caliza, arcilla, yeso, mármol, etc.), minerales preciosos (oro, plata y platino) y minerales estratégicos (uranio, coltán, cobalto).
3º Fuentes de energía
Son todas aquellas que pueden proporcionar luz, calor y fuerza para mover todo tipo de máquinas, procediendo en su gran mayoría de forma directa de la energía solar, pero también de una serie de rocas y minerales de vocación energética (carbón, uranio, petróleo). Según un primer criterio de clasificación, se les llama «primarias» si provienen de un fenómeno natural y no han sido transformadas (el sol, la biomasa, las corrientes de agua, el viento, los minerales energéticos o radiactivos); y «secundarias» si son resultado de una transformación intencionada a partir de las primarias para obtener la forma de energía deseada (la energía eléctrica -que puede obtenerse a partir de cualquiera de las fuentes primarias-, la energía química de los distintos combustibles utilizados para el transporte, la calefacción o la industria -que pueden obtenerse a partir de muy distintas fuentes-, etc.). Según un segundo criterio, a las fuentes de energía primarias se las llama «renovables» si sus reservas no disminuyen de forma significativa en la escala de tiempo de su explotación (como la hidroeléctrica, la eólica, la solar, la geotérmica, la mareomotriz o la utilización energética de la biomasa); y «no renovables» si lo hacen (como los combustibles fósiles -carbón, petróleo, gas natural- y la energía nuclear).