El Régimen de la Restauración: Características, Sistema Canovista y Oposición
El Régimen de la Restauración: Características y Funcionamiento
1. El Sistema Canovista: Características y Funcionamiento
La inestabilidad y el fracaso de la Primera República habían despertado el anhelo de una restauración monárquica sobre nuevas bases políticas que restableciesen el orden y garantizasen la estabilidad. Antonio Cánovas del Castillo preparó el retorno a España y al trono de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Su intención era que la restauración borbónica se impusiera como resultado de un estado de opinión, pero los militares se adelantaron. El desencadenante de la Restauración fue el pronunciamiento en Sagunto el 29 de diciembre de 1874, del general Martínez Campos, que proclamó rey a Alfonso XII.
Cánovas aspiraba a construir un sistema político estable y sólido, que permitiera superar el desorden del siglo XIX. Su inspiración se basaba en el modelo inglés, cuya estabilidad, en su opinión, se basaba en la alternancia de dos grandes partidos y en la consolidación histórica de la monarquía y el Parlamento, que hacían innecesaria la Constitución escrita.
De este modo, su proyecto político tenía tres vértices:
- El rey y las Cortes como instituciones fundamentales que ejercían la soberanía conjuntamente.
- El bipartidismo como sistema idóneo de alternancia en el poder y en la oposición.
- Una Constitución como marco jurídico.
Los Partidos del Turno
Cánovas configuró su propio partido, el Partido Conservador, pero también organizó su oposición con la colaboración de Sagasta, que creó el Partido Liberal:
- Partido Conservador: Acaparó el poder desde 1875 hasta 1881, y los aprovechó para aplicar la consolidación del propio sistema canovista.
- Partido Liberal: Desde 1881 hasta 1890, aplicó leyes como la Ley de Asociaciones o el restablecimiento del sufragio universal.
La diferencia radicaba en que los liberales eran más tolerantes con la oposición real (obreros o republicanos), mientras que los conservadores eran más propensos a la represión por la fuerza.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876, de carácter moderado, tenía la ventaja de ser elástica, es decir, era compatible con Gobiernos de muy distinto signo político. Así, podrían variar las leyes ordinarias sin tener que cambiar la Constitución, lo que ofrecía estabilidad. Sus características principales eran:
- Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
- La Declaración de derechos se limitaba a reconocerlos generalmente y dejaba la regulación a las leyes ordinarias. Esto permitía limitar o anular cualquier derecho.
- Se declaraba el catolicismo como religión oficial, y se prohibían las manifestaciones públicas de otra religión, aunque se reconocía la libertad de culto.
- El rey mantenía el poder ejecutivo (designación de ministros y mando del ejército), y el poder legislativo compartido con las Cortes (tenía derecho de veto, convocaba, disolvía y suspendía las Cortes).
- Se limitaba el poder de las Cortes bicamerales:
- Congreso: Formado por diputados electos.
- Senado: Formado por senadores vitalicios por derecho propio, nombrados por el rey, y elegidos por sufragio censitario de los mayores contribuyentes.
2. La Oposición al Sistema: Regionalismo y Nacionalismo
Los grandes movimientos sociales quedaron fuera del sistema político de la Restauración y acabaron destruyéndolo debido a su incapacidad para integrarlos.
El origen de los regionalismos y nacionalismos debe buscarse en la negativa por parte del sistema a asumir otros intereses que no fueran los de la oligarquía que actuaba en Madrid.
El Catalanismo
Desde los años 30 del siglo XIX, se había iniciado el movimiento conocido como Renaixeça, que denotaba el espíritu de recuperación de la lengua y cultura catalanas. El momento culminante llegó con la restauración de los Juegos Florales.
El primer manifiesto fue Lo Catalanisme, en el que Valentí Almirall apostaba por un catalanismo interclasista y aglutinador, que luchara por una autonomía política y por la defensa de las señas de identidad de Cataluña. Después apareció la versión más conservadora, con la publicación de La tradició catalana, de Torras i Bages. El más activo ideólogo y organizador fue Prat de la Riba, uno de los inspiradores de la Lliga Regionalista Catalana, que nació en 1901 como resultado de la fusión de otras organizaciones. Era un partido conservador que aspiraba a la autonomía de Cataluña.