Renovación y Crítica: Novela y Teatro Español en la Posguerra Franquista
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La Novela Española de Posguerra
Contexto Inicial
El género de la novela se caracterizó por su ideología conservadora o falangista, y por ser una continuación del realismo tradicional.
Los primeros signos de renovación de la novela española llegaron de la mano de dos jóvenes escritores: Camilo José Cela, que publicó La familia de Pascual Duarte, y Carmen Laforet, que en 1945 ganó el Premio Nadal con su obra Nada.
Estas novelas causaron un gran impacto en los lectores por razones ideológicas y de estilo literario.
En efecto, la realidad que se reflejaba en ellas no era el mundo heroico y feliz que difundía la propaganda del régimen franquista, sino una realidad desgarrada, violenta y opresiva caracterizada por el dolor y la angustia existencial.
La censura impedía profundizar en las causas de esa realidad problemática, pero la desesperanza que se derivaba de la lectura de estas obras transmitía la idea de que se vivía en una sociedad inauténtica.
Tendencias Narrativas en los Años 40
En la década de los años 40 se distinguen dos tendencias:
La Novela Tremendista
La violencia, la crueldad y la falta de esperanza de este tipo de novelas pretenden ser un revulsivo frente a las novelas heroicas y politizadas de ideología falangista que se venían publicando desde 1936. Ejemplo: Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte.
La Novela Existencial
La publicación del libro Nada, de Carmen Laforet, significó una bocanada de aire fresco en la novela española de los años 40 y un anuncio de lo que sería la novela posterior. Por un lado, el argumento tenía un fondo autobiográfico y se desarrollaba en un ambiente y un tiempo muy concretos (literatura de la experiencia), el estilo era sencillo.
La Novela Social en los Años 50
A pesar de que toparon con la censura, los novelistas de los años 50 dieron testimonio y denunciaron la realidad social y política que se vivía en España durante la dictadura.
Estas novelas cumplieron una función informativa, dado que reflejaban una situación social y económica que la prensa oficial ocultaba.
Novela precursora: La colmena (Camilo José Cela)
El autor se limita a dar testimonio de la sociedad. La crueldad con los débiles y la falta de valores éticos que se respiran en esta novela se achacan a la condición humana sin que se denuncie el régimen franquista.
- Lenguaje elaborado
- Personaje colectivo
- Narrador omnisciente, observador y subjetivo
- Tiempo no lineal
- Espacio urbano
Novela comprometida (Neorrealismo): El Jarama (Rafael Sánchez Ferlosio)
El autor adopta un enfoque crítico ante las repercusiones negativas de la dictadura en la vida cotidiana (plano existencial). Esta crítica, que se inspira en los valores democráticos y éticos universales, no se hace explícita, sino que la extrae el lector. El autor logra un equilibrio entre la forma y el fondo.
Novela comprometida del realismo social: Dos días de septiembre (José Caballero Bonald)
Novela tendenciosa: denuncia del capitalismo y la dictadura desde la perspectiva marxista, según la cual la literatura es un arma para concienciar al lector en la lucha de clases y contra el franquismo. Predominan elementos ideológicos y lenguaje elaborado.
- Personaje colectivo
- Narrador observador
- Tiempo lineal
- Espacio urbano
Teatro Existencial
Es una corriente teatral que se opone al teatro de evasión, porque expresa el descontento y la angustia existencial sin indagar en las causas sociales o políticas que generan ese malestar. Historia de una escalera (1949), de Antonio Buero Vallejo, o Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre, son algunas de sus obras más representativas.
Teatro Social (o de Denuncia)
Se inscribe dentro de la corriente denominada realismo socialista. En España, este tipo de teatro desarrolla una doble crítica. Por un lado, representa una denuncia del capitalismo inspirada en los tópicos marxistas (injusticia social o explotación de los trabajadores); y, por otro, una oposición a la dictadura franquista.
Para burlar la censura, Buero Vallejo supo dosificar su crítica y plantear sus tesis mediante situaciones cotidianas, símbolos y sobreentendidos que el público de la época sabía comprender muy bien.
Más radical fue Alfonso Sastre, que desarrolló un teatro político de agitación social pero que fue prohibido durante el franquismo.
Antonio Buero Vallejo
Los temas de su obra son la frustración social e individual que se ha ido heredando a través de tres generaciones marcadas por la dura realidad social de la posguerra española y la falta de voluntad que destruye poco a poco los sueños de los personajes.
El teatro de Buero Vallejo logró actualizar las tragedias clásicas. En efecto, en sus obras los personajes aspiran a los más nobles ideales por los que puede luchar un ser humano: la libertad, la dignidad, la felicidad o la verdad. Pero, a diferencia de lo que ocurre en el teatro griego, los personajes de Buero no chocan contra los designios de los dioses paganos, sino que se enfrentan a una sociedad injusta que se opone a tan nobles aspiraciones.
En las obras de este dramaturgo, no obstante, hay siempre una llamada a la esperanza porque nos invita a luchar contra la injusticia con las armas de la voluntad y la solidaridad.