San Sebastián de Alonso Berruguete: Análisis de la Escultura Manierista
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San Sebastián
Autor: Alonso Berruguete Cronología: 1527 Material: Madera policromada Localización: Valladolid, Museo Nacional de Escultura.
La escultura de San Sebastián, realizada por Alonso Berruguete, es un ejemplo paradigmático del Manierismo español. Berruguete asimiló los recursos formales de los artistas florentinos, como el alargamiento de la figura, la tensión y las contorsiones, creando un estilo propio que se ha denominado Manierismo Expresivo.
Formación y Contexto
Alonso Berruguete se formó en el taller familiar y, posteriormente, en Italia. Allí, entró en contacto con la Antigüedad Clásica y la obra de los grandes maestros del Renacimiento, como Donatello, Leonardo y Miguel Ángel. Posiblemente, participó en la gestación del movimiento manierista.
Descripción de la Obra
San Sebastián aparece adherido a un tronco sinuoso, mostrando la postura inestable característica de Berruguete. El rostro expresa angustia por el martirio, y se aprecia un buen estudio del desnudo.
Detalles Técnicos y Estilísticos
- Ropajes: Finos y adheridos a las delgadas anatomías, con pliegues paralelos que refuerzan el dinamismo.
- Policromía: Rica policromía de "estofado", con abundancia de oro, que contribuye al efecto sobrenatural.
- Material: Tallado en madera y ricamente policromado y dorado, con encarnado.
- Forma Serpentinata: Ascensión helicoidal que exige la contemplación desde varios puntos de vista.
La escultura reproduce la «Forma Serpentinata» del Manierismo Italiano. La figura se apoya en el árbol, recordando los desnudos de las tumbas de los Médici en Florencia. La masa escultórica se transforma en una llama agitada, frenética, ingrávida y estilizada. Los sentimientos se muestran abiertamente, llegando al paroxismo.
Estilo Personal de Berruguete
Berruguete tiene un estilo nervioso, donde la pasión y el movimiento se desatan, sacrificando la perfección técnica en favor del dramatismo. Sus proporciones rotas y el tratamiento de la anatomía demuestran su interpretación personal de los temas.
Berruguete elige un canon alargado, enjuto y nervudo, con una estatura del personaje equivalente a diez cabezas. Añade la intensidad de los sentimientos y el fuerte dinamismo serpenteante, con una peculiar interpretación anatómica. Su estilo, a menudo incomprendido, convierte cualquier escena en un drama apasionado que excluye toda trivialidad.