El Relieve y el Retrato en el Arte Romano: Evolución y Características

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El Relieve en el Arte Romano

El relieve alcanza su máxima expresión dentro del arte romano. Cumple una función narrativa e histórica, ya que busca difundir una serie de hechos de cierta importancia para que el pueblo conozca las grandes campañas militares de sus emperadores. Por ello, se vincula fundamentalmente al marco de los edificios conmemorativos (relieve monumental): se realiza sobre arcos de triunfo o columnas, aunque también sobre sarcófagos y mobiliario.

Es marcadamente realista y busca los efectos de perspectiva (profundidad), empleando el altorrelieve en las escenas más cercanas, el mediorrelieve en las que están en un segundo plano y el bajorrelieve en las más lejanas. Concede mucha importancia al paisaje y posee un gran ritmo compositivo logrado a base de variar las diversas actitudes de los personajes, a pesar de su gran número.

Principales Obras del Relieve Romano

Ara Pacis

El Ara Pacis es un monumento conmemorativo situado en Roma, de planta rectangular, en cuyo interior se halla un altar que sirve para conmemorar la pacificación del imperio. Está decorado con relieves de personajes togados que van en procesión para hacer ofrendas a los dioses en un escenario decorado con elementos vegetales como los grutescos, guirnaldas, uvas, etc., y con bucráneos (cráneos de buey), ya que el sacrificio era de dos bueyes.

El realismo permite que se conozcan varios personajes y, junto a la procesión, aparecen imágenes de carácter alegórico de la Tierra, de Roma, etc. La composición rellena todo el espacio (horror vacui), pero con una técnica narrativa clara y precisa, donde el relieve marca la perspectiva. Las actitudes de los personajes varían entre sí, lo que crea ritmo compositivo y movilidad.

Arco de Tito

El Arco de Tito es un arco de triunfo situado en el foro de Roma que recuerda las grandes hazañas históricas del emperador. La técnica se emplea con gran habilidad, creando una sensación de profundidad que entra dentro de lo que se ha denominado “ilusionismo romano”, por la particular forma de entender los fondos para crear ilusión espacial.

El claroscuro da una gran plasticidad y calidades casi pictóricas, empleando los tres tipos de relieve. En las enjutas del arco aparecen dos representaciones de la Victoria que vuelan con estandartes en la mano y, en el friso, se puede ver la entrada triunfal de Vespasiano y Tito en Roma tras haber arrasado Jerusalén y el desfile de las tropas romanas con los trofeos arrancados a los judíos, como demuestra el candelabro de los siete brazos.

Columna Trajana

La Columna Trajana (Roma) es una columna conmemorativa con carácter funerario, pues debajo de ella hay una caja con las cenizas del emperador. Sus relieves conmemoran todo el proceso de pacificación de la Dacia, actual Rumanía. Estos se disponen a lo largo de una cinta que se enrolla formando una hélice cuyas secuencias crean un sentido temporal.

En la mitad inferior se representa la primera guerra dácica y en la superior la segunda, con un gran realismo. Hay representaciones alegóricas, como el Danubio en forma de personaje barbudo que emerge de las aguas.

Arco de Constantino

El Arco de Constantino pertenece a la época bajoimperial, en la que se pierde la representación realista de la anatomía para aproximarse a una cierta desproporción.

Sarcófagos

Los sarcófagos presentan relieves, generalmente de tema mitológico, trabajados con la técnica del trépano y tienden al horror vacui.

El Retrato en el Arte Romano

El retrato romano evoluciona en estos tres periodos:

Periodo Republicano

Los etruscos ejercen una gran influencia, especialmente en todo lo que tenga que ver con las técnicas del bronce, que manejaban con habilidad. Durante esta época se realizan numerosas esculturas de este material de personajes preponderantes en la sociedad de Roma.

El extremo realismo de los rostros se debe a que las imágenes eran realizadas con mascarillas funerarias: se sacaba un vaciado en cera del rostro del difunto que después se policromaba aproximándose lo máximo posible a la realidad. Además, se intentaba reflejar la personalidad del retratado.

Como ejemplo tenemos la estatua de Brutus Barberini, que representa a un senador vestido con la toga de amplios y angulosos pliegues propia de su rango, que porta en las manos dos bustos de sus antepasados, también esculpidos partiendo de las máscaras mortuorias. En esta obra el arte griego influye dotándola de idealidad en el empleo del canon y el contrapposto clásicos.

Periodo Imperial

Se inicia un momento de idealización que tiene como objetivo la magnificación de la figura del emperador (sentido propagandístico). La escultura de Augusto de Prima Porta aparece con cánones y proporciones clásicas y con contrapposto, pero con realismo en el retrato. Se trata de una divinización del emperador, que aparece descalzo como un héroe y con indumentaria militar.

Presenta una coraza decorada con temas mitológicos e históricos (entre ellos la conquista de la Galia e Hispania), el brazo derecho hacia el frente, en cuya mano posiblemente tenía una corona de victoria, que junto a la coraza y mástil del estandarte que porta en la mano izquierda son símbolos de poder imperial.

Igualmente dignificantes son las esculturas de su esposa Livia y de sus hijos, quienes, a pesar de contar con numerosas representaciones, siempre aparecen con el mismo aspecto, sin que les afecte el paso del tiempo (signo de idealización).

Se conserva un buen número de retratos del emperador Adriano y, siguiendo la moda impuesta por Trajano, los retratos abarcaban los hombres y el arranque del pecho. Durante su reinado se produjo la muerte de un joven egipcio llamado Antinoo, cuyos retratos son idealizados, de clara influencia helenística, y fríos, no intentan plasmar la psicología del individuo.

La única escultura ecuestre que se conserva es la de Marco Aurelio, obra en bronce que representa al emperador vestido con túnica de soldado extendiendo su mano derecha en actitud de saludo al pueblo y al ejército. Se emplea la técnica del trépano, con claroscuros contrastados, y se abandona toda idealización. El retrato capta su psicología, con el rostro sereno y expresión de mesura y sabiduría. Destaca la perfecta compenetración entre el jinete y el animal y el buen estudio anatómico del caballo.

Los retratos de los últimos Severos están cargados de expresividad. Se introduce la expresión de sentimientos como la inseguridad, la angustia o el miedo.

Periodo Bajoimperial

Desaparece el realismo y la idealización y el retrato se vuelve más tosco e impresionista. Los ojos adquieren mayor volumen e importancia, se abandona el trépano y las superficies aparecen menos trabajadas. Se introduce el colosalismo. Un ejemplo es la estatua colosal de Constantino.

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