Restauración, Revoluciones Liberales y Nacionalismo en la Europa del Siglo XIX
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La Europa de la Restauración
Los vencedores de Napoleón intentaron restaurar en Europa el Antiguo Régimen a través del Congreso de Viena. Se restablecieron las fronteras europeas: Austria recuperó los territorios que le había arrebatado Francia y, además, obtuvo la región de Venecia, creando el reino Lombardo-Véneto. Austria adquiere así la hegemonía sobre Italia. Gran Bretaña consiguió diversos territorios coloniales y la creación del reino de los Países Bajos. Otra organización que se crea es la Santa Alianza. En 1815, Rusia, Prusia y Austria se comprometieron a prestar ayuda mutua en defensa de la monarquía absoluta y de la religión. Más tarde se unen Francia y España. Gran Bretaña rehusó.
Revoluciones Liberales
Revoluciones de 1820-1825
Comienzan en España con el pronunciamiento de Riego. Se extendió por Portugal, América española y algunos estados italianos. También se incluye la lucha de Grecia por su independencia del Imperio turco, que duró 10 años; con el Tratado de Adrianópolis de 1829 consiguió la independencia. Las causas de estas revoluciones fueron el antiabsolutismo y el nacionalismo. La lucha fue mediante asociaciones secretas. El ejército tuvo gran importancia, bien por apoyo al levantamiento o por su represión. Estas revoluciones fracasaron por la reacción interna o por la intervención de la Santa Alianza. La Constitución de Cádiz de 1812 fue el modelo imitado en todos estos países.
Revoluciones de 1830
Fue una revolución liberal con componente nacionalista. Comenzó en Francia y se extendió a Bélgica y Polonia. El detonante en Francia fue la aprobación de las Cuatro Ordenanzas, que suspendieron la libertad de prensa, disolvieron las cámaras, redujeron la base electoral y permitieron gobernar por decretos. Las revueltas obligaron al rey Carlos X a exiliarse. Comenzaba el reinado de Luís Felipe de Orleans, que una vez en el poder se alejó de los principios liberales.
Bélgica mantenía divergencias de tipo religioso y económico con Holanda, con la que formaba los Países Bajos. Bélgica alcanzó la independencia en 1831. Polonia se levantó contra el poder absoluto del zar Alejandro I, pero la revolución fracasó: como resultado, los rusos derogaron la constitución polaca e incorporaron el territorio al Imperio ruso.
Revoluciones de 1848
Cierran el ciclo revolucionario. Se debieron a causas económicas, de política internacional y sociales. De carácter liberal y nacionalista, se unieron por primera vez también movimientos socialistas. Aunque supuso el fracaso de los movimientos revolucionarios liberales, se consiguieron el sufragio universal masculino, la abolición de la servidumbre en Austria y se fortaleció el nacionalismo de los territorios italianos y alemanes. Comenzó en Francia. La presión popular obligó a Luís Felipe de Orleans a abdicar y se proclamó la II República. El triunfo de los moderados en las elecciones limitó las medidas de carácter revolucionario adoptadas. Luís Napoleón, como presidente de la república, dio un golpe de Estado en 1851 y se autoproclamó emperador. En Italia, se basó en la petición de constituciones liberales, del sufragio universal y el fin de la ocupación austríaca. En los Estados Alemanes, las revueltas sociales obligaron a convocar un Parlamento alemán en Frankfurt, el cuál se proclamó soberano. Pero el rey de Prusia quería dirigir él solo la unificación y el Parlamento se disolvió en 1849. El Imperio austríaco se enfrentó a los movimientos nacionalistas húngaros y checos.
Construcción de Estados Nacionales
Primeros Movimientos Nacionales
El sentimiento nacional se nutrió de la exaltación de la identidad propia: una lengua, una historia, una cultura y una religión comunes. En muchos casos, la conciencia nacional se reforzó por la lucha contra Estados opresores, ocupantes o administradores. Hay dos tipos de nacionalismos:
- Nacionalismos disgregadores: Pretendían separarse de una unidad política más grande y formar su propio Estado, como ocurrió en los Imperios austrohúngaro, ruso o turco. Solo tuvieron éxito en Bélgica y en Grecia. También lograron la autonomía algunos territorios balcánicos.
- Nacionalismos unificadores: Pretendían unir por un solo Estado-nación a varios territorios. Es el caso de la unificación italiana y alemana.
En ambos, la ocupación francesa extendió las ideas de igualdad, libertad y soberanía nacional y despertó el sentimiento de nación y odio al monarca extranjero. La expansión económica y comercial fue el preludio de la unificación política. Fue importante la formación de movimientos de jóvenes patriotas. Los reyes Víctor Manuel II y Guillermo I dirigieron el proceso.
Unificación de Italia
Italia queda dividida en siete estados independientes tras el Congreso de Viena, y la influencia austríaca era muy fuerte.
Primera Fase (1849-1860)
Víctor Manuel II de Saboya, rey del Piamonte-Cerdeña, dirigió el proceso y contó con el apoyo de su primer ministro Cavour. Se alió con Francia para luchar contra Austria, que fue derrotada en las batallas de Magenta y Solferino (1859); el Piamonte recibió algunos territorios de Lombardía. En 1860 se anexionó Parma, Módena y Romaña. Se creó un Parlamento común: el Parlamento italiano.
Segunda Fase (1860-1865)
Cavour contó con el apoyo del nacionalista republicano Garibaldi. Sicilia y las Marcas y Umbría fueron incorporadas al reino de Piamonte. El nuevo Parlamento reconoció a Víctor Manuel II como rey de Italia.
Tercera Fase (1865-1870)
La guerra de Prusia e Italia contra Austria (1866) finalizó con la derrota austríaca, que cedió Venecia. Roma quedó unida a Italia y proclamada capital del nuevo Estado. El papa no reconoció la anexión. Con los Tratados de Letrán (1929) se creó el Estado de la Santa Sede en Roma y se resolvió la "cuestión romana".
Unificación de Alemania
El Parlamento de Frankfurt propuso unificar Alemania en forma de monarquía constitucional con el rey de Prusia en el trono. El monarca se opuso por el carácter democrático de la propuesta.
Primera Fase (1859-1865)
Los Estados alemanes habían formado una unión aduanera para fomentar la cooperación económica. Prusia era el principal Estado alemán e inició un proceso acelerado de industrialización, de reforzamiento del ejército y de reformas políticas. En 1862, Bismarck fue nombrado canciller de Prusia.
Segunda Fase (1866-1869)
Prusia se enfrentaba a la rivalidad de Austria, que estaba ocupada con la rebelión de los Estados italianos bajo su dominio. Bismarck propició la invasión del ducado austríaco de Holstein por Prusia. La derrota de Austria en la batalla de Sadowa (1866) materializó la anexión y la creación de la Confederación de la Alemania del Norte.
Tercera Fase (1870-1871)
Bismarck firmó una alianza militar con los Estados alemanes del sur. Provocó una guerra con Francia, la cual fue derrotada en Sedán (1870). Alemania se anexionó Alsacia y Lorena. Nacía el Segundo Imperio alemán o II Reich, cuyo rey era Guillermo I. El país se convirtió en una de las grandes potencias de la época.