Pueblos Prerromanos y Colonizaciones en la Península Ibérica: Un Legado Milenario

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Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas

A lo largo del primer milenio a.C., se desarrollaron en la Península Ibérica tres procesos históricos fundamentales:

  1. La llegada de pueblos indoeuropeos, como los celtas, desde el norte.
  2. La influencia de pueblos colonizadores del Mediterráneo: fenicios, griegos y cartagineses.
  3. El auge y declive del reino de Tartessos en el suroeste peninsular.

Estos acontecimientos marcaron el inicio de la Edad del Hierro en la Península, gracias a la introducción de la metalurgia del hierro por parte de los pueblos colonizadores y la difusión de su uso por los pueblos indígenas. Además, este período se caracteriza por la aparición de los primeros documentos escritos sobre la Península, obra de autores griegos y romanos, dando inicio a la protohistoria.

El Reino de Tartessos

En el suroeste peninsular, destacó el reino de Tartessos, considerado el primer estado de la Península. Conocido a través de fuentes literarias griegas, Tartessos es descrito como una ciudad ilustre, un río o un gran imperio. Se ubicaba entre Huelva, Sevilla y Cádiz, y su prosperidad se basaba en la agricultura, la ganadería y, sobre todo, la minería. Su origen se remonta a la Edad de Bronce, alcanzando su máximo esplendor entre los siglos VIII y VI a.C. bajo el reinado de Argantonio. A partir de entonces, comenzó su decadencia, y las fuentes posteriores se refieren a la zona como Turdetania.

Pueblos Prerromanos en el Siglo III a.C.

En el siglo III a.C., en vísperas de la conquista romana, la Península Ibérica estaba habitada por una diversidad de pueblos con distintos niveles de desarrollo, agrupados en dos grandes áreas:

  1. Área ibérica: Zona del Guadalquivir y Mediterráneo, habitada por los íberos, influenciados por las colonizaciones fenicia y griega.
  2. Área celta: El resto de la Península, con una gran diversidad de pueblos de origen o influencia indoeuropea (celtas).

El Área Ibérica

Los pueblos íberos habitaban la costa mediterránea, el valle del Ebro y del Guadalquivir. Eran independientes, pero compartían rasgos comunes y estaban influenciados por los colonizadores fenicios, griegos y cartagineses, con quienes mantenían una intensa actividad comercial. Su economía se basaba en la agricultura, ganadería, minería y la fabricación de tejidos. Políticamente, se organizaban en ciudades-estado, siendo la monarquía el modelo más frecuente. De la civilización ibérica, se conservan necrópolis, santuarios con pequeñas figuras de bronce o piedra, y grandes esculturas femeninas en piedra, como la Dama de Elche, así como esculturas de animales fantásticos de influencia oriental. Destacaron en la cerámica y la orfebrería.

El Área Celta o Indoeuropea

Los pueblos celtas ocupaban el centro, oeste y norte de la Península, incluyendo a los celtíberos, arévacos, vacceos y lusitanos, entre otros. Compartían un origen indoeuropeo. Los celtíberos, establecidos en la cabecera del Duero y a lo largo del Sistema Ibérico, eran de origen celta, pero adoptaron rasgos del mundo ibérico. La principal actividad de los pueblos celtas era la ganadería, aunque en la zona fértil de la Meseta desarrollaron una agricultura cerealista. Conocían la metalurgia del hierro y se organizaban socialmente en tribus gobernadas por una aristocracia guerrera. Destaca la cultura de los castros en el noroeste peninsular, con poblados fortificados rodeados de murallas y casas con muros de piedra en su interior.

La Colonización Fenicia, Griega y Cartaginesa

A lo largo del primer milenio a.C., llegaron a la Península los pueblos colonizadores: fenicios, griegos y cartagineses.

Los Fenicios

Los fenicios fundaron su primera factoría en Gadir (Cádiz) entre el 800 y el 775 a.C., y posteriormente otras ciudades como Malaca (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera. Ejercieron una gran influencia sobre los indígenas, obteniendo minerales a cambio de tejidos, cerámica y joyas. Sus principales aportaciones incluyen la metalurgia del hierro, el torno alfarero, la técnica de salazón del pescado y el alfabeto. En el siglo VII a.C., la presencia fenicia decayó debido a la conquista de sus principales ciudades, Tiro y Sidón, por los asirios, pasando luego a depender de Cartago, antigua ciudad fenicia del norte de África. Los cartagineses ya poseían enclaves en el Mediterráneo, como la isla de Ebussus (Ibiza).

Los Griegos

Los griegos penetraron en la Península Ibérica desde Marsella, estableciéndose en el Golfo de Rosas y en la costa levantina, donde fundaron ciudades como Rhode, Emporion, Hemeroscopeión y Mainake. Influyeron en los indígenas introduciendo nuevos cultivos e innovaciones en la fabricación de tejidos, e impulsaron la vida urbana.

Los Cartagineses

La acción colonizadora de los cartagineses, herederos de los fenicios, fue más tardía y menos significativa inicialmente. Su presencia se intensificó a raíz de la Primera Guerra Púnica contra Roma. Tras ser derrotados y perder Sicilia y Cerdeña, ampliaron su presencia en la Península Ibérica, fundando Cartago Nova (Cartagena) en el 225 a.C., que se convirtió en su centro militar y político.

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