Renovación del Teatro Europeo: Finales del Siglo XIX a Mediados del Siglo XX
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Renovación del Teatro Europeo a Finales del Siglo XIX
La Superación del Drama Romántico
A finales del siglo XIX, el drama romántico comienza a mostrar signos de agotamiento. La repetición de sus fórmulas y la exageración de sus recursos acaban provocando el cansancio de los espectadores y abren las puertas a un nuevo tipo de teatro. Surgen entonces dos tipos de teatro:
- Teatro de evasión: Un teatro de consumo y entretenimiento dirigido al público burgués, que refleja de forma amable los conflictos en el seno de la clase media. Su objetivo no es la crítica, sino el entretenimiento.
- Teatro de denuncia: Refleja aspectos crudos de la realidad, como la hipocresía y la falta de libertad, buscando una descripción exacta de la sociedad. Estas obras fueron objeto de agrias polémicas en su tiempo.
Dramaturgos Realistas Renovadores
Henrik Ibsen (1828-1906)
Dramaturgo noruego que ha influido en generaciones posteriores por su capacidad de profundizar en la psicología de los personajes y su actitud crítica con las realidades de su tiempo. Nació en Noruega, emigró y vivió 30 años en Italia y Alemania. Influyó en el teatro contemporáneo, en autores como August Strindberg y Anton Chéjov.
- Los personajes de Ibsen son cercanos y viven conflictos reales con los que el espectador se identifica.
- Su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez y la adecuación.
- En su obra se presenta el conflicto de un individuo con una sociedad que no lo comprende o lo rechaza.
En su obra se distinguen tres etapas:
- Primera fase: Influida por el romanticismo, cultiva el drama histórico con temas tradicionales de Noruega.
- Segunda fase: De realismo crítico, refleja problemas de la sociedad, como la opresión de la mujer en la sociedad burguesa y su intento de liberarse. Ejemplo: Casa de muñecas.
- Tercera fase: Influida por el simbolismo.
August Strindberg (1849-1912)
Nacido en Suecia, fue un autor polifacético y revolucionario. Se considera precursor del teatro de la crueldad y del absurdo. Reflejó sus orígenes familiares en El hijo de la criada. Tuvo problemas mentales. Sus temas dominantes son:
- Crítica a las instituciones, la decadencia de la sociedad, el matrimonio y la lucha de sexos.
- Concepto de "asesinato psíquico": la muerte producida por el sufrimiento causado por una relación dolorosa.
- Los personajes se presentan desde diversos ángulos.
En su obra se distinguen dos fases:
- Fase naturalista.
- Fase más compleja: Abandona las unidades de espacio, tiempo y acción, presentando personajes grotescos. Esta fase se considera precursora del teatro de vanguardia.
Su obra más conocida es La señorita Julia.
Anton Chéjov (1860-1904)
Murió joven a causa de la tuberculosis. Fue el principal innovador del teatro ruso. Su éxito tuvo mucho que ver con las técnicas innovadoras de Stanislavski. El teatro de Chéjov retrata una sociedad decadente a través de un variado repertorio de personajes. Sus temas principales son la soledad del individuo y el fracaso. Potenció la llamada "acción indirecta", que no ocurre en escena, sino que se sugiere a la imaginación del espectador. Obra destacada: El jardín de los cerezos.
Oscar Wilde (1854-1900)
A finales del siglo XIX, se produce un resurgimiento del teatro inglés. Autores nacidos en Irlanda, como Wilde, se esforzaron en acercar la vida al espectador con brillantez, sentido crítico e ironía. Tuvo enfrentamientos con la sociedad puritana y fue condenado a cárcel. Fue un brillante escritor de cuentos y dejó una magnífica novela: El retrato de Dorian Gray. En teatro tuvo aún más logros. En sus obras prima el ingenio y el humor brillante. En general, se trata de poner en evidencia la estrechez moral de la sociedad inglesa posvictoriana. Destacan la ironía, el humor, la brillantez del vocabulario y los juegos de palabras.
La Transformación del Teatro en la Primera Mitad del Siglo XX
Se produjo una auténtica revolución en el teatro. El Théâtre Libre de André Antoine fue el primer intento de renovar las estrategias interpretativas y de romper la "cuarta pared". Se buscó naturalidad en la interpretación: los actores podían dar la espalda al público, e incluso salir de su campo visual. Stanislavski elaboró su método basado en la identificación del actor con las emociones del personaje a través de la introspección.
El teatro simbolista surge como evolución del propio naturalismo, cuando se dan cuenta de que no es posible mostrar ciertas realidades y deciden aludir a ellas por medio de sonidos, luces o elementos escenográficos.
En la primera mitad del siglo XX aparecen renovadores de la escenografía como Max Reinhardt, que usó varios escenarios giratorios y la ambientación naturalista. El suizo Adolphe Appia dio importancia a la música y a la iluminación en obras de carácter simbolista.
El teatro de vanguardia aboga por la supresión de la barrera entre actor y público, y tiende a eliminar el decorado, sustituyéndolo por la decoración. Autores españoles como Unamuno abogan por un teatro desnudo, buscando escenarios despojados de decorados y objetos con valor simbólico. Antonin Artaud, con su teatro de la crueldad, defiende que el objetivo del teatro es conmover al espectador, sacarlo de sí, y para ello hay que destruir la realidad con un espectáculo total.
El Teatro Durante el Periodo de Entreguerras y la Posguerra
Durante el periodo de entreguerras, con el auge de movimientos totalitarios como el fascismo y el nacionalismo, el teatro debe ser un instrumento para la lucha política y social; debe implicar al espectador y enseñarle. El representante de esta corriente es el poeta Bertolt Brecht, creador de un teatro de orientación política totalitaria. Marcado por su oposición al nazismo y su vinculación con el marxismo, se vio obligado a exiliarse. En su teatro utiliza técnicas de distanciamiento, buscando una respuesta racional más que emocional. Obra destacada: Madre Coraje y sus hijos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa queda destruida y el mundo es incapaz de alcanzar la paz a causa de la Guerra Fría. Predominan los sentimientos de desorientación, angustia y desesperación. Las corrientes más representativas son:
- Teatro existencialista: Defiende la idea de que el ser humano nace sin una esencia predeterminada y debe dar sentido a su vida independientemente de morales heredadas. Los temas dominantes son la libertad, la angustia, la desesperanza, el equilibrio, la afirmación de la conciencia y la responsabilidad moral del individuo. Autores representativos: Jean-Paul Sartre y Albert Camus, en cuyas obras predomina la conciencia del absurdo de la existencia humana.
- Teatro del absurdo: Se preocupa por el individuo y la sociedad. Presenta la falta de sentido de la existencia sin plantear opción alguna. Es de un pesimismo feroz. Los recursos para plasmar el sinsentido de la existencia son argumentos carentes de significado, diálogos repetitivos y un humor basado en la caricaturización. Autores representativos: Eugène Ionesco y Samuel Beckett. La obra más importante de Beckett plantea la angustiosa situación de dos personajes que esperan a un tercero que nunca llega, plasmando las preocupaciones centrales: la angustia y la falta de significado de la existencia.
El Teatro Norteamericano
Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se centra en cuestiones sociales. Autores principales:
- Eugene O'Neill: Caracterizado por el realismo psicológico, la profundidad de su pensamiento y la brillantez de su lenguaje cargado de símbolos.
- Tennessee Williams: Retrata en sus obras la sociedad sureña en la que se crio. Se centra en personajes marginados, frustrados y enfrentados con la sociedad. Son brillantes sus personajes femeninos. Su obra más importante es Un tranvía llamado deseo.
- Arthur Miller: Representa la mayor vinculación entre el teatro y el cine; fue dramaturgo y guionista. Cuestiona el "sueño americano". Sus protagonistas se ven abocados al fracaso. Las brujas de Salem, escrita en 1953, es un alegato contra la represión y la intolerancia, y una denuncia de la "caza de brujas" de McCarthy.