Restauración de la Democracia en Atenas tras el Gobierno de los Treinta Tiranos
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Capítulo 13: La Instauración de la Tiranía
Después de que empezaron a deliberar de qué manera les sería posible utilizar la ciudad como quisieran, habiendo enviado primero a Equines y Aristóteles a Lacedemonia, convencieron a Lisandro de que les hiciera llegar guardias, hasta que, habiendo hecho fuera ya a los miserables, establecieron la Constitución. Ellos mismos prometían mantenerla.
Capítulo 14: La Consolidación del Poder
El, habiendo sido convencido, hizo que les fueran enviadas unos guardias y Calibio como gobernador. Cuando estos recibieron la guarnición, halagaban a Calibio con toda consideración, para que aprobara todo lo que hicieran. Enviándoles este los guardias que querían, arrestaban ya no solo a los malos y a los pocos, sino también a los que consideraban y de ningún modo soportarían ser menospreciados, los que, intentando cobrar algo en su contra, conseguirían muchos que le serían favorables.
Capítulo 24: La Resistencia en el Pireo
Los Treinta sí fueron a Eleusis. Los Diez se encargaban de los que estaban muy agitados en la ciudad y de los que desconfiaban unos de otros con los jefes de caballería. Los caballeros incluso dormían en el Odeón con los caballos y escudos, y por desconfianza vigilaban desde el atardecer de un lado con los escudos bajo la muralla y de otro, al alba con los caballos, temiendo siempre que algunos de los del Pireo cayeran sobre ellos.
Capítulo 25: La Organización de la Resistencia
Estos, siendo ya muchos y de todas clases, fabricaban armas, unos de madera, otros de mimbre, y las blanqueaban. Antes de que pasaran diez días, habiendo dado garantías de que quienes lucharan y fueran extranjeros tendrían la isotelia, venían muchos hoplitas y muchos jinetes. Ellos tuvieron aproximadamente setenta jinetes, haciendo provisiones y recogiendo madera y fruta. Dormían de nuevo en el Pireo.
Capítulo 26: Los Primeros Enfrentamientos
De los de la ciudad, por un lado, ninguno salía con armas; por otro, los jinetes a veces hacían prisioneros a los ladrones de los del Pireo y dañaban la falange de estos. Encontraron casualmente a algunos de los exoneos viajando a los campos de estos en busca de provisiones. Y Lisímaco, el jefe de la caballería, los degolló, suplicando mucho y tolerándolos a disgusto muchos caballeros.
Capítulo 27: La Defensa de la Ciudad
Estos, habiendo sido capturados en el Pireo por los jinetes en el campo, mataron a Calístrato, de la tribu Leóntida. Y, pues ya estaban engreídos, de tal manera que atacaron contra los muros de la ciudad. Aunque también es necesario decir esto del ingeniero de la ciudad, el cual, cuando supo que llevarían las máquinas hacia la calle del Liceo, ordenó que todos los carros llevaran piedras enormes y las esparcieran por donde cada uno quisiera de la calle. Como si hiciera esto, cada una de las piedras causaba muchas dificultades.
Capítulo 38: La Reconciliación
Los éforos y los miembros de la asamblea, habiendo oído a estos, enviaron a quince hombres al ágora y ordenaron, de acuerdo con Pausanias, reconciliarse como mejor podían. Ellos se reconciliaron con la condición de tener la paz unos con otros, cada uno a su casa, excepto los Treinta, los Once y los Diez que mandaban en el Pireo. Y si algunos de la ciudad tuvieran miedo, les parecería bien que se establecieran en Eleusis.