Rasgos temáticos de la nueva narrativa hispanoamericana y su reflejo en LCDLE (1982)
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A mediados de los años 70 aparecen en la novela latinoamericana cambios formales y temáticos importantes, tanto que el canon literario de la revista 'Boom' de los años 60 empieza a reemplazarlo por un nuevo canon, que los críticos llamaban 'novela del post-boom'. Este término ha sido muy criticado porque 'tiene la desdicha de ser correlativo de otro movimiento que todavía se discute y cuyo nombre no fue ni muy aceptado ni acertado: el boom'. La mayoría de los escritores involucrados en el debate optan por autodefinirse como 'novísimos'. La línea divisoria entre la nueva novela del boom y la novísima narrativa suele ubicarse a mitad de los años 70: la nueva narrativa es interpretada como producto de la década optimista de expectativas revolucionarias, mientras que la novísima escritura está vinculada a la época de desilusión con los proyectos de democratización.
A partir de 1977, entre los escritores del boom se puede observar un abandono de formas estructuralmente más complejas, a favor de novelas más accesibles al lector, organizadas alrededor de una trama legible. Tras haber cultivado estructuras como las de 'Conversación en la catedral', 'Terra nostra' y 'El otoño del patriarca' (Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez), derivan con sus novísimas novelas a un estilo más sencillo. Sin embargo, es engañosa la sencillez en novelas como 'La tía de Julia y el escribidor' de Vargas Llosa (1978) o 'Crónica de una muerte anunciada' de García Márquez (1981).
Hay unas características que definen la literatura hispanoamericana a partir de 1975:
- Recuperación del realismo distingue a los novísimos de la promoción anterior.
- La creciente importancia de autores no capitalinos y la vuelta a temas rurales y a la exploración de la tierra y la denuncia social.
- Un tangible aumento de novelas de tema histórico que emprenden la tarea de releer la historia por medio de una reflexión metahistórica. Finalidad de denuncia.
- El enriquecimiento de los diferentes registros del lenguaje coloquial.
- Una presencia establecida de la escritura femenina y el reconocimiento crítico de la misma.
- En contraste con la prosa del boom, la novísima narrativa abandona tanto los metadiscursos como la obsesiva búsqueda de la identidad latinoamericana.
- Elementos de la cultura popular: cine, moda, música, TV, deportes.
- Distorsión temporal, pero menor investigación formal.
- Humor.
Respecto a 'La casa de los espíritus' (1982), obra más conocida de Allende, pertenece a una narrativa difícil de situar en un panorama cada vez más complejo. Cronológicamente pertenece al post-boom. Sin embargo, tiene dos rasgos encontrados, por una parte, heredera del realismo mágico de Juan Rulfo donde lo fantástico aparece en un discurso realista. Sin embargo, este relato adopta un lenguaje funcional y comunicativo, abandonando preocupaciones metanarrativas. (Sencillez del post-boom pero temática del boom). A mediados de los 70 comenzaba el final del boom. Los autores principales estaban asentados en el canon y parecía haberse llegado a la cima de la novela compleja. Sin embargo, algunos novelistas como Allende continuaron el proceso de indagación lingüística y enriquecimiento estructural.
Rasgos de la nueva novela presentes en 'La casa de los espíritus'
- La memoria y el testimonio personal como instrumento de denuncia y de conocimiento del presente y del pasado.
- Abandono de técnicas difíciles.
- Relevancia del universo femenino.
- Perspectivismo.
Análisis de los protagonistas de 'La casa de los espíritus'
'La Casa de los Espíritus' narra la saga de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos. Esteban Trueba ha construido un imperio privado que empieza a tambalearse a lo largo del tiempo. Finalmente, la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una desintegración. Los protagonistas de esta novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época.
Algunos de los nombres de los personajes tienen significados, como Clara que significa clarividente. Pero su rol más importante es el de socavar el régimen familiar machista y patriarcal. Las mujeres son menos sumisas y menos obedientes. Son un ejemplo que propugna el sufragio universal.
Clara Trueba: Es el personaje principal. Ella es clarividente, practica la telequinesis y raras veces es solícita con los deberes del hogar. Es la hija menor de Severo y Nivea del Valle, esposa de Esteban Trueba y madre de Blanca, Jaime y Nicolás. Practica adivinaciones, tiene comunicación con los fantasmas y mueve objetos. Clara apoyaba a sus hijos por encima de todo. En la parte final del libro se hace suponer que Clara había visto todo el futuro de su familia porque lo escribió en sus libros de apuntes.
Esteban Trueba: Es el personaje masculino principal de la novela y el único que sobrevive desde el inicio hasta antes del epílogo. En su juventud pretendió a la inaccesible Rosa, comenzó a trabajar duramente en las minas para ganar una considerable fortuna que le sirviera para contraer las ansiadas nupcias. Su vida tomó un rumbo drástico cuando Rosa fue accidentalmente envenenada. En la hacienda violó a todas las campesinas adolescentes que pudo antes de que llegasen a la edad adulta. También mantendría una relación muy unida con su nieta Alba, por ella su cólera va disminuyendo. Su mundo se derrumba a medida que avanza la novela y él no puede hacer nada por impedirlo.
Blanca Trueba: Heredó las clarividentes habilidades y era capaz de ver los espíritus, aunque nunca habló con ellos. Su vida pasaba entre la Casa y la Hacienda, donde entablaría un gran amor con el pequeño Pedro tercero García. Terminaría por enamorarse de él, un joven campesino viviendo y trabajando en la hacienda de Esteban. El amor persistiría, aunque su enamorado fue expulsado de la Hacienda debido a que el joven propagaba incansablemente sus ideas de igualdad social a los demás trabajadores.
Alba Satigny: Es la hija de Blanca y Pedro tercero, aunque por muchos años creyó que era hija del difunto Conde de Satigny. Es un personaje clave en la segunda parte de la novela por ser el motivo de la reflexión de Esteban Trueba. Ella convivió con lo sobrenatural desde pequeña junto con su abuela, pero no ha heredado sus poderes. Es un eslabón más en la autonomía de la mujer, va a la universidad y se adhiere a los revolucionarios, enamorándose de Miguel. Alba sufre tortura y prisión durante el golpe militar, pero lo supera.