San Agustín: Vida, Fe, Razón y Teoría del Conocimiento

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Introducción: San Agustín y su Contexto

El texto pertenece a un fragmento de las Cartas. San Agustín nace en Tagaste (Argelia) en el año 354 y con dieciséis años se dirige a Cartago para iniciar sus estudios. Debemos destacar que fue un hombre que pasó por muchas religiones y corrientes filosóficas, entre ellas el maniqueísmo, una secta mitad filosófica y mitad religiosa que postulaba que el mundo estaba dividido entre el bien y el mal, luz y oscuridad, espíritu y materia. Sin embargo, la posesión de la verdad solo la encontró en el cristianismo, y en el año 396, fue nombrado obispo de Hipona, donde murió en el año 430.

Fe y Razón en el Pensamiento Agustiniano

San Agustín nos presenta en este texto una idea principal que caracteriza su actitud filosófica: fe y razón son medios e instrumentos esenciales para encontrar la verdad. Para San Agustín, estos dos medios o instrumentos se complementan y desempeñan un papel esencial en la búsqueda de la verdad. La fe se sitúa en el comienzo y en el final de la especulación racional; por lo tanto, es condición necesaria, guía y pauta para la razón. Por otra parte, la razón tiene también un papel importante, ya que es la investigación la que conduce hacia la fe, consolidando el conocimiento racional. Basándonos en lo comentado, podríamos concluir que para San Agustín, la filosofía no es solo un sistema racional, sino una estructura unida íntimamente a la religión.

La Teoría del Conocimiento: Iluminación Divina

En la Teoría del conocimiento de San Agustín, se pone de manifiesto la relación antes comentada sobre fe y razón. San Agustín trata de encontrar un conocimiento capaz de conducirnos hasta Dios y que posibilite el grado más alto de conocimiento humano, esto es, el conocimiento de las verdades universales, eternas y necesarias. Para él, este conocimiento es visión, y esta visión solo es posible gracias a la acción iluminadora de Dios sobre la inteligencia, siendo estrictamente racional, capacitando a la mente para contemplar las verdades universales y necesarias.

Influencia de Platón y la Reminiscencia

Debemos destacar la influencia de Platón sobre San Agustín, ofreciendo los siguientes argumentos: la visión de la que nos habla San Agustín es equiparable al concepto de Idea de Platón; además, cuando determina que la acción iluminadora de Dios posibilita esta visión, nos está recordando la consideración neoplatónica de que lo Uno irradia luz sobre la realidad. Todo esto es compatible con la concepción evangélica que identifica a Cristo como la luz del mundo. Por otra parte, hace distinción entre lo sensible y lo eterno, postulando la idea de que tenemos conciencia de las cosas a través de la sensación, y comparamos entes finitos con ideas eternas gracias a la iluminación divina. Sin embargo, hay un punto en el que San Agustín se separa de Platón: la reminiscencia. San Agustín intenta superar la reminiscencia de Platón, explicando que no es necesario que el alma haya contemplado; lo que es necesario es que Dios abra nuestra mente para acceder a las verdades eternas. Esta iluminación es la capacidad natural que Dios nos ha dado.

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