Regencia de María Cristina y Espartero (1833-1843) y Reinado de Isabel II (1844-1868)
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1. Regencias (1833-1843)
1.1. Regencia de María Cristina (1833-1840)
María Cristina de Borbón asumió la regencia en 1832 con un gobierno liberal dirigido por Cea Bermúdez. Se concedió una amnistía, se renovaron ayuntamientos y se realizaron cambios en el ejército. Cea Bermúdez publicó un manifiesto defensor de la monarquía absoluta y llamó a Martínez de la Rosa, quien elaboró el Estatuto Real (1834), una carta otorgada con un liberalismo moderado que establecía Cortes bicamerales (Próceres y Procuradores). El rey mantenía la capacidad legislativa.
Surgieron dos corrientes ideológicas:
- Moderados: Élites liberales, soberanía compartida entre monarquía y nación, proteccionismo económico y unidad "trono y altar".
- Progresistas: Soberanía nacional, limitación del poder real, desamortización y liberalismo.
A Martínez de la Rosa le sucedieron el Conde de Toreno y Juan Álvarez Mendizábal. Los retos principales eran la hacienda y la guerra carlista. Mendizábal impulsó la desamortización de bienes eclesiásticos, lo que distanció a progresistas y moderados. Tras ser sustituido por Istúriz, el motín de los sargentos obligó a la reina a jurar la Constitución de 1812 e instaurar un gobierno progresista con Calatrava y Mendizábal. La Constitución de 1837 consolidó el régimen constitucional con un sistema bicameral, elecciones trienales para diputados, senadores nombrados por el rey, derecho a veto y disolución de las Cortes para el rey, ayuntamientos electos, libertad de culto (manteniendo el catolicismo), y libertad de prensa.
1.2. Regencia de Espartero (1841-1843)
En 1840, Espartero lideró las fuerzas insurgentes y la reina convocó elecciones, con triunfo progresista. Se aceleraron las reformas, pero la austeridad presupuestaria militar generó malestar. Narváez lideró a los moderados. Los "ayacuchos" (militares favorecidos por el regente) crearon enemistades y surgió el republicanismo. Las medidas librecambistas y el bombardeo de Cataluña provocaron descontento, culminando en el pronunciamiento de Narváez, que derrotó a Espartero.
1.3. Problema Carlista (1833-1840)
Carlos María Isidro, apoyado por campesinos, obispos, nobles y funcionarios, defendía el ultracatolicismo, la foralidad y la monarquía divina. Zumalacárregui organizó el ejército carlista. La expedición real supuso una derrota carlista. En 1839, Espartero y Maroto firmaron el Convenio de Vergara, reconociendo a Isabel II como reina. Carlos se exilió. El carlismo se convirtió en un movimiento de protesta contra el liberalismo, la industrialización, el urbanismo, el socialismo y la irreligiosidad.
2. Reinado de Isabel II (1844-1868)
2.1. La Década Moderada (1844-1854)
Narváez, mediante un pronunciamiento, puso fin a la regencia. Isabel II fue proclamada reina. Se creó la Guardia Civil (1844) para mantener el orden rural. Los objetivos eran: orden jurídico unitario, administración centralizada y hacienda con impuestos únicos. Se reformó el código penal, la administración (Javier de Burgos, 1833) y el sistema educativo (Plan Pidal). Se establecieron impuestos directos e indirectos. La Constitución de 1845 reflejaba la ideología moderada, con soberanía compartida entre rey y Cortes, sistema bicameral, iniciativa legislativa del rey, alcaldes nombrados por la corona, religión católica oficial y libertad de prensa. Se realizaron reformas político-administrativas, concordato con la Iglesia (1851) y disolución de las Cortes por Bravo Murillo. La crítica a la reina y la subida del precio del grano llevaron al pronunciamiento de 1854.
2.2. Bienio Progresista (1854-1856) y Vuelta del Moderantismo (1856-1868)
La revolución de 1854, iniciada con la "Vicalvarada" de O'Donnell, buscaba reformas democráticas. El Manifiesto de Manzanares (Cánovas del Castillo) proponía el fin del centralismo y la convocatoria de Cortes. Isabel II entregó el poder a Espartero, comenzando el Bienio Progresista. La desamortización de Madoz (1855) puso en venta bienes colectivos, eclesiásticos y comunes, beneficiando a la burguesía. Se expandió el ferrocarril, se creó el Banco de España y hubo bonanza económica. Las reivindicaciones obreras generaron descontento. La corona destituyó a Espartero. O'Donnell dio un golpe de estado (1856), asumiendo el gobierno. Se aprobó la Ley Moyano (educación) y se realizó el primer censo electoral, pero la corrupción y el caciquismo se extendieron. Se inició una política exterior con Francia, con intervenciones en Indochina y África. La crisis económica, la "Noche de San Daniel" (1865) y la sublevación del cuartel de San Gil aumentaron la tensión. El Pacto de Ostende (1866) unió a progresistas, demócratas y republicanos para destronar a Isabel II. La Revolución de 1868 ("La Gloriosa") puso fin a la monarquía borbónica.