Posromanticismo, Vanguardias y Evolución Literaria: Siglos XIX y XX
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Posromanticismo, Parnasianismo y Simbolismo
El Posromanticismo
El Posromanticismo es una reacción de tipo idealista que se caracteriza por los siguientes rasgos:
- Los escritores se rebelan contra los valores y costumbres burguesas. Eligen un tipo de vida más irregular y marginal. Se aferran a la aventura, la soledad, el desarraigo, el alcohol o las drogas, pero no en busca de paraísos artificiales, como los románticos, sino por rechazo a la sociedad a la que pertenecen y a la misma existencia.
- Se entregan a la bohemia, un modo antiburgués de concebir la vida y el arte, basado en la rebeldía y la libertad. La bohemia ofrece dos caras: el dandismo (el artista se cree un genio) y el malditismo (el artista se cree un maldito).
- Los escritores consideran que el fin del arte ha de ser la belleza.
El Posromanticismo adquirió su máximo esplendor en Francia, donde dio lugar a dos grandes movimientos poéticos: el Parnasianismo y el Simbolismo.
Parnasianismo y Simbolismo en Francia
Parnasianismo
En la segunda mitad del siglo XIX, los poetas parnasianos, que toman su nombre de la revista El Parnaso Literario, defienden una poesía serena, impasible, con valor en sí misma. Buscan su inspiración en la pintura y la escultura. Su mayor mérito estriba en haber abierto camino a Baudelaire y a los poetas simbolistas. El más destacable de los parnasianos fue Charles Leconte de Lisle, autor de Poemas antiguos, inspirados en la antigüedad clásica.
Charles Baudelaire
Es considerado el padre de la lírica. Los principales movimientos del pasado y de la poesía futura son:
- Su romanticismo vital (desgarramiento, tedio, fuga hacia lo demoníaco o lo infinito) y su visión moderna del hombre como un ser complejo y perverso, con el que se identifica.
- Lo vincula al Parnasianismo, pero lo apartan de él la complejidad de su mundo interior y el empleo de la intimidad como materia poética.
- Su intento de armonizar formas y sus efectos musicales lo acercan al Simbolismo, pero lo alejan de él la densidad de sus temas y sus violentos contrastes íntimos.
- La precisión y pureza de sus versos hacen de él un clásico. Las manifestaciones de su espíritu atormentado alcanzan un grado de irracionalidad que anuncia ya la poesía del siglo XX.
Además de Las flores del mal, su obra cumbre, Baudelaire publicó Pequeños poemas en prosa, donde recoge la realidad multiforme de la ciudad.
Simbolismo
Es una corriente estética surgida en Francia hacia 1885. Los poetas simbolistas:
- Conciben la poesía como algo misterioso, inexplicable, que permite descubrir los secretos que encierra la realidad.
- Buscan, no la precisión y exactitud de los parnasianos, sino la creación de una atmósfera anímica, donde tengan cabida los ensueños más irreales, las emociones más íntimas, las sensaciones más inaprensibles.
- Liberan el lenguaje. En lugar de los efectos pictóricos del Parnasianismo, prefieren lo puramente musical.
Paul Verlaine
Radica en la levedad con que recrea sus indefinibles estados de ánimo, en la sencillez de su lenguaje, cercano a lo coloquial, en la sinceridad con que transmite sus vivencias y el arrepentimiento, y en la delicada musicalidad de sus versos. Fiestas galantes está compuesto por evocaciones. Romanzas sin palabras, su mejor libro, es una especie de diario de su aventura con Rimbaud, aunque el poeta prescinde de la anécdota para transmitirnos sus estados de ánimo en íntima relación con el paisaje.
Arthur Rimbaud
Fue un genio de asombrosa precocidad y fugacidad. En sus poesías, que nunca recogió en libro, y en Iluminaciones y Una temporada en el infierno, escritos en prosa poética tras su tormentosa relación con Verlaine, hallamos a un Rimbaud alucinado, profético y sombrío, de imágenes atrevidas e ininteligibles que anuncian las de los surrealistas.
Stéphane Mallarmé
Llevó una vida rutinaria de profesor de inglés, que contrasta con la profundidad de sus pensamientos. Su tema central es la poesía, la obra total, que intenta crear con un lenguaje nuevo, al margen de la semántica y la sintaxis. Publicó su escasa obra con el título de Verso y prosa. En ella figuran los poemas largos Herodías y La siesta de un fauno. El primero es un diálogo entre la Salomé bíblica y su nodriza, en torno a la belleza. El segundo, tras la huida de unas ninfas, medita, se embriaga y se duerme, en un paisaje bucólico.
Baudelaire: Las flores del mal
Estructuró el libro en seis partes, en las que la crítica ha querido ver las diversas etapas de la vida del hombre:
- En Spleen e Ideal nos habla de las grandezas y miserias del arte y del amor, y del spleen que le invade por no poder alcanzar tales ideales.
- En Cuadros parisinos introduce el tema de la gran ciudad, París, con sus moradores más desvalidos, con los que se siente solidario.
- En El vino y Las flores del mal, el poeta, fracasadas sus aspiraciones anteriores, busca refugio en la bebida y la lujuria, de las que ofrece unos cuadros desoladores.
- En Rebelión surge el poeta satánico, necesitado de un padre que solo encuentra en Satán.
- En La muerte, el poeta ve en ella la última esperanza de su desamparo.
Los principales temas de Las flores del mal son: la poesía, la mujer, la ciudad, el spleen, el mal y el viaje.
El Teatro del Absurdo
Eugène Ionesco
Nacido en Rumanía, sus obras plantean, en clave simbólica, los grandes problemas existenciales del ser humano, envolviendo su pesimismo en una ironía y un humor destructivo. La cantante calva es una farsa disparatada sobre la incomunicación en la que no aparece ninguna cantante, sino dos matrimonios y un bombero cuya charla estúpida acaba en un delirio de gritos sin sentido.
Samuel Beckett
De origen irlandés, también se estableció en Francia, cuya lengua adoptó para sus obras literarias. Fue discípulo, traductor y amigo de James Joyce. Como Ionesco, conjuga en sus piezas teatrales la temática existencial y una puesta en escena vanguardista, pero con más desnudez y rigor. Escribió sobre el fracaso del hombre, la desolación, la absurda esperanza, el vacío, el silencio. Sus personajes son seres solitarios y estrafalarios, acorralados entre la imposibilidad de existir y la de dejar de existir, que no hacen otra cosa que hablar y esperar. Esperando a Godot no solo es su mejor obra, sino uno de los hitos capitales de la historia del teatro. Suya es también Días felices.
Otros Cultivadores del Teatro del Absurdo
Jean Genet
El francés Jean Genet encarna en su vida y en su obra la rebeldía moral, social e incluso metafísica. Todas sus experiencias y obsesiones las volcará con descaro en sus obras, donde predica la amoralidad y critica violentamente a la sociedad. Para dar una visión ambigua del comportamiento humano, utiliza con frecuencia el recurso del teatro dentro del teatro. Así ocurre en Las criadas, donde dos sirvientes, en ausencia de los dueños de la casa, juegan para liberarse a ser señora y criada.
Harold Pinter
El inglés Pinter aísla a sus criaturas en espacios deprimentes y las rodea de una atmósfera opresiva que amenaza con destruir su identidad. En Viejos tiempos, tres personajes, en un ambiente onírico que no parece de este mundo, intentan sin éxito indagar en sus vidas para conocerse a sí mismos y conocer a los demás.
Edward Albee
Parecida es su situación a la de Pinter en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, donde dos matrimonios, uno de edad madura y otro joven, sacan a relucir durante la cena todas sus lacras con un odio y una violencia feroces.
Teatro Épico Alemán: Bertolt Brecht
Escritor alemán que optó por el exilio cuando Hitler llegó al poder, fue creador de una de las propuestas dramáticas más innovadoras del siglo: el teatro épico. Teatro didáctico y político, con el que intenta concienciarnos de la necesidad de transformar la sociedad. Rechaza la puesta en escena del espectador con la acción que impedía a este razonar. Utiliza el distanciamiento para ello: construye sus obras en parábolas, contadas por un narrador que anuncia qué va a suceder. Mezcla la tragedia y la farsa, la seriedad y el humor. Exagera la teatralidad de los actores para que se note que están fingiendo y no viviendo las situaciones. Crea una escenografía antirrealista.
Denuncia la violencia, la explotación, la guerra. No le gustan los héroes, sino las criaturas contradictorias, de las que nos ofrece su lado más débil y humano. En La buena persona de Sezuán, una prostituta de buen corazón se ve obligada a desdoblarse en un hombre sin escrúpulos para no ser explotada por la gente a quien ayuda. En Madre Coraje y sus hijos, presenta a una vieja cantinera a quien la guerra le arrebata uno a uno a todos sus hijos.
Las Vanguardias Poéticas
Fueron el primer intento de la literatura de romper con el pasado, mediante la creación de un nuevo lenguaje. Ya no se escribe para imitar la realidad, sino para interpretarla libremente. Es una manera de protestar volviéndose de espaldas contra el caos que rodea al artista: guerras, burocracia, desprecio por la creatividad y el pensamiento, amenaza de los poderes militares y económicos, alocado optimismo ante los adelantos técnicos, masificación, consumismo.
Los Vanguardismos
Reciben este nombre los movimientos estéticos que, en el primer tercio del siglo XX, intentaron abrir nuevos caminos al arte y a la literatura, al margen de la tradición. Afirman que la belleza no puede percibirse a través de la realidad y las emociones, sino de la inteligencia, por lo que se alejan de la naturaleza y del ser humano. Hubo numerosos movimientos de vanguardia: Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, Ultraísmo, Surrealismo. De entre todos ellos, fue este último el que mejor fruto dio y dejó una huella más profunda en la poesía posterior.
Futurismo y Cubismo
El Futurismo nació en Italia, con Filippo Tommaso Marinetti, que acabó simpatizando con el fascismo. En Rusia, lo cultivó Vladimir Maiakovski quien, tras la revolución, se convirtió en cantor de los ideales socialistas, hasta que se quitó la vida. Ambos ensalzan el progreso y elevan a símbolos de la civilización. Para dotar de dinamismo al lenguaje, reniegan de los adjetivos y adverbios, dejan las palabras en libertad, eliminan la puntuación y quiebran la sintaxis. El Cubismo lo inició el francés Guillaume Apollinaire a partir de algunos presupuestos futuristas. En su libro Caligramas utiliza asociaciones arbitrarias, suprime la puntuación y las normas lingüísticas para lograr poemas que adoptan la forma de los temas que canta.
Dadaísmo y Ultraísmo
El Dadaísmo (nombre elegido al azar abriendo un diccionario con un cuchillo) nació en Suiza, de la mano de Tristan Tzara, quien más tarde lo trasplantó a París. Fue un grito de rebeldía en la Europa asolada de entreguerras. Su mayor mérito estriba en haber preparado el terreno al Surrealismo, que nació “de las cenizas del Dadá”. El Ultraísmo o Creacionismo lo inició en París el chileno Vicente Huidobro. Según él, el poeta no debe reproducir la realidad, sino crearla al azar, como la naturaleza crea árboles, mediante la eliminación de todo referente real y una gran libertad formal.
Surrealismo
Fue la mayor revolución poética del siglo XX. Frente a las pretensiones deshumanizadoras, el Surrealismo persigue la liberación integral del ser humano por diferentes vías:
- Sacando a flote sus impulsos reprimidos, lo que conlleva el desprecio de la realidad común para acceder a otra más auténtica, sepultada en lo hondo de la conciencia (Freud).
- Comprometiéndose políticamente para liberarlo de las injusticias del sistema capitalista (Marx).
- Rescatando el lenguaje de los dominios de la razón, mediante la escritura automática.
Pertenecieron a la escuela surrealista los poetas franceses André Breton, Paul Éluard y Louis Aragon. La influencia de este movimiento se ha dejado sentir en toda la poesía del siglo XX y en otros artes como la pintura y el cine.
La Novela
En la novela del siglo pasado pueden establecerse unas corrientes o grupos similares: novelas de contenido religioso y existencial; novelas sociales y novelas experimentales. Los autores de la novela social tratan de contribuir con sus obras al cambio de la sociedad. No se limitan a reflejar los conflictos sociales, sino que pretenden concienciar a los lectores. Llamamos novela experimental a aquella que rompe con la forma tradicional de la narración, alternando sus componentes:
- La acción: se desarrolla fragmentariamente, dejando zonas oscuras que el lector ha de interpretar por su cuenta.
- El tiempo: no discurre linealmente, sino a saltos.
- El héroe clásico: es reemplazado por un antihéroe.
- Hay varios narradores: incluso en ocasiones, caóticos monólogos interiores.
Un Precursor de Principios de Siglo: Franz Kafka
Franz Kafka, un modesto empleado de Praga, de origen judío, logró plasmar en sus obras, escritas en alemán, los graves problemas que afectarían al hombre del siglo XX: la pérdida de identidad, la angustia por una existencia cuyo sentido se le escapa, la confusión ante los oscuros poderes que lo zarandean, la soledad, el vacío, la incomunicación. Kafka construye sus novelas (La metamorfosis, El proceso, El castillo) en forma de parábolas, conjuga el realismo con los hechos más insólitos. En la última, que no llegó a terminar, narra los inútiles esfuerzos de un agrimensor, K., por entrar en contacto con el señor de un castillo que contrató sus servicios.
Precursores de Entreguerras
Los escritores de entreguerras siguen buscando respuestas a los interrogantes. Algunos esperan encontrar en la acción, el sacrificio y la solidaridad una razón para vivir. Los franceses André Malraux y Antoine de Saint-Exupéry hicieron de la aventura el objeto de sus vidas, participando en varias guerras, desde España hasta China. El segundo, como civil y como piloto militar durante la Segunda Guerra Mundial, en las que subrayan el valor de la solidaridad y la fuerza del individuo para enfrentarse a un destino adverso. La obra capital de Malraux es La condición humana, que se desarrolla en la China revolucionaria. El inglés Aldous Huxley se vale de la ciencia ficción para trazar, en Un mundo feliz, una visión sobre el futuro de la humanidad. El alemán Thomas Mann envuelve la acción de sus novelas en una densa carga ensayista e intelectual e intenta ahondar en el sentido de la vida y el arte. En La montaña mágica hace un minucioso análisis.
Albert Camus
Nació en Argelia, de una familia de obreros, por lo que hubo de trabajar en diversos oficios para costearse sus estudios de filosofía. Murió víctima de un accidente de automóvil. Para él, el absurdo no radica tanto en el hombre en sí como en su desajuste con el mundo. Frente al absurdo no cabe la evasión, ni el suicidio, ni el consuelo de la religión, sino la rebeldía total y constante de enfrentarse a él con los ojos abiertos para conquistar así la libertad y aprender a vivir y morir. Entre sus novelas destacan La peste y El extranjero. En esta última, el protagonista se siente extraño en el mundo, ajeno a toda ley, hasta el punto de cometer un asesinato gratuito y aceptar la condena a muerte. Escribió también obras de teatro como Calígula, donde el esplendor romano actúa con la crueldad de los dioses.
El Movimiento Beat: Jack Kerouac
Junto al poeta Allen Ginsberg, el máximo representante del movimiento beat en la Norteamérica de finales de los años 50, Jack Kerouac, que recorrió EE. UU. y México ejerciendo los más diversos oficios. En su novela En el camino atinó a dar con el símbolo de toda una generación, a la que invita a la huida continua.
La Renovación de las Técnicas Narrativas
La novela ha sido siempre un vehículo de expresión de la realidad humana en sus múltiples facetas. Retrató una realidad más o menos conflictiva. En el siglo XX nos mostrará una imagen del hombre y del mundo caótica, inestable, confusa. Los novelistas cambian la manera de presentar la realidad, actuando sobre los aspectos técnicos del género. Exigen ahora una participación activa en la construcción de la historia. La experimentación comienza a principios de siglo con Kafka y Proust, alcanza su máxima expresión en Joyce y se mantiene, durante la segunda mitad, en algunos movimientos como la nueva novela francesa. Muchas innovaciones ensayadas por estos escritores serán adoptadas, en mayor o menor grado, por casi todos los novelistas del siglo XX.
La Primera Mitad de Siglo: Marcel Proust
Marcel Proust, de temperamento hipersensible y enfermizo, disipó su juventud en los elegantes salones parisinos. A los 40 años, decidió recuperar el tiempo perdido mediante la composición de una magna obra que le ocupó el resto de su vida: En busca del tiempo perdido. Las peripecias vitales y sentimentales del protagonista y de la sociedad aristocrática y burguesa que le rodea, en un intento de crear una obra de arte total. El vaivén temporal, del recuerdo a reflexiones sobre temas muy variados, junto a descripciones de un lirismo insuperable; la morosidad y sutileza en los análisis psicológicos de los personajes, que sin embargo nunca se muestran con absoluta nitidez y, sobre todo, la complejidad estructural de la novela. A partir de Proust, muchos escritores, como André Gide y Aldous Huxley, utilizarán con fines estéticos las rupturas temporales, la introspección, el ensayismo y la novela dentro de una novela.
James Joyce
El mismo año de la muerte de Proust publicó el irlandés James Joyce su Ulises, la obra más novedosa e influyente del siglo XX. Concebida como el reverso de la Odisea, recoge en ella un día cualquiera de la vida de un hombre cualquiera en la ciudad de Dublín. Joyce subvierte sistemáticamente las técnicas narrativas clásicas, logrando la más profunda revolución. Mezcla realidad e imaginación, utiliza todo tipo de tonos y registros, introduce oscuros símbolos y extrañas analogías. El lector se encuentra ante un confuso rompecabezas, donde el hilo conductor no es el argumento o los personajes, sino el mismo lenguaje.
Franz Kafka
Es, sin duda, el escritor más moderno de entreguerras. En sus obras anticipó muchas de las pesadillas que atormentarían a la humanidad después de su muerte: los horrores de la Segunda Guerra Mundial. La metamorfosis, la novela más significativa y más leída de Kafka, encierra, a pesar de su brevedad, los motivos literarios más frecuentes en toda su obra:
- El tema: la pérdida de identidad del hombre, extraviado en un mundo incomprensible, y la sociedad, angustia y desaliento que eso le produce.
- El protagonista: un ser acorralado, sin posibilidad de reaccionar, incapaz de encontrar una salida que no sea la muerte como única liberación.
- La acción: prácticamente nula, Kafka nos instala frente al absurdo y nos deja girando sobre él.
- Carácter simbólico: adquiere lo absurdo cuando florece en la vida cotidiana sin una explicación razonable.
- Estilo: sobrio, equilibrado, impasible, capaz de transmitirnos, sin ningún aspaviento, los hechos más insólitos.
El Teatro
Un teatro existencial centrado en los conflictos interiores e irresolubles del ser humano. Cuando este teatro abandona la lógica, se convierte en teatro del absurdo, una de las modalidades escénicas más interesantes del pasado, que ofrece una visión desconsoladora del mundo y del ser humano. Un teatro social, o comprometido, que adquiere diversas denominaciones, según los países: el teatro épico alemán, los jóvenes airados ingleses, el realismo crítico norteamericano.
Teatro del Absurdo
El teatro existencial ya había meditado, con razonamientos lógicos, sobre el absurdo de la condición humana. Absurdo —según Ionesco— es todo aquello que no tiene un propósito, un fin. El hombre, separado de sus raíces religiosas, está perdido; sus acciones se convierten en absurdas, sin sentido e inútiles. El llamado teatro del absurdo, que aparece en los años 50, da un paso más: abandonará la reflexión y la lógica para enfrentar al espectador al absurdo puro: personajes vacíos y diálogos incoherentes. El teatro del absurdo nace en Francia, a cargo de un autor de origen rumano (Ionesco) y otro irlandés (Beckett).