El Reino de Dios y la Vida Cristiana: Camino a la Salvación

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El Reino de Dios: Una Dimensión Espiritual y Religiosa

Los judíos esperaban que el Mesías estableciera un reino temporal y eterno de paz al llegar a Israel. Sin embargo, el reino anunciado por Jesús no es temporal, sino que tiene una dimensión espiritual y religiosa: la llegada de la salvación enviada por Dios Padre a la humanidad por medio de Jesús Hijo. Jesús habla sobre el reino por medio de parábolas. Este reino inicia en el corazón del hombre cuando escucha la palabra de Dios y se convierte a Él, a través de la fe y la conversión. Convertirse implica creer en su palabra, pedir perdón por los pecados y reconciliarse con Él. Todos los hombres y mujeres están llamados a entrar en este reino, que alcanzará su plenitud en el cielo.

La Iglesia: Instrumento del Reino de Dios en la Tierra

Jesús comenzó su Iglesia al inaugurar el Reino de los Cielos en la tierra para la salvación humana. Pedro y los apóstoles participaron de su misión, tomando su palabra y viviendo con fe, esperanza y amor. La Iglesia, humana y divina, visible y espiritual, es un misterio de la unión de los hombres con Dios. Nos muestra a Cristo, quien nos lleva por el camino del amor, la paz y la verdadera libertad. Seguirlo es fundamental para la moral cristiana.

El Bautismo es el sacramento para formar parte de la Iglesia y del Reino, que luego crece por medio de la fe, los sacramentos y las buenas obras.

Los Mandamientos: Guía para la Vida Cristiana

El Decálogo, entregado por Dios a Moisés al liberar a Israel de la esclavitud, debe cumplirse para alcanzar la salvación eterna. Los dos mandamientos principales de la vida cristiana son: amar a Dios con todo el corazón y amar al prójimo. Esto implica:

  • Reconocer que todos somos hijos de Dios y, por lo tanto, hermanos.
  • Amar a todos sin excluir a nadie.
  • Cumplir el nuevo mandamiento de Jesús: "Amarse los unos a los otros como Él nos ha amado" (este es el principal).

Estos mandamientos son confirmados por Jesús y son esenciales para la salvación. El don del Espíritu Santo y su gracia nos hacen capaces de cumplirlos. Forman la Ley Natural, que debe cumplirse siempre, en todas partes, y no se puede cambiar. Los cristianos están llamados a creer, esperar y amar a Dios, quien debe ser el centro de sus vidas.

Cristo: Camino de Verdad y Vida

Cristo es el camino, la verdad y la vida. Hay que seguirlo para llegar a la plenitud del Reino.

El Primer Mandamiento y las Virtudes Teologales

El primer mandamiento propone vivir las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y la virtud de la religión, brindando culto y honor a Dios creador. Los pecados en contra de este mandamiento incluyen: idolatría, superstición, irreligión (sacrilegio y simonía), ateísmo y agnosticismo.

La Increencia: Un Obstáculo para la Fe

La increencia se manifiesta cuando el hombre se pone como centro del universo y vive como si Dios no existiera. Sus características son:

  • El hombre como centro del universo.
  • Escasa transmisión de la fe.
  • Idolatría del consumismo.
  • Extensión de ideologías laicistas.

Es necesario evangelizar y evitar la increencia, que surge de la indiferencia y la hostilidad hacia la religión.

Santidad y Bienaventuranzas: Llamado a la Vida Plena

La santidad es la condición de los santos y de los hombres que viven como hijos de Dios. Todos estamos llamados, por el bautismo, a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. Ser cristiano es vivir como discípulo de Cristo. Las Bienaventuranzas representan la felicidad plena y eterna que solo se encuentra en Dios.

Parábolas: Enseñanzas Profundas en Relatos Sencillos

Las parábolas son comparaciones sencillas que relatan sucesos cotidianos y transmiten una enseñanza profunda.

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