Purgatorio: Canto I - El encuentro con Catón
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Canto I: El encuentro con Catón
La llegada al Purgatorio
La navecilla de mi ingenio, dejando atrás el mar tempestuoso del Infierno, se adentra en aguas más tranquilas. Aquí, en el segundo reino, el espíritu humano se purifica y se prepara para ascender al Cielo. ¡Oh, Musas!, inspiren mi canto.
Un nuevo amanecer
Un suave color zafiro baña el cielo al salir de la atmósfera opresiva del Infierno. Venus, el planeta del amor, brilla en el Oriente. Dirijo mi mirada al polo sur y contemplo cuatro estrellas, visibles solo para los primeros humanos. ¡Oh, Septentrión, privado de tal belleza!
El encuentro con Catón
Volviendo mi vista al otro polo, veo a un anciano venerable, con una larga barba blanca dividida en dos mechones. Su rostro resplandece con la luz de las cuatro estrellas.
"¿Quiénes sois vosotros que, contra la corriente del río oscuro, habéis escapado de la prisión eterna?" -pregunta el anciano.
Virgilio intercede
Mi guía, Virgilio, me indica que muestre respeto. Entonces responde al anciano: "Una mujer celestial me ha enviado para guiar a este hombre. Él aún no ha llegado a su fin, pero estuvo cerca. He venido a salvarlo y a mostrarle los espíritus que se purifican bajo tu cuidado. Su búsqueda es la libertad."
Virgilio menciona a Marcia, la esposa de Catón, y le ruega que nos permita pasar.
La petición de Catón
"Marcia fue tan querida para mí en la Tierra que obtuvo todo lo que deseó", responde Catón. "Si una mujer celestial te guía, no necesitas más. Cíñelo con un junco sin hojas y lávale el rostro para que pueda presentarse ante el ministro del Paraíso."
El junco milagroso
Catón desaparece. Virgilio y yo nos dirigimos hacia la pequeña isla donde crecen los juncos. Al arrancar uno, otro renace en su lugar.