El Rol del Profesor de ERE y la Interiorización de Valores
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El Rol del Profesor de ERE en la Iglesia
La misión esencial del profesor de religión es atender a una visión integral de la persona, siendo un **amigo educador** que observa las necesidades del alumno y le brinda apoyo en todo lo que esté a su alcance. Todo miembro de la Iglesia tiene el deber de ser santo, como lo indica el Señor: “sed santos como vuestro Padre celestial es santo”, y de realizar **apostolado**, acercando almas a Dios. Nadie está exento de estas responsabilidades.
El profesor de ERE debe centrarse en su labor docente, transmitiendo con su ejemplo de vida y conocimientos el estilo de vida religioso. Debe **ser** antes que enseñar, siendo coherente con lo que transmite y viviendo virtudes humanas y sobrenaturales como la generosidad, paciencia, laboriosidad, alegría, humildad, piedad, caridad y fe.
Si el profesor cumple con esto, los alumnos verán en él un ejemplo a seguir, percibiendo la amistad con Dios como algo atractivo y accesible. El profesor de ERE debe ser un **apoyo de fe** para los alumnos. Es crucial que quien aspire a dar clases de religión sienta una verdadera vocación, ya que no es solo una profesión. Debe transmitir lo que vive, más que conocimientos teóricos. Por ello, la Iglesia se asegura de que los profesores de ERE sean personas de criterio, practicantes y que amen a la Iglesia.
Proceso para Asumir e Interiorizar un Valor
El proceso para asumir e interiorizar un valor es distinto al de otros aprendizajes, siendo lento y complejo. Es importante iniciar esta tarea gradualmente desde los primeros años.
Los expertos señalan los siguientes pasos en la asunción de un valor:
- La recepción: Despertar la sensibilidad hacia el valor y fomentar el interés.
- La respuesta: Una vez descubierto el valor, se desea y se busca.
- Valoración: Reconocido el valor como importante, se decide incorporarlo a la propia vida.
- Organización: Teniendo presente la nueva incorporación, se reorganiza la propia vida.
- Caracterización: La persona adapta sus actitudes y comportamientos a los principios del valor incorporado, definiéndose por una conducta específica.
La asunción de un valor es plena cuando se convierte en una norma de actuación comprendida y aceptada, transformándose en una conducta constante que caracteriza a la persona.
Evaluación de la Educación en Valores
Es importante que la evaluación de la educación en valores considere la **autoevaluación** y la **observación** de los educadores para verificar el progreso en la adquisición de un valor y si los comportamientos reflejan la asimilación de los rasgos de los valores trabajados.
Un valor se considera asumido cuando la conducta presenta los siguientes rasgos:
- El comportamiento se ha elegido libremente.
- La elección se ha hecho entre varias alternativas posibles.
- La persona aprecia la elección y disfruta con la conducta según el valor.
- Manifiesta abiertamente su aprecio por el valor escogido y vive de acuerdo con él.
- Actúa en coherencia y mantiene una conducta constante en la línea del valor.
La Categoría “Encuentro” y la Superación de la Visión Conceptualista de la Revelación
El **encuentro** solo es posible cuando existe una correspondencia entre la revelación personal de un sujeto y la aceptación confiada del otro, creando un espacio donde el amor y la entrega mutua fomentan la libertad y el compromiso responsable.
La teología fundamental considera primordial analizar la apertura y la capacidad del ser humano para escuchar la palabra de Dios en la historia, ayudándole a superar los límites que impiden el encuentro con el misterio trascendente revelado en **Jesús de Nazaret**. La categoría encuentro es decisiva para la teología, siendo una dimensión esencial de la revelación cristiana presente en el pensamiento bíblico.
Esta categoría estuvo ausente del horizonte teológico hasta que fue rescatada por las corrientes personalistas después de la Primera Guerra Mundial. El **Vaticano II** representa una superación de la visión conceptualista y doctrinal de la Revelación. En España, destaca Olegario González de Cardenal, quien concibe la cristología desde el encuentro del hombre con Dios en Cristo.
La revelación cristiana no consiste principalmente en la comunicación de un saber, sino en la **autocomunicación de Dios** como misterio incondicionado. El amor motiva la revelación de Dios y representa su contenido decisivo. Dios, en su libertad, acepta las condiciones para el encuentro con el hombre: en la historia y por la palabra. Su comunicación libre y amorosa y la entrega confiada del ser humano son los dos aspectos del encuentro, donde la palabra posibilita la apertura, el reconocimiento y la comunión.
El encuentro personal con la revelación cristiana tiene lugar en una **comunidad creyente** que mantiene la fidelidad a la Palabra de Dios. Esta comunidad eclesial es la mediación histórica del encuentro con Dios y el ámbito donde se concreta la responsabilidad de la fe al servicio de todos los hombres.