El Reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático en España
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El Reinado de Isabel II (1833-1868)
La Oposición al Liberalismo: Carlismo y Guerra Civil
En 1830, nació Isabel, hija de Fernando VII. El rey aprobó la Pragmática Sanción, aboliendo la Ley Sálica impuesta por Felipe V, que impedía a las mujeres heredar el trono si existían herederos varones. Carlos María Isidro, hermano del rey y hasta entonces sucesor, vio bloqueado su acceso al trono.
Los sectores absolutistas apoyaron a Carlos. Fernando VII, en respuesta, se acercó a los liberales. Tras su muerte en 1833, Carlos reivindicó sus derechos al trono con el Manifiesto de Abrantes, iniciando la Primera Guerra Carlista (1833-1840), una guerra civil que dividió al país.
El bando isabelino agrupaba a las altas jerarquías del ejército y el Estado, junto con los liberales. El bando carlista, defensor del absolutismo, se oponía a la revolución liberal.
La Cuestión Foral
El carlismo se arraigó en Navarra, Vascongadas, y zonas de Valencia y Aragón, bajo el lema "Dios, Patria, Fueros, Rey". Zumalacárregui (carlista) y Espartero (liberal) fueron figuras clave. Tras la muerte de Zumalacárregui en 1835, las derrotas carlistas se sucedieron. Las expediciones militares para buscar apoyos fracasaron.
Espartero lideró la ofensiva isabelina, cosechando victorias. Los carlistas, divididos entre ultras y moderados, firmaron el Convenio de Vergara (1839) liderados por Maroto. Carlos, opuesto al pacto, se exilió a Francia, finalizando la Primera Guerra Carlista. Posteriormente, hubo dos guerras carlistas más: una durante el reinado de Isabel II y otra en el Sexenio Democrático.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
Intentos Democratizadores: La Revolución, Amadeo I y la Primera República
La dictadura de Narváez y el apoyo de Isabel II generaron descontento. Progresistas (liderados por Prim), republicanos y unionistas firmaron el Pacto de Ostende (1866) para derrocar a la reina. En septiembre de 1868, el pronunciamiento de Cádiz inició la Revolución de 1868 (La Gloriosa), con amplio apoyo popular.
Tras la derrota en Alcolea, Isabel II se exilió a Francia.
El Gobierno Provisional y la Regencia de Serrano (1868-1870)
Se formó un Gobierno Provisional (unionistas, progresistas y demócratas) presidido por Serrano. Las Cortes Constituyentes, con mayoría progresista, aprobaron la Constitución de 1869: soberanía nacional, sufragio universal masculino (mayores de 25 años), monarquía democrática, división de poderes (bicameralismo), amplios derechos y libertad de culto.
El Reinado de Amadeo I (1871-1873)
El asesinato de Prim debilitó a Amadeo I, quien enfrentó rechazo político, la guerra de Cuba y la oposición de la Iglesia. Su reinado fue inestable, con desprecio de la aristocracia y las clases populares. En 1873, Amadeo I abdicó.
La Primera República (1873-1874)
Tras la abdicación de Amadeo I, las Cortes proclamaron la República. Este período, inestable, enfrentó la Tercera Guerra Carlista y el cantonalismo. Figueras, el primer presidente, lidió con la división entre republicanos unitarios y federales. Le sucedió Pi y Margall (federalista), quien dimitió por la guerra carlista, el conflicto cubano y el cantonalismo. Salmerón, su sucesor, renunció por motivos morales. Cautelar, con un gobierno autoritario, generó oposición de la izquierda. En 1874, Martínez Campos impuso la restauración monárquica, poniendo fin a la República.