Las pulsiones del id o instintos

Enviado por Chuletator online y clasificado en Psicología y Sociología

Escrito el en español con un tamaño de 7,6 KB

La idea central de Freud es que lo que hay enquistado en el Inconsciente es un conflicto entre un impulso o deseo que quiere realizarse y una censura que se lo impide. Este fenómeno implica una contraposición de fuerzas dinámicas inconscientes, una lucha entre nuestros impulsos instintivos y la realidad.
- Respecto a los deseos o impulsos humanos más fundamentales, Freud les otorga, y esto constituye su gran revolución, un carácter básicamente sexual. A tales impulsos instintivos de carácter sexual los denominó genéricamente LIBIDO- En cuanto a la censura, viene determinada por las limitaciones que nuestra sociedad impone a esos impulsos sexuales, y que nosotros interiorizamos a lo largo de nuestro desarrollo y evolución personal.
La personalidad, por tanto, es algo dinámico, fruto de fuerzas contrapuestas, y la adaptación, la ausencia de trastornos psicológicos, sólo es posible si se logra alcanzar el equilibrio.Momento crucial en la configuración de la personalidad humana: la infancia. Freud señala cuatro etapas en el desarrollo de un niño normal,caracterizadas por los objetos de referencia las formas de expresión de la libido:SEGUNDA TÓPICA: ELLO, YO Y Súper-YO
En 1920 Freud lleva a cabo una revisión general de su teoría, y sustituye el primer esquema de la personalidad humana por otro más elaborado, denominado segunda tópica.En esta segunda tópica aparecen tres regiones o sistemas fundamentales: el Ello, el Yo y el Súper-Yo.
 ELLO (Id). Equivale más o menos a la regíón psíquica que antes denominaba Inconsciente, de contenidos reprimidos no asumidos por el sujeto consciente. Pero Freud es ahora más preciso. El Ello es la sede de los instintosla fuente de energía que nos hace desear todo lo que deseamos y hacer todo aquello que hacemos. Freud destaca dos tipos básicos de instintos en el hombre:
- Eros o instintos de vida. Los más importantes para Freud. Más específicamente son la libido, los instintos o pulsiones sexuales que buscan la satisfacción placentera. Se rigen, pues, por el PRINCIPIO DE PLACER. Tales instintos constituyen una fuente constante de tensión emotiva, y todas las actividades de la mente están guiadas por la necesidad de reducir o eliminar esta tensión. En una primera etapa, presente sobre todo en la infancia, la forma de dar satisfacción al instinto, de descargar la tensión emotivaes fabricar fantasiosamente la imagen del objeto que reduce o hace desaparecer esa tensión; el niño crea, imagina una imagen que se le ofrece como satisfacción sustitutiva de sus deseos. Freud cree que este uso de las imágenes dura, en realidad, hasta la edad adultaLo importante aquí es que el Ello no distingue entre la imagen y la realidad: para el Ello la imagen del objeto y el objeto real es lo mismo, no distingue entre sus fantasías y la realidad- Thanatos o instintos de muerte. Muy al final de su obra Freud añadió al instinto sexual, o instinto de vida, el instinto de muerte o destrucción, con el que creía poder explicar el origen de fenómenos tales como la agresividadYO (Ego). Equivale más o menos al Consciente de la primera tópica. El yo es la instancia de la personalidad en contacto con la realidad del mundo exterior y, por tanto, mediadora entre el Ello y la realidad. El principio que rige al Yo es el PRINCIPIO DE REALIDAD,El Yo es el encargado de percibir la realidad, razonar, conocer, discriminar y juzgar, regulando las interacciones de la persona con su medio ambiente. Su función fundamental consiste en hacer posible la satisfacción “real” de nuestros deseos; el Yo, con su capacidad de razonamiento y su percepción exacta de la realidad, es el único que puede lograr hacer desaparecer o reducir la tensión surgida de nuestros instintos y deseos más profundos,Una personalidad sana y adaptada, por tanto, es aquella en la que gobierna el Yo, en la que el Yo es quien resuelve el problema de encontrar en el mundo real aquello que verdaderamente satisface nuestras necesidades. Los trastornos psíquicos, especialmente en el caso de las neurosis, surgen cuando el Yo elude su responsabilidad y la personalidad es dominada por el Ello.Súper-YO (Súper-Ego). Esta instancia psíquica representa una novedad respecto a la primera tópica. Dicho de una manera simple, el Súper-Yo consiste en el código moral de la persona. El Ello crea el deseo, el Yo es capaz de percibir el objeto real que satisface tal deseo…el Súper-Yo, mediante su código moral, dice si eso es lícito o no.El Ideal del Yo es la concepción que posee el niño de lo que sus padres aprueban; La Conciencia representa la concepción que posee el niño de lo que los padres y, en general, la sociedad, consideran moralmente malo. La educación, fundamentalmente la de los padres, con sus premios y castigos, es lo que hace que el niño asimile tanto el ideal del yo como la conciencia. La función del Súper-Yo, por tanto, consiste en mantener la actividad del Yo dentro de las normas establecidas por la sociedad, para lo que utiliza métodos tan sutiles como el sentimiento de culpa o de orgullo.
EL ORIGEN DE LOS TRASTORNOS NEURÓTICOS
El Yo, por tanto, es el encargado de controlar nuestros instintos y deseos en virtud del código moral representado por el Súper-Yo. El Yo gobierna la personalidad. Asíocurre en un adulto normal y equilibrado, que gracias a la acción positiva y eminentemente formadora del entorno familiar y cultural (sobre todo los padres), ha ido organizando sus pulsiones instintivas y deseos e interiorizando progresivamente las normas y valores culturales del grupo.
Los trastornos psíquicos en general, y los neuróticos en particular, surgen, en opinión de Freud, cuando no es el Yo consciente quien gobierna la personalidad sino el Ello (el Inconsciente), cuando el Yo se muestra incapaz de encauzar y dar satisfacción en el mundo real a los impulsos instintivos y deseos inherentes al ser humano. Freud sitúa el origen de esta incapacidad, sobre todo, en la infancia. Las deficiencias en el desarrollo de la libido en nuestra infancia serían la causa de lo que Freud denomina la ANGUSTIA NEURÓTICA, el miedo a que nuestro control interno nos falle, a no ser capaces de controlar, dominar los impulsos instintivos, y éstos puedan dar lugar a acciones impulsivas e incontroladas. Esta angustia, este temor al peligro que pueden representar los instintos, lleva al sujeto a REPRIMIRLOS, a huir de ellos, en vez de darles satisfacción efectiva en la realidad. Tales deseos e impulsos no dejan, sin embargo, de manifestarse: enquistados en el inconsciente, incapaz nuestro Yo de darles satisfacción de una manera asumida, normal, la personalidad deja de estar gobernada por el Yo consciente y sufre las manifestaciones inconscientes de los deseos reprimidos, dando lugar a los síntomas y trastornos neuróticos; ahora es el Ello quien gobierna y domina una gran parte de la personalidad.
Todo lo expuesto hasta aquí explica la insistencia de la terapia psicoanalítica en encaminar todos sus esfuerzos a descubrir los contenidos reprimidos en el Inconsciente. Sólo sacándolos a la luz, haciéndolos conscientes, es posible lograr que el paciente asuma, finalmente, la responsabilidad de su satisfacción efectiva, restituyendo la autoridad del Yo sobre el gobierno de la personalidad. Esta es la gran pretensión de la terapia psicoanalítica, expresada en la famosa formulación de Freud del objetivo del Psicoanálisis: “Donde era Ello, llegar a ser Yo”.

Entradas relacionadas: