El Romancero Español: Origen, Tipos, Características y Evolución
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El Romancero: Origen y Formación
El Romancero tiene su origen en los cantares de gesta medievales. En el romance, se produce una fragmentación del verso largo del cantar en dos versos más cortos. Estos versos resultantes son octosílabos, caracterizados por tener rima asonante en los versos pares, mientras que los impares quedan sueltos.
Clasificación de los Romances
Romances Novelescos
Introducen elementos de ficción y se clasifican según el tema tratado:
- Romances Carolingios: Inspirados en los temas tratados por la épica francesa (Carlomagno, Roldán).
- Romances del Ciclo Bretón: Abordan temas relacionados con el legendario Rey Arturo y las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda.
- Romances Líricos: Son creaciones de tono poético en las que abundan elementos legendarios y episodios llenos de fantasía.
- Otros romances de tema diverso.
Romances Históricos
Se refieren a temas de la historia de los reinos cristianos peninsulares. Existen varios tipos:
- Romances Épico-Nacionales: En su mayoría, tratan los mismos temas que los cantares de gesta castellanos (El Cid, Fernán González).
- Romances Noticieros: Narran asuntos relacionados con las guerras civiles castellanas del siglo XIV. Sus personajes más destacables son Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara.
- Romances Fronterizos: Relatan hechos y acontecimientos relacionados con las guerras contra los musulmanes en la frontera de Granada (siglos XIV y XV).
- Romances Moriscos: Se centran en las figuras de personajes musulmanes, a menudo idealizados, caracterizados por su refinamiento y su nobleza.
Características del Romancero
Los recursos empleados en los romances buscan resaltar la intensidad y la emoción del episodio narrado. Sus características principales incluyen:
- Fragmentarismo: El inicio y el desenlace suelen ser bruscos y rápidos, llegando incluso a omitirse. Se centran en el momento culminante del desarrollo, un personaje o un acontecimiento.
- Diálogo: La inclusión frecuente de diálogos aporta viveza y dinamismo a la narración.
- Ritmo narrativo: Las descripciones suelen ser más detalladas, proporcionando una sensación de lentitud, mientras que la narración de hechos tiende a la rapidez.
Recursos Estilísticos Comunes
- Uso de verbos y adverbios que introducen personajes o diálogos (ej. "allí habló", "bien oiréis lo que dirá").
- Empleo de apóstrofes, invocando a personas ausentes o a conceptos abstractos.
- Aparición de exclamaciones que animan el recitado y marcan la emoción.
- Repetición de palabras o estructuras sintácticas relacionadas con el elemento sobre el que se desea incidir.
Pervivencia del Romancero
El Romancero ha mantenido su vitalidad a lo largo de la historia de la literatura española:
- Siglos de Oro (XVI-XVII): Grandes autores como Lope de Vega, Luis de Góngora y Francisco de Quevedo compusieron multitud de romances nuevos (Romancero Nuevo).
- Siglo XVIII: A pesar de ser una época poco afín a la literatura tradicional y popular, Nicolás Fernández de Moratín y Juan Meléndez Valdés cultivaron este subgénero.
- Romanticismo (XIX): Autores como José Zorrilla y el Duque de Rivas, entre otros, escribieron romances, atraídos por sus temas históricos y legendarios.
- Generación del 98: El romance resurge de nuevo y es retomado por figuras como los hermanos Machado (Antonio y Manuel) y Miguel de Unamuno.
- Generación del 27: Federico García Lorca infunde nueva vida al romancero con su Romancero Gitano. Otros escritores del grupo que lo cultivaron fueron Rafael Alberti y Gerardo Diego.