La Revelación de Dios en la Historia y la Alianza
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La Revelación de Dios
Dios sale al encuentro del ser humano. La búsqueda del ser humano de algo o alguien que le dé un sentido definitivo a su vida le ha llevado a abrirse a Dios. Y Dios se ha ofrecido a ser la respuesta a esa búsqueda desde el principio, porque Dios inició una historia de relación con las personas desde el mismo momento de su creación. Después, a lo largo de la historia, Dios ha ido poco a poco hablando y dándose a conocer a los seres humanos. A la acción, por la cual Dios se da a conocer, se le conoce con el nombre de “revelación”. La palabra revelar significa ‘manifestar lo que está oculto’. Así, a través de la revelación, Dios ha ido dándose a conocer a las personas. Pero Dios es tan grande que las personas son incapaces de conocerlo totalmente, por lo que siempre permanecerá siendo un misterio. Dios se ha revelado al ser humano para que le conozca y, así, favorecer que las personas alcancen la felicidad y logren dar sentido total a sus vidas. La Biblia cuenta la historia de la revelación de Dios. En ella, están escritas las acciones y las palabras con las que Dios ha ido interviniendo en la vida de las personas. Desde la Creación, Dios ha ido mostrando al ser humano quién es hasta llegar a Jesús, que es su manifestación definitiva.
Una historia de alianzas
El Génesis muestra las primeras alianzas que Dios realizó con algunos personajes fundamentales en la historia de Israel. En primer lugar, aparece la alianza entre Dios y Noé. Tras el diluvio universal, Dios estableció una alianza con Noé y con toda la creación por la que, a partir de entonces, ningún otro diluvio o desastre natural devastaría la tierra a iniciativa de Dios. El arcoíris es la señal que recuerda esta alianza.
Más tarde, según el Génesis o libro de los orígenes, Dios hizo una alianza con Abrahán, por la que le prometió ser padre de muchedumbre de pueblos y una tierra donde vivir. A cambio, Abrahán y su descendencia le reconocerían como su Dios, confiarían en él y cumplirían lo acordado.
Pero la alianza más importante es la que Dios estableció con Moisés tras salir de Egipto. Por ella, y tras reconocer que Dios los había liberado de la esclavitud, Israel se convirtió en el pueblo de Dios, y Dios en el dios de Israel. Esta alianza creó una relación tan estrecha entre Dios e Israel que, en ocasiones, ha sido comparada con un matrimonio, lo que demuestra que la alianza es una relación de amor y entrega personal.
Un pacto entre Dios y los seres humanos
Desde la antigüedad, los seres humanos han recurrido a tratados y alianzas. Las alianzas son acuerdos entre varias partes que establecen normas de relación o resolver problemas concretos. Por ello, las alianzas son un instrumento que organiza las relaciones entre dos o más partes, que pueden ser pueblos, Estados, personas, etc.
A lo largo de la historia de la revelación de Dios, la alianza cobra un papel central. La Biblia explica la relación personal entre Dios y su pueblo a través de la alianza entre ambas partes. Y, gracias a ella, Dios ha ido dando a conocer su voluntad. Así, la alianza indica lo que Dios quiere de los seres humanos.
Pero la alianza entre Dios y las personas es distinta de lo que ocurre en las alianzas entre naciones o Estados. La alianza con Dios no es un simple pacto de estrategia política para evitar la destrucción o para señalar las condiciones que un determinado pueblo debe cumplir al someterse a otro. En la Biblia, la alianza se entiende como un medio para hacer realidad la relación personal entre Dios y las personas: en ella, se estableció que Dios era el dios de Israel, y que el pueblo de Israel era el pueblo de Dios.
En el texto del Deuteronomio, se muestra que la alianza con Dios no es consecuencia del miedo o de un simple acuerdo político. Por esta alianza, el pueblo de Israel se comprometió a cumplir lo mandado como agradecimiento a Dios, que había actuado para salvarlos porque él siempre quiere lo mejor para su pueblo.
Los profetas y la nueva alianza
Dios se reveló en la historia de Israel liberándolo y actuando en su favor. Pero Dios también eligió a personas determinadas para revelarse a través de las palabras. Estas personas son los profetas. La misión de los profetas es transmitir el mensaje de Dios. Por este motivo cuando hablan, tal como se lee en el texto del profeta Jeremías, emplean la expresión “oráculo del Señor” indicando así que lo que están diciendo no es suyo sino de Dios. Los profetas también transmitían el mensaje de Dios con gestos simbólicos en sus propias vidas.
El mensaje de los profetas era, según las circunstancias, de denuncia o de anuncio. Los profetas denunciaban el incumplimiento de la alianza por parte del pueblo de Israel y llamaban a su conversión, es decir, a que volvieran a relacionarse con Dios. Esta actitud de denuncia no agradaba a quienes incumplían las compromisos de la alianza y, por eso, muchos profetas eran rechazados e incluso amenazados por sus palabras. Ante una vida tan difícil, muchos profetas sentían miedo y trataban de rechazar el encargo de Dios. Pero, finalmente, la confianza en Dios les llevaba a aceptar ser sus mensajeros.
Los profetas, además de denunciar, anunciaron un futuro de esperanza cuando el pueblo atravesaba momentos de dificultad. Cuando el pueblo de Israel no permaneció fiel a sus compromisos con Dios, los profetas anunciaron una nueva alianza. Para asegurar su cumplimiento Jeremías profetizó que Dios mismo pondría la ley en el corazón de las personas para que pudiesen vivir la alianza desde lo más profundo de su ser.
Las mujeres de Israel
Dios también confió en las mujeres para salvar al pueblo de numerosos peligros o para dar a conocer aspectos de su forma de ser. Pero en una sociedad dominada por el varón, resultaba impactante que una mujer fuera el instrumento de Dios para transmitir su mensaje; más aún cuando asumía funciones inusuales para las mujeres de aquel tiempo, como eran las funciones militares. El libro de los Jueces (Jue 4-5) cuenta la historia de Débora, profetisa y jueza encargada de impartir justicia en el pueblo. Ante las amenazas de un ejército extranjero, Débora organizó y dirigió el ejército para defender al pueblo de Israel. Pero ella solo fue un instrumento de Dios para alcanzar la victoria, como ella misma reconocía.
El libro de Rut narra la historia de Rut y su suegra, Noemí. Cuando ambas quedaron viudas, Rut, aunque era una muchacha joven, no abandonó a su suegra para volver a casarse y se quedó con ella. Así, Rut antepuso el bien de Noemí al suyo propio. Otras mujeres destacadas en el Antiguo Testamento fueron Ester y Judit. Ester se casó con un rey extranjero, y ayudó a evitar que su esposo destruyese a su pueblo. Judit fue una mujer viuda que engañó a Holofernes, el jefe del ejército asirio que sitiaba su ciudad. Judit lo mató y provocó la huida del ejército enemigo, evitando la esclavitud de su pueblo. Ana, la anciana que acogió a Jesús junto a Simeón en el Templo, es otro ejemplo que indica que la participación de la mujer en la revelación continúa en el Nuevo Testamento.
Dios se manifiesta de diversas maneras
En la naturaleza, en la vida y con palabras
Dios sale al encuentro del ser humano. La búsqueda del ser humano de algo o alguien que le dé un sentido definitivo a su vida le ha llevado a abrirse a Dios. Y Dios se ha ofrecido a ser la respuesta a esa búsqueda desde el principio, porque Dios inició una historia de relación con las personas desde el mismo momento de su creación. Después, a lo largo de la historia, Dios ha ido poco a poco hablando y dándose a conocer a los seres humanos. A la acción, por la cual Dios se da a conocer, se la conoce como “revelación”. La palabra revelar significa ‘manifestar lo que está oculto’. Así, a través de la revelación, Dios ha ido dándose a conocer a las personas. Pero Dios es tan grande que las personas son incapaces de conocerlo totalmente. Dios se ha revelado al ser humano para que le conozca y, así, favorecer que las personas alcancen la felicidad y logren dar sentido total a sus vidas. La Biblia cuenta la historia de la revelación de Dios. En ella, están escritas las acciones y las palabras con las que Dios ha ido interviniendo en la vida de las personas. Desde la Creación, Dios ha ido mostrando al ser humano quién es hasta llegar a Jesús, que es su manifestación definitiva.
A Dios no se le puede ver, pero sus obras revelan su existencia. Para conocerlo, pues, es necesario encontrar sus huellas en el mundo. Dios ha querido darse a conocer en la naturaleza. Contemplando la belleza y la armonía de la naturaleza, se puede llegar a conocer a su creador. La belleza y la armonía del mundo, que se aprecia en los ritmos naturales del día y la noche, en las estaciones o en las leyes físicas, manifiestan la existencia de Dios.
Dios se ha dado a conocer también en la historia. Él se ha querido mostrar de manera más personal interviniendo en la historia del ser humano. Dios se ha manifestado en la historia como un Dios que está atento al sufrimiento, al dolor y a la opresión, y que actúa para evitar esas situaciones a las personas. Así, Dios se manifiesta como alguien que se preocupa por sus criaturas y que quiere su felicidad. Por eso, entra en sus vidas y está siempre a su lado.
Además, Dios también se manifiesta en las palabras de las personas que él ha elegido para anunciarse a los demás. En todas estas manifestaciones, Dios se revela como un Dios cercano a las personas, que quiere formar parte de sus vidas para acompañarlas y ayudarlas a alcanzar la felicidad.
Dios se manifiesta con enviados
Dios elige a los profetas para anunciar su mensaje. Muchos profetas fueron rechazados e incluso amenazados, porque sus palabras no agradaban a quienes incumplían la alianza. Dios también se sirvió de mujeres para transmitir su palabra.
Dios se manifiesta en las alianzas
La Biblia usa la imagen de la alianza para mostrar la relación personal entre Dios y el pueblo de Israel. La alianza más importante es la que Dios estableció con el pueblo mediante Moisés.
Dios se manifiesta a las personas
Desde el momento de la creación, Dios inicia una historia de relación personal con los seres humanos. A la acción por la cual Dios se da a conocer, se la conoce como “revelación”. Dios se manifiesta como alguien que se preocupa de sus criaturas y que quiere que sean felices.