Prosa Barroca Española: Entre el Idealismo y el Realismo
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Prosa Barroca Española
La prosa barroca refleja la sociedad del Siglo de Oro, surgiendo del agotamiento y como reacción a las formas literarias renacentistas. Frente a la armonía, equilibrio y serenidad clásica, el Barroco busca la desmesura, el desequilibrio y la distorsión, reflejando la tensión ideológica y social en España. La censura de la época impedía abordar los problemas sociales directamente, por lo que se seguían tratando temas renacentistas, pero con un enfoque distinto, intensificando los recursos estilísticos. La prosa barroca tiene una intención moralizante y didáctica, centrada en la reflexión sobre los males que afectan al individuo, la sociedad y la monarquía.
Tendencias Narrativas
Durante el Renacimiento, se desarrollaron dos tendencias narrativas:
- Idealista: Relatos aventureros y narraciones fantásticas.
- Realista: Descripciones detalladas de personajes y ambientes.
Estas tendencias se materializan en dos tipos de novelas: la novela realista y la novela idealista. Esta última se desarrolló plenamente durante el Renacimiento, impulsada por la nueva mentalidad burguesa. Relatos breves, generalmente sobre amores desgraciados, inspirados en la Elegía de Madonna Fiammetta de Boccaccio. Estos relatos se componían de formas no narrativas como la poesía trovadoresca, el sermón o la epístola. La epístola evolucionó hacia la novela, reflejando la tensión entre el mundo cortés en decadencia y la mentalidad burguesa. El término "novela" proviene del italiano "novella", que significa relato corto.
Novelas Idealistas
Libros de Caballerías
Presentados como traducciones de relatos verídicos en lenguas extranjeras, su éxito se debe a la presentación de un caballero idealizado, heredero del héroe épico: guerrero ejemplar, fiel enamorado y aventurero. Con una clara división entre personajes positivos y negativos, ambientados en la Edad Media y países lejanos, narraban sucesos fantásticos con un lenguaje arcaizante y letra gótica, reflejando la nostalgia por la estética medieval. Los erasmistas y humanistas criticaron estas novelas por su inverosimilitud y sensualidad.
Novelas Pastoriles
Inspiradas en Virgilio y La Arcadia de Sannazaro, estas novelas incorporan el ambiente bucólico de las églogas, narrando historias amorosas entre pastores. Los siete libros de la Diana, de Jorge de Montemayor, es un ejemplo destacado. Cervantes también contribuyó a este género con La Galatea (1585).
Novela Bizantina o Griega
Imitando un relato de Heliodoro, narra las aventuras de una pareja de enamorados de alta alcurnia. Combina la historia amorosa con peripecias como viajes, raptos, naufragios y encuentros fortuitos. Con un final feliz, a menudo una boda, tras superar numerosas pruebas. Este tipo de novela fue valorado por los erasmistas por su moralidad y exaltación del amor casto.
Novela Morisca
Su popularidad surge con El Abencerraje (Abindarraez y la hermosa Jarifa), un relato intercalado en La Diana de Montemayor. El protagonista, un joven moro valiente y galante, refleja el gusto por el exotismo y el idealizado mundo musulmán, presente en autores como Cervantes y Lope de Vega.
Novela Realista: La Picaresca
Con Lazarillo de Tormes surge la novela picaresca, representando la corriente realista y crítica. En forma de epístola autobiográfica, Lázaro narra sus peripecias como criado, recordando sus experiencias, retratando a sus amos y las tretas para sobrevivir.