El Realismo y el Modernismo en la Literatura Española del Siglo XIX
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1. CARACTERÍSTICAS GENERALES:
REALISMO:
El Realismo, proveniente de la pintura de Courbet y luego arraigado en la literatura, emerge como una corriente que busca reflejar la realidad próxima. En este contexto, la novela comienza como el género más idóneo para la mentalidad de la burguesía positivista, capturando la sociedad, sus gentes y ambientes. Los inicios del Realismo coinciden con importantes acontecimientos históricos en España, como el proceso revolucionario democrático, el derrocamiento de Isabel II, el breve reinado de Amadeo I de Saboya, la I República y el golpe de Estado que devuelve la corona a los Borbones, marcando así el comienzo de la llamada Restauración bajo Alfonso XII, un período de estabilidad donde España comienza su industrialización.
Este movimiento literario se caracteriza por una rigurosa observación de la realidad, una técnica objetiva teñida de verdad y una intención social por parte de los escritores, quienes rechazan la retórica grandilocuente. La narración realista, típicamente a través de un narrador omnisciente, emplea técnicas como el monólogo interior o el estilo indirecto libre para explorar el alma humana, presentando la realidad de manera verosímil y objetiva, aunque con una intención moral subyacente. El eje temático central es el conflicto entre el individuo y la sociedad, donde las aspiraciones personales chocan con las normas sociales establecidas, abordando asuntos contemporáneos y problemas sociales del siglo XIX.
Destaca en el Realismo un estilo claro. Además, este movimiento representa un avance en el análisis psicológico de los personajes e individuos como parte de un grupo social. En suma, el Realismo literario se erige como un espejo fiel de la sociedad de su tiempo, capturando sus contradicciones, conflictos y complejidades con una mirada penetrante y objetiva.
NATURALISMO:
El naturalismo, surgido en Francia en el siglo XIX bajo la dirección de Émile Zola, representa un enfoque literario que busca retratar la realidad con total sinceridad. Fundamentado en dos planteamientos teóricos, el determinismo y el materialismo, este movimiento determina al ser humano como un individuo condicionado por su herencia biológica y el entorno social, simple materia, cuyos valores espirituales son meras reacciones químicas. En su afán por actuar como científicos, los escritores naturalistas aspiran a que sus obras se conviertan en documentos con valor sociológico, recurriendo a descripciones detalladas y explicaciones del comportamiento humano basadas en la medicina.
La perspicacia del naturalismo se manifiesta en su exploración de ambientes sórdidos y desagradables, así como en la representación de personajes marcados por taras físicas o psíquicas hereditarias o por la miseria. Este enfoque permite observar cómo influye un medio hostil en el carácter de los individuos y cuáles son sus reacciones en condiciones adversas.
A pesar de su introducción en España a finales del XIX, el naturalismo enfrentó una fuerte oposición por parte de sectores conservadores, quienes lo consideraban inmoral y contrario al catolicismo al negar la libertad del hombre para elegir su conducta. Su influencia en la literatura española fue limitada, aunque destacan figuras como Emilia Pardo Bazán con sus obras como "La tribuna" y "Los pazos de Ulloa". Otros autores españoles, como Clarín con "La Regenta" y Galdós con "La desheredada", también abordaron el naturalismo en ciertos aspectos de sus obras.
BENITO PÉREZ GALDÓS:
Benito Pérez Galdós es un autor con un compromiso inquebrantable con el progreso y su nación, buscaba descubrir las raíces de los conflictos, iluminando la realidad con un propósito estético y educativo. Como narrador, comenzaba la trama de la vida cotidiana en Madrid, uniendo lo vivido y lo relatado en un escenario único.
Su técnica literaria, marcada por la omnisciencia en tercera persona y el monólogo interior, revela una profunda capacidad de observación y caracterización. Galdós construye ambientes que reflejan la complejidad de la sociedad de su tiempo.
Con una gran producción que abarca desde artículos hasta obras de teatro y Episodios Nacionales, Galdós traza un amplio panorama que va desde el análisis psicológico en sus primeras novelas hasta la crítica social en sus obras contemporáneas. En su última etapa, aborda temas morales y espirituales con la misma maestría que caracterizó su prolífica carrera.
"Fortunata y Jacinta", es la obra maestra de Galdós. En ella, el autor describe la sociedad madrileña del último tercio del siglo XIX, centrado en la Plaza Mayor y dominado por la burguesía. Con una meticulosa documentación naturalista, Galdós da vida a una amplia gama de personajes, desde los principales hasta los secundarios, destacando la memorable creación de Fortunata, más real que muchos de sus contemporáneos.
La novela es un excelente ejemplo de costumbrismo, mostrando el día a día de la gente y sus complejidades morales. A través de una estructura narrativa ondulatoria, Galdós explora las relaciones entre bondad y maldad, locura y cordura, en un entorno de triángulos cambiantes donde los personajes principales se ven atrapados en una red de pasiones y circunstancias históricas.
La trama se entrelaza con sucesos históricos, como la monarquía de Amadeo de Saboya, ofreciendo un retrato de la época. Además, Galdós critica abiertamente a la burguesía y la religión, mostrando un claro anticlericalismo y promoviendo valores de solidaridad y justicia social a través del culto a la conciencia y la caridad hacia los más desfavorecidos. En resumen, "Fortunata y Jacinta" es una obra magistral que sigue resonando en la conciencia social hasta nuestros días.
CLARÍN:
Clarín, figura destacada en la literatura, como un crítico temido y respetado gracias a su profunda y aguda capacidad de análisis. Interpretaba su labor crítica como un deber patriótico, plasmado tanto en sus escritos satíricos como en sus enfoques objetivos, donde destacan obras como "Solos de Clarín" y "Palique", así como ensayos y folletos literarios que abogaban por el libre examen y la presencia de la literatura en la sociedad.
En su faceta como novelista, Clarín se inscribe en el movimiento realista con inclinaciones naturalistas, abordando temáticas sociales con gran maestría. Sus tres novelas cortas, "Doña Berta", "Cuervo" , que reflejan su aguda observación de la realidad, mientras que en sus dos novelas largas, "La Regenta" y "Su único hijo" , profundiza en las complejidades humanas y sociales con una narrativa rica y cautivadora.
"La Regenta", es una novela que aborda temas religiosos, sociales y psicológicos. Clarín examina la influencia opresiva de la Iglesia en la España del siglo XIX, donde la sociedad parece estar dictada desde el confesionario. Aunque se conecta con Galdós en la búsqueda de una religión auténtica, Clarín adopta una postura anticlerical. La trama se desarrolla en Vestusta (Oviedo), donde el casino y la sociedad aristocrática y burguesa son los principales focos de atención.
El proletariado, aunque apenas visible, emite una crítica a la corrupción y al estancamiento social. El enfoque psicológico se concentra en los protagonistas, especialmente Ana Ozores y Fermín de Pas, revelando la presión del entorno en sus vidas. La enfermedad de Ana se interpreta como una manifestación de su conflicto interno, reminiscente de personajes como Nucha de "Los pazos de Ulloa", reflejando su fragilidad frente al entorno.
La novela combina elementos realistas con tendencias naturalistas, explorando el enamoramiento de Ana hacia un sacerdote. Aunque se aparta del positivismo de Zola, presenta una densidad narrativa y un análisis psicológico profundo. La narrativa en tercera persona revela una omnisciencia neutral que conoce el comportamiento de los personajes, alternando entre diferentes perspectivas como la de Ana, Fermín o Frígilis. Además, se observa una omnisciencia editorial que anticipa la reaparición de ciertos personajes y señala acciones aparentemente insignificantes.
EMILIA PARDO BAZÁN:
Emilia Pardo Bazán abarca una amplia gama de géneros, desde la crítica literaria hasta la narrativa, destacando especialmente por su prolífica producción de cuentos.
Su novela, dividida en tres etapas distintas, refleja su evolución estilística y temática. Desde sus primeras obras de transición del romanticismo al realismo, como "Pascual López", hasta su incursión en el naturalismo con obras como "Un viaje de novios", donde aunque adopta esta corriente, se muestra como una naturalista moderada. Luego, en una tercera etapa, se sumerge en un realismo espiritualista influenciado por la literatura rusa, como se evidencia en "Morriña" e "Insolación".
Destacando en esta trayectoria literaria, "Los pazos de Ulloa", publicada en 1886, se erige como una obra monumental que aborda la decadencia de la nobleza gallega y denuncia la influencia corrupta de los caciques y la iglesia. Esta novela, aunque enraizada en el naturalismo, muestra la singularidad de Emilia Pardo Bazán al enfocarse en la psicología de los personajes y en la subjetividad narrativa, desafiando las convenciones del movimiento.
MODERNISMO
El Modernismo, es un período literario que se distingue por su carácter esteticista y escapista, según la interpretación de Juan Ramón Jiménez. Este movimiento marca una ruptura con las normas estéticas de su época, naciendo de un profundo descontento con la vida burguesa, manifestado en rebeldía política, aislamiento aristocrático y refinamiento estético.
Este movimiento fusiona influencias extranjeras, americanas e hispanas, dando lugar a un arte innovador. Sus temas principales giran en torno a la exterioridad sensible y la intimidad del poeta, abordando la melancolía, la angustia y el escapismo, entre otros.
El estilo modernista busca la belleza como ideal supremo, destacando en la poesía por su imaginación creativa, renovación de la prosa y uso prodigioso del lenguaje. Los recursos estilísticos, tanto léxicos como semánticos, están al servicio de esta búsqueda sensorial, con énfasis en la musicalidad y la exaltación de los sentidos.
En cuanto a la métrica, el Modernismo sigue principios estéticos, con un continuo deseo de ritmo y una combinación de estrofas nuevas con clásicas, mostrando una variación en el uso del soneto y la recuperación de versos de diferentes medidas.
RUBÉN DARÍO:
Rubén Darío es ampliamente reconocido como el principal representante del modernismo literario. Su legado perdura a través de obras que marcaron un hito en la literatura hispanoamericana. Entre sus trabajos más destacados se encuentran "Azul" (s. XIX), una obra que revolucionó la poesía de su tiempo con su estilo innovador y sus temas vanguardistas. Además, "Prosas profanas" y "Cantos de vida y esperanza" son testamentos de la profundidad y la belleza de su poesía, explorando la dualidad del amor y la melancolía, así como la esperanza y la reflexión sobre la vida. Rubén Darío, con su genio literario, dejó una huella imborrable en la historia de la literatura, inspirando a generaciones posteriores de escritores y poetas.
DELMIRA AGUSTINI:
Delmira Agustini emerge como una figura destacada en la poesía uruguaya, influenciada inicialmente por Rubén Darío, pero pronto hallará su propia voz, marcando un camino singular en el modernismo. Sus obras principales, como "El libro blanco" y "Cantos de la mañana", revelan una exploración profunda de temas decadentistas, donde la muerte, la sexualidad, los sueños y lo suprahumano se entrelazan en una danza poética. En su obra cumbre, "Los cálices vacíos", Agustini muestra una sinceridad cruda y menos meditada.
La simbología que contienen sus versos, va desde la flor hasta la cabellera del amante, revela un universo rico en metáforas y alusiones, mientras que su léxico, con tonos aristocráticos y cultismos, resalta su sofisticación poética. Sin embargo, lo más peculiar de su poesía no reside tanto en la forma, sino en el cambio de perspectiva y la visión interna que aporta, desafiando convenciones y atreviéndose a explorar temas considerados tabú desde su posición de mujer. En este sentido, Delmira Agustini enriquece el movimiento modernista con su valentía y autenticidad.
La Generación del 98, con su profunda renovación de la novela, redefinió los principios que caracterizaban al realismo y naturalismo. En sus obras, la forma del discurso consigue un tiempo subjetivo y distribuye el espacio. El protagonista es considerado rebelde y fracasado, desplazando al narrador omnisciente en favor de diálogos, monólogos o discursos indirectos. La estructura episódica prevalece sobre el relato ordenado, concediendo mayor relevancia a las ideas que a la acción. La temática aborda el regeneracionismo propio de la ideología de la Generación del 98, donde el paisaje castellano surge como símbolo nacional. Además, se adentra en reflexiones existenciales, cuestionando el sentido de la vida, la muerte, el paso del tiempo y la existencia de Dios.
UNAMUNO
Unamuno, el destacado escritor, emerge como el más representativo de su Generación, siendo admirado y respetado por sus compañeros tanto por su formidable y contradictoria personalidad como por la profundidad de su pensamiento y su estilo apasionado. A lo largo de toda su obra, centra su atención en la problemática religiosa sin perder el valor literario, volcando su angustia ante la muerte y su búsqueda constante de Dios.
Su estilo se caracteriza por ser seco, robusto y no siempre elegante, pero exacto y concreto, sin una clara intención artística, con un tono apasionado que busca expresar su mundo interior y convencer a los lectores.
Para Unamuno, la novela es un medio para expresar sus dilemas personales como la sed de inmortalidad, el sentido trágico de la vida y la lucha entre la razón y la fe. Su deseo innovador lo lleva a crear la "nivola", caracterizada por centrarse en el protagonista, desarrollando una trama mínima a través del diálogo y con pocas descripciones.
Además de su enfoque filosófico, Unamuno profundiza en la vida cotidiana de los pueblos y sus gentes. Entre sus obras más importantes se destaca “La tía Tula”.
JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN
Azorín, un hombre que resonó profundamente con los dilemas de España, enfocó su mirada en la entraña misma de la nación: Castilla, sus pueblos, hombres, paisajes y su vasto legado histórico y literario. Su obra, tildada de impresionista, renuncia a tramas argumentales convencionales para adentrarse en lo esencial. Selecciona con minuciosidad aquellos detalles que desnudan la esencia de la realidad, relegando la acción en favor de la descripción del influjo ambiental sobre sus personajes. El diálogo cobra relevancia mientras el movimiento y el tiempo se desvanecen.
Su léxico, rico y preciso, pinta paisajes y retrata almas. Entre sus obras más destacadas surge "Castilla", monumentos literarios que exaltan la esencia de la España eterna.
PÍO BAROJA
La obra narrativa de Pío Baroja es un reflejo de su visión amarga y pesimista de la realidad española, pero también muestra su espíritu sensible, lleno de humor y, a veces, de ternura. Como buen noventayochista, critica los vicios de los españoles con una intención reformista. El estilo del se caracteriza por una narrativa de acción que desprecia el argumento tradicional y se nutre de episodios y anécdotas, con un lenguaje dinámico que busca la sencillez y la expresividad. Baroja demuestra un gran dominio de la descripción, construyendo relatos donde el diálogo no solo permite conocer las ideas y emociones de sus personajes, sino que también impulsa la acción y aligera el ritmo del relato. Para él, la narrativa es un género que abarca desde lo épico hasta la psicología y la filosofía. Baroja basa sus novelas en la invención, la observación y la imaginación. Es notable que sus personajes sean rebeldes e intrépidos a pesar de su falta total de fe en el mundo y en la acción.