Relativismo Lingüístico: La Visión de Whorf sobre Lenguaje y Pensamiento

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Tema 9 El Programa del Relativismo Lingüístico

El Desarrollo del Programa del Relativismo Lingüístico: Whorf

Si Sapir inició el programa del relativismo lingüístico, Whorf lo llevó a la práctica y lo radicalizó. Elaboró una segunda teoría sobre el relativismo lingüístico en la que proponía que: los hablantes de lenguas distintas ordenan el mundo de forma distinta, y la lengua determina el pensamiento, ya que las formas de pensamiento de un individuo están sometidas a leyes inconscientes de su lengua, es decir, pautas o categorías gramaticales con las que se comunica y concibe el mundo.

La lengua no es un mero instrumento, ni las ideas un proceso independiente, sino ligado a la forma lingüística por una relación de determinación.

“El mundo se nos presenta en un flujo caleidoscópico de impresiones que tiene que ser organizado por nuestras mentes, y esto ocurre en gran medida gracias a los sistemas lingüísticos que están en nuestras mentes. Nosotros dividimos metódicamente la naturaleza, la organizamos en conceptos, y le adscribimos significados, en virtud de un acuerdo que determina nuestra visión del mundo”.

Para demostrar su teoría, Whorf empleó una serie de estrategias:

1. La experiencia de la diversidad: cada lengua es un sistema de referencia, es decir, muestra que los mundos expresados por las distintas lenguas son distintos.

Hace un contraste continuado de las formas en inglés u otras lenguas europeas con otras de lenguas amerindias, como medio más efectivo para expresar esa diversidad.

Los ejemplos seleccionados para esto no son sólo palabras de distintas lenguas, sino modos de conformar las palabras de muy distinta manera, modos muy distintos de organizar los elementos formales que componen las expresiones y aún más las ideas, el modo de ver el mundo natural y el mundo social, que son apreciablemente distintos.

2. La naturaleza inconsciente de los fenómenos de la lengua: los hábitos lingüísticos, instalados por aprendizaje, y por tanto intencionada y conscientemente, consisten en un conjunto de normas en general y de reglas gramaticales en particular cuya automatización produce el efecto de “naturalidad”, pero que implica la instalación en las mentes de significaciones y modos de ver el mundo que con el contraste de la diversidad aparecen como particulares, diferenciados y diferentes.

3. Modelos tomados de la ciencia: en concreto, la física-química y la psicología. La posición y el movimiento del observador resultan determinantes en la percepción. El mundo externo está mediado, en su percepción, por las pautas lingüísticas adquiridas.

Influencia de la Gestalt: leyes de la organización perceptiva (buena forma, proximidad, buena continuación y cierre), y relación entre la forma figura y el fondo.

El mundo externo no es informe y desestructurado, sino que permite segregar “esenciales de experiencia” disponibles para todos, independientes del lenguaje o de la cultura, pero parcialmente determinados por las pautas lingüísticas adquiridas en el proceso de enculturación.

Whorf admite los límites del principio de relatividad lingüística y defiende la “unidad psíquica de la humanidad”.

4. Situaciones ejemplares: utilización de situaciones ejemplares tomadas de su práctica como inspector de seguros que no tiene consistencia epistemológica, sino pedagógica.

Fonémica Relativista

El principio de relatividad lingüística, que generalmente se restringe a los aspectos gramaticales de las lenguas tiene un primer campo de aplicación en la fonémica, aunque Whorf no profundizó en ello.

Categorías Gramaticales y Criptotipos

El análisis de Whorf de las categorías gramaticales distingue dos pares de categorías: abiertas-encubiertas y selectivas-modulares.

Las supuestas categorías sin marcadores se han atribuido a lenguas exóticas y se modelan como categorías con marcadores según la gramática de la lengua nativa del investigador, mientras que las categorías genuinas de la lengua exótica son ignoradas porque están marcadas encubiertamente.

El análisis debe comenzar estableciendo la unidad de comprobación que ha de ser la frase o un grupo reducido de frases, no la palabra, porque lo que define a las categorías son los marcadores y éstos pueden aparecer en la frase, pero no necesariamente en una palabra.

Marcadores:

1.- Abiertos o fenotipos: género, persona del verbo

Encubiertos o criptotipos: “significaciones sentidas, elusivas, ocultas pero funcionalmente importantes”: la expresión gramatical de una categoría encubierta es una realidad semántica para la persona que habla una lengua, aunque no la formule conscientemente ni se preste a ser designada por una palabra determinada.

2.- Selectivos: sustantivo, adjetivo... Unas son abiertas y otras encubiertas.

Moduladores: género, número, tiempo, modo... Todas son abiertas.

Estas dos categorías se encuentran ordenadas jerárquicamente.

3.- Específicos: se da en una sola lengua determinada.

Genéricos: es formada por el agrupamiento de clases semejantes.

Lo que pretende Whorf con esta clasificación es hacer ver que todas estas “categorías” no corresponden a realidades externas sino que son formas arbitrarias de fragmentar la experiencia que tenemos del mundo exterior, de modo que las categorías configuran el principio de relatividad lingüística, y son éstas las que proporcionan configuraciones diferentes de la experiencia.

“Etnolingüística” Whorfiana

Whorf hace un análisis de las culturas desde las lenguas, pues cada lengua trocea la experiencia de modo distinto, se da una segmentación de la experiencia. Así, esta segmentación es relativa a cada lengua y cultura en relación a su visión del cosmos, de forma que cada lengua opera con su cultura como una formación compleja, y que conlleva una filosofía implícita, una visión del mundo: los hablantes de lenguas distintas viven en mundos conceptualmente diferentes y categorías fundamentales (como el espacio o el tiempo) se experimentan de diferente manera.

La etnolingüística es pues el análisis de los mundos culturalmente significativos vistos desde las lenguas, y su objetivo es el estudio de la “mentalidad cultural”, no de la “mentalidad primitiva”.

Los estudios de los cognitivistas insistirán más tarde en este aspecto de la segmentación de la experiencia, pero se centrarán principalmente en el léxico y no tanto en la gramática, como proponía Whorf.

Relativismo y Traducción

El contraste se da entre todas las lenguas, pues son concebidas como sistemas de referencia. Asumir la relatividad lingüística no significa negar la posibilidad de la traducción.

En principio, una traducción no es sólo una cuestión lingüística, sino también y a la vez cultural, ya que las lenguas no son meros instrumentos de mediación, sino que en ellas está inserta una lógica y una metafísica.

Whorf distingue tres tipos de traducción:

1. Oficial: versa sobre lo que implica una palabra. Es la que primero proporciona un informante.

2. Literal: es sistemática y exige conocimiento de la gramática y el análisis de la forma.

3. Interpretativa: es psicológica y cultural. Requiere las explicaciones detalladas del informante, el conocimiento del intérprete y la captación de los contenidos de la etnolingüística, es decir, las segmentaciones de la experiencia, la metafísica y la mentalidad nativas.

Relativismo y Ciencia

Whorf insistía en que las matemáticas, la lógica formal, la filosofía, etc. no dejaban de ser “extensiones más especializadas del lenguaje”.

Para él, la investigación científica comienza y termina con el lenguaje: primero se formula con frases el procedimiento a seguir y después, una vez obtenidos los resultados, se vuelve otra vez a elaborar frases para exponer lo que podría convertirse más tarde en base de nuevas investigaciones.

Según Whorf, las ciencias han asumido las racionalizaciones que incorporan las lenguas occidentales.

Demandó mayor rigor en los estudios lingüísticos pues la mayoría de sus reglas de procedimiento

habían sido establecidas basándose exclusivamente en un puñado de lenguas, las indoeuropeas.

CONCLUSIÓN

A Whorf se le puede criticar porque hoy no se puede defender que la distinta concepción del tiempo o del espacio y de otros aspectos de la cultura en las sociedades desarrolladas y las preindustriales sea distinta por tener lenguas diferentes, sino más bien por causa de una forma particularizada social, política y religiosa de organizar y entender el mundo. De hecho, pueblos con culturas y lenguas diversas, que aparentemente nada tienen que ver entre sí ni en el tiempo ni en el espacio, coinciden en cosmovisiones y desarrollos culturales semejantes.

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