Reafirmación del yo en la adolescencia
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Ciencias sociales
Escrito el en español con un tamaño de 10,75 KB
Lo que entendemos por adolescencia
De inicio, la palabra adolescencia proviene del verbo latino adolescere, que significa "crecer". La Real Academia de la Lengua Española indica que este vocablo viene del latín y también significa "doler". "La adolescencia es mucho más que un peldaño en la escala que sucede a la infancia. Es un período de transición constructivo, necesario para el desarrollo del "yo". (Hurlock, 1990, p. 15). De otro modo, mucha gente cree que la palabra "adolescencia" se deriva del término "adolecer" pero, aunque tiene mucho sentido, es un error. La palabra "adolescencia" proviene del latín adolescentia, que a su vez se deriva del verbo latino adolescere, el cual significa "empezar a crecer" (Rosado, 2012, p. 15).
En otras palabras, la adolescencia es la edad del diseño de un proyecto de vida, sirve para que el joven madure, encuentre buenas oportunidades para llegar a una personalidad madura, en esta consolidación de la madurez convergen factores múltiples, entre los que sobresalen: emocionales, sociales, morales y espirituales, pero únicamente se logra con el esfuerzo personal del adolescente mismo.
En este orden de ideas, la adolescencia debe entenderse como un proceso psicodinámico somático y de realización evolutiva normal, que si no es enfrentado y desarrollado adecuadamente puede desencadenar en un estado patológico y conflictivo del adolescente.
La búsqueda de identidad del adolescente
Al respecto, los adolescentes viven intensamente el sentimiento de identidad. Todos se enfrentan a la necesidad de establecer su propia identidad, de dar respuesta a la pregunta: ¿quién soy yo? Están presenciando el nacimiento de su intimidad. Todos se plantean la necesidad de trazar su propio camino, de realizar su propia vocación, se preguntan también ¿cuál es mi papel en la sociedad y en el mundo que me rodea? A partir de las investigaciones de Stanley Hall a principios de este siglo, es fácil referirse a la adolescencia como edad de la afirmación del yo aunque toda la vida del hombre es un progresivo descubrimiento del yo y una explicitación constante de la propia imagen, autoestima y autoformación. El yo que descubre el adolescente, no es el yo en el sentido filosófico, sino -como dice Jersild- «un conjunto de muchos estados, impresiones, emociones psíquicas, la imagen que él forma de su aspecto físico y de las propiedades tangibles de su persona, el concepto que tiene de sí mismo y de sus posibilidades. Incluye también las actitudes para consigo mismo, las creencias, convicciones y valores con los que se identifica (Tierno, 1993, p. 22).
Es decir, los adolescentes están en la búsqueda de su propia identidad y tienen que decidir cómo construir su vida. En esta parte de su desarrollo los jóvenes tienen que ser partícipes de tres duelos fundamentales: A) El duelo por el cuerpo infantil perdido, base biológica de la adolescencia que se experimenta en sus organismos; B) El duelo por el rol y la identidad infantiles, que los obliga a una renuncia de la dependencia y aceptación de responsabilidades que muchas veces desconocen; C) El duelo por los padres de la infancia a los que persistentemente tratan de retener en sus personalidades buscando refugio y la protección que ellos significan, situación que se ve complicada por la propia; actitud de los padres, que también tienen que aceptar su envejecimiento y el hecho de que los hijos, no son adultos, pero están en vías de serlo. Se une a estos duelos, el duelo por la bisexualidad infantil también perdida (Aberastury y Knobel, 1992, pp.9-14).
Por lo tanto, es el adolescente el ser humano más vulnerable para asimilar la influencia proyectiva de todos los que lo rodean, es decir, es un receptáculo propicio para adueñarse de las influencias de los demás y recibir las influencias negativas del medio circundante. Por lo antes expuesto, se entiende que entre los jóvenes es donde se reflejan en forma más marcada los conflictos sociales, son las personas más fáciles de ser afectadas por la desintegración familiar, por la lucha de clases, por el choque intergeneracional, la farmacodependencia, el suicidio y otros.
Vida afectiva y emocional del adolescente
Los saberes y experiencias nos han demostrado, que es de gran utilidad para los adolescentes integrarse a grupos de buenos amigos o amigas, siempre que se reúnan para hacer algo, con los cuales puedan intercambiar o confrontar puntos de vista, opiniones y experiencias o con los cuales puedan colaborar.
Pero sobre todo, en las relaciones entre jóvenes y adultos debe establecerse el principio de desiderátum, es decir, un ideal que hay que alcanzar, que se refiere a la aceptación de uno mismo, aceptación incondicional del otro, responsabilidad, capacidad de frustración, amor, etc.
En de suma importancia entender que, los jóvenes tienen la necesidad imperiosa de reconocimiento, de sentirse importantes en la consideración de los demás, de reafirmarse como persona; los padres y los docentes tenemos que completar la formación de los adolescentes, tenemos que atenderles, elevar su autoestima, invitarles a integrarse a grupos positivos, ya sean de tipo social, artístico, académico, deportivo, etc., donde logren apropiarse de saberes, desarrollar aptitudes y destrezas y formarse en valores. Pero, no olvidemos que el mejor educador tiene como estrategia fundamental, la de educar en valores con el ejemplo.
¿Es la adolescencia una etapa crítica?
Nuestra experiencia nos ha mostrado que muchas veces, los adolescentes son distraídos, altaneros y ofensivos, es normal que presenten este tipo de comportamiento, por su vida propia de altibajos, de variaciones bruscas e imprevisibles, como consecuencia de los cambios en sus relaciones humanas, aunado a ello, se gestan también, transformaciones: psicológicas, hormonales y biológicas.
Al respecto, existe una discusión en el estudio de la adolescencia; unos que se pronuncian por una adolescencia considerada como crisis. En este orden de ideas, estos autores conciben a la adolescencia como una etapa "crítica" pero dicha crisis parece provenir tanto de los cambios psicobiológicos como de los influjos ambientales.
Y otros que la entienden como una etapa normal de ser así de las personas en este período de su vida. Es menester precisar, que este análisis se realiza desde el punto de vista psicoanalítico, donde la adolescencia se considera como una etapa normal, en el entendido, de que este período humano, con sus cambios, desequilibrios, conmociones e inestabilidad extremas, es ante todo: proceso y desarrollo; situación peculiar, denominada por diversos autores como Síndrome Normal de la Adolescencia. (Aberastury A. Y Knobel, 1992, pp.35-103).