Resiliencia Familiar y Duelo en las Etapas de la Vida
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Resiliencia Familiar
Se denomina resiliencia familiar a los procesos de superación y adaptación que tienen lugar en la familia como unidad funcional. La forma en que la familia haga frente a las situaciones de crisis influirá en la inmediata adaptación de sus miembros, supervivencia y bienestar.
¿Qué es la Resiliencia?
La resiliencia es la capacidad de una persona para afrontar y resistir los desafíos o conflictos que se le presentan.
Parentalidad y Resiliencia
La parentalidad competente y resiliente se centra en la capacidad de los progenitores para producir buenos tratos, asegurando la enseñanza de modelos y fuentes de apoyo para hacer frente a la adversidad.
Fuentes de Resiliencia Parental
- Entorno social y cultural.
- Organización y funcionamiento familiar.
- Personalidad, resultado de la articulación entre padres y madres.
Fuentes Macrosistemicas
Hacen referencia al entorno social o cultural. Un entorno social adecuado facilitará la resiliencia de los hijos.
Fuentes Microsistemicas
Hacen referencia al ambiente familiar. Un ambiente familiar afectivo, estable, con reglas y límites adecuados, resultado de la acción de adultos competentes, facilita que los niños, al recibir buenos tratos de forma natural y permanente, desarrollen esta capacidad. Las familias nuclear y extensa constituyen la red de apoyo más próxima al individuo.
Fuentes Individuales de Resiliencia
Hacen referencia a la historia y experiencia personal. Los padres resilientes favorecen la resiliencia familiar y, directamente, la de sus hijos, ya que cuando están en una situación de adversidad tienen la capacidad de identificar y utilizar los factores protectores del medio social y familiar para sobreponerse. Los rasgos que contribuyen a la resiliencia son: fuerza mental, autonomía, control de impulsos, sentirse querido y la empatía.
Las Competencias Parentales
1. Resiliencia Primaria y Competencias Parentales (Resiliencia Infantil)
Capacidad que los niños y adolescentes desarrollan cuando sus recursos naturales se desarrollan y potencian por las competencias y habilidades de sus padres. Se constituyen en los tres primeros años de vida; su manifestación es el desarrollo de un apego sano y seguro, resultado de los cuidados. Les otorga la capacidad de hacer frente a las experiencias traumáticas sin daño, aunque no les evita el sufrimiento.
2. Resiliencia Secundaria: Padres y Madres Resilientes
Hijos de padres que no pudieron desarrollar competencias parentales. En la actualidad son padres competentes a pesar de la incompetencia de sus progenitores porque han desarrollado esta resiliencia. El hecho de que estos padres puedan criar a sus hijos con sensibilidad y apego se debe a la influencia de intervenciones de protección, apoyo social y cuidados terapéuticos.
3. Resiliencia y el Dolor Invisible de las Madres y Padres
Estas personas no son culpables de lo que les ha sucedido, pero sí responsables de hacer lo necesario para lograr la superación de las consecuencias de la violencia.
El Duelo en las Etapas de la Vida
El ser humano, indudablemente, se encuentra en una compleja red de relaciones sociales, por lo que un suceso alegre o doloroso afecta tanto individualmente como a las personas que le rodean de forma indirecta. La familia es el primer grupo del que formamos parte y se caracteriza por la gran cantidad de relaciones afectivas que conlleva.
Por eso, el duelo es aquel proceso que hace cada persona ante algún acontecimiento vital en algún momento de su etapa de vida, y que, por tanto, varía su intensidad teniendo en cuenta esta, ante la pérdida o ausencia de algún ser querido o situaciones que nos evoquen un sentimiento de dolor o sufrimiento. El dolor por la pérdida es fuerte, incluyendo traumas y pérdidas; además, expone a un niño, por ejemplo, a dolorosas vivencias de vacío y abandono.
Circunstancias que Favorecen la Elaboración del Duelo en Niños y Jóvenes
- Manifestarles afecto (abrazos).
- Hablar sobre la persona perdida y el duelo.
- No alterar los hábitos familiares del hogar o de la familia.
- Favorecer la expresión de emociones y sentimientos.
- Mantener el contacto con los amigos, allegados y conocidos.
- Permitir que exprese su dolor.
- Llevarles a un especialista si es necesario.
Las familias en duelo requieren de un periodo de adaptación, ya que si este no se trata de forma adecuada puede reactivar otro duelo pasado.
El Duelo en las Etapas de la Vida
1. El Duelo en la Infancia
Los niños mantienen mejor la capacidad de gozar de situaciones agradables, aunque la pérdida temprana hace el duelo más difícil y, además, puede generar problemas en el desarrollo de la personalidad.
- La inmadura estructura de los niños pequeños genera más rápido mecanismos de defensa: negación, sustitución, represión.
- Rasgos característicos de las reacciones infantiles.
- Alternancia sucesiva de la pena.
- Primer impacto a una rápida negación.
- No hablar del fallecido.
- No expresar (aparentemente) dolor en poco tiempo.
- La pérdida puede modificar el medio y los vínculos e influir en las circunstancias y situaciones posteriores, modificando la actitud de los sobrevivientes.
- Duelos precoces y medio familiar.
2. El Duelo en la Adolescencia
(De entrada ya existe una pérdida: la infancia y la seguridad paternal).
El duelo en esta etapa supone una crisis madurativa, la más decisiva para configurar la personalidad.
Determina el paso de una etapa a otra (infancia-adolescencia-edad adulta) de forma repentina, forzada, y origina cambios psíquicos.
Tipos de Duelo
- El duelo por los padres.
- Pérdida acumulada de figuras sustitutivas (ej. abuelos).
- Pérdida de hermanos o amigos.
3. El Duelo en la Edad Adulta
Situaciones de Duelo
- Muerte de los padres: Sentimiento de orfandad y soledad (a cualquier edad). Puede estar mitigado o adelantado (por enfermedad). A veces, coincide con la independencia de los hijos, lo que acentúa la soledad.
- Duelo por los hijos: Influencia en las relaciones con el cónyuge y con los otros hijos. Marca a los hijos nacidos más tarde. Enfermedades prolongadas de los hijos: marcan mucho y permiten un duelo anticipado y posterior.
- Duelo por viudedad: La muerte del cónyuge interrumpe el proyecto de vida común. Modifica más que otras pérdidas. Estrés psicosocial extremo: crisis, cambio de rumbo. La más difícil de asumir.
- Duelos no terminados: La persona muerta está aún presente. Desaparecidos. Emigración. Enfermedades progresivas.
- Duelos transgeneracionales: Podemos sentirnos afectados (no conscientemente) por duelos de anteriores generaciones, significativos, problemáticos, no resueltos.
4. El Duelo en la Vejez
- Acumulación de pérdidas (internas y externas).
- Soledad y desamparo + deterioro físico + depresión.
- Van perdiendo pedazos de su historia.
- El duelo no se convierte en patológico = acomodación natural = estabilidad psíquica.
Conclusiones
- El duelo patológico se da en una minoría de casos.
- Marcan lutos en la historia biográfica (un antes y un después).
- Efectos prolongados, variables, reactivados por otros duelos.
- Los duelos en la infancia pueden condicionar el posterior desarrollo biográfico y configurar la personalidad.
- Tiene efectos transgeneracionales.
- Relacionado con cuadros clínicos muy diversos.
- El impacto en la biografía es un proceso: lo importante es el acontecimiento, la situación y la evolución; por eso son decisivas las relaciones posteriores, el apoyo, las figuras sustitutivas y las pérdidas posteriores.