La Relación entre Fe y Razón según San Agustín

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 3,65 KB

Relación Razón-Fe en San Agustín

Existe, en modo propio, un uso cristiano de la filosofía más que una filosofía cristiana. Esto es así porque el cristiano no se cuestiona aquellos principios que son dados por su fe.

El Encuentro entre Filosofía y Cristianismo

El encuentro entre la filosofía y el cristianismo se produce por dos vías principales:

  • Un encuentro inconsciente cuando muchos términos procedentes de sistemas filosóficos helenísticos (logos, espíritu, alma…) son vertidos a sus textos religiosos.
  • El encuentro consciente de los pensadores cristianos con la filosofía. Algunos, como Tertuliano, pretendieron rechazar la filosofía; otros, como Justino, trataron de interpretarla en clave cristiana. Finalmente, el cristianismo se vio obligado a hacer filosofía para enfrentarse a doctrinas rivales (escepticismo, neoplatonismo...) y para precisar su propia terminología para mantener la unidad de la doctrina.

Es en este contexto cuando se produce el encuentro entre las dos formas filosofía-teología y sus respectivos instrumentos razón-fe. La filosofía pretende el conocimiento llevado a cabo por el ser humano desde sí mismo. El cristianismo parte de que sus contenidos vienen dados por la fe, que es concebida como gracia divina. El problema surge cuando ambos no coinciden, lo que supondrá deslindar qué corresponde a la fe y qué a la razón.

La Perspectiva de San Agustín sobre Fe y Razón

En el pensamiento de San Agustín no aparece una demarcación clara entre fe y razón. Cuando habla del papel de la razón y la fe, lo hace teniendo en cuenta su experiencia personal, su propia vida. Así, considera que, en un primer momento, la razón ayuda al hombre a encontrar la fe. En el obispo de Hipona, la filosofía comienza como búsqueda de la sabiduría que le deja insatisfecho; este camino termina en el momento de su conversión y el encuentro con la fe. Una vez en posesión de la verdad a que condujo la fe, la razón tiene como finalidad ayudarle a entender esta verdad, por lo que a partir de entonces la razón estará subordinada a la fe, y por lo tanto, la filosofía a la teología.

El paso de San Agustín por el maniqueísmo y el escepticismo le hizo ver los límites de la razón humana. Se necesita la fe para llegar a la certeza y la felicidad que demanda el corazón humano. Pero fe y razón colaboran, de ahí su sentencia "Intellige ut credas, crede ut intelligas" (Conocer para creer, creer para conocer). Es el concepto de confesión que en él significa clarificar la propia intimidad.

El horizonte de la razón es limitado, mientras que la fe se eleva por encima de este mundo hacia verdades humanamente inaccesibles. Para Agustín no es posible creer sin razones; la fe es una iluminación de Dios que despierta la comprensión de la razón. Si la razón entiende la fe, esta es más firme.

Sobre la fe descansa, por tanto, la actividad principal del conocimiento; sin ella no es posible la verdad, pues esta deriva de las ideas iluminadas por Dios en el alma. Pero la fe es una luz, un deseo de verdad que necesita de la estructura de las ideas. La razón no puede obstaculizar el movimiento del alma hacia la verdad máxima; la razón ha de apoyar y servir a la fe.

Para San Agustín, la razón es una sirvienta de la fe. No es autónoma, sino un instrumento de la revelación para hacerse comprensible. La Revelación abre los ojos a la razón y la guía. Razón y fe se unen en un único movimiento hacia la verdad. Es en el interior del alma donde se encuentra el camino a la felicidad, puesto que no hay verdad sin felicidad ni felicidad sin verdad.

Entradas relacionadas: