Las Posiciones Kleinianas: Objeto, Ansiedad y Mecanismos de Defensa
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En las dos posiciones que plantea Melanie Klein hay tres elementos principales: la relación con el objeto, la ansiedad y los mecanismos de defensa prevalentes.
Ella dice que cuando el niño nace, nace con un quantum de pulsión de muerte, o sea, nace con ansiedad proveniente de fuerzas internas y externas. Esta pulsión de muerte le impone al aparato psíquico la idea de una deflexión, ósea, de hacer algún trabajo con esto que al niño le está provocando ansiedad. Ella dice, por ejemplo, que la primer experiencia con el mundo debe ser apabullante, es decir, sentir que se desprende de su madre, empezar a escuchar muchos ruidos, a no estar satisfecho todo el tiempo, siente la pérdida del estado intrauterino y se siente perseguido y atacado por fuerzas hostiles que le provocan displacer por esto de que él no conoce el mundo nuevo en el que está. Entonces, esto provoca una desorganización, o sea, el niño cuando nace tiene un yo muy precario.
Un yo inmaduro, entonces es a partir de las experiencias que el niño va formando su yo.
La Posición Esquizo-Paranoide
Ella plantea la primera oposición que es la esquizoparanoide, que es desde el nacimiento hasta los 3 o 4 meses. En esta, la relación de objeto del niño es a través de los objetos parciales. El niño no concibe a su madre como un objeto total, sino que la concibe como un pecho bueno y un pecho malo. Entonces, a este pecho bueno y a este pecho malo él lo va a establecer en la medida en que obtenga experiencias gratificantes o frustrantes. Por ejemplo, cuando el niño es satisfecho, cuando el niño llora y aparece el pecho bueno y lo satisface, lo llena, lo sacia, le da la sensación de que el mundo es bueno. Y cuando este pecho tarda, le da la sensación de que el mundo es malo, entonces lo entiende como un pecho malo, que alimenta la idea persecutoria y la idea de que hay una hostilidad en el mundo. En cambio, el pecho bueno fundamentaba la idea de que el mundo está colmado de objetos buenos. Entonces, por ejemplo, cuando el bebé llora por alimento y su experiencia es gratificante porque el pecho bueno llega rápido, entonces esta experiencia se va a apuntar en lo bueno del objeto, hace que prevalezca lo bueno sobre lo malo. En cambio, cuando el pecho tarda en llegar, provoca una experiencia frustrante y hace que prevalezca lo malo sobre lo bueno.
El niño empieza a desarrollar una ansiedad persecutoria porque empieza a pensar que este objeto malo lo puede dañar, empieza a tener miedo de que este objeto lo aniquile. Él piensa que este pecho malo lo va a devorar con la misma voracidad que él lo quiere devorar. Él, por ejemplo, no distingue entre un objeto total que puede ser bueno o malo, sino que distingue entre un objeto bueno y malo y al malo él lo quiere destruir y entonces ahí aparece la ansiedad persecutoria, empieza a pensar que este objeto malo que él quiere destruir lo puede destruir a él y ante esta ansiedad él desarrolla el mecanismo de defensa. El principal es la escisión, que significa separación.
Hay un yo bueno y malo que el yo bueno está ligado a las pulsiones de vida y un yo malo que está ligado a las pulsiones de muerte, y a su vez hay un objeto bueno que es el pecho bueno y un objeto malo que es el pecho malo. Separa lo bueno de lo malo y de esta forma busca tender a que el objeto amenazante esté lo más separado posible de su objeto ideal. Esto está relacionado con la negación porque la negación se aniquila del objeto malo, se destruye, entonces es concebido como que no existe, no existe el objeto malo, entonces así se consigue la satisfacción y se alivia la ansiedad.
El otro mecanismo es la proyección, que es cuando el niño proyecta en el objeto bueno todo lo bueno (pulsiones de amor) y en el objeto malo todo lo malo (pulsiones destructivas). Después la introyección, que es cuando construye internamente una versión del objeto, una representación de este objeto en su interior y por último la idealización que le atribuye todas las cualidades buenas al pecho bueno y todas las cualidades malas al pecho malo. El pecho bueno se vuelve lo ideal, lo perfecto y el pecho malo todo lo hostil, lo feo, lo que le provoca displacer, entonces este pecho bueno que va a ser el ideal le otorga al niño cierta protección al pecho malo, entonces así este es un mecanismo de defensa porque, el niño en su necesidad de protección utiliza este pecho bueno que es perfecto.
La Posición Depresiva
Después, para que se dé el paso a la otra oposición se da entre los 4 y 6 meses, tiene que haber una integración de estos objetos parciales y un objeto total, o sea, el niño tiene que saber de que hay experiencias buenas y experiencias malas, pero son más las experiencias buenas que las malas, es más el momento que es saciado que el que no, entonces cuando el niño logra entender, empieza a construir su yo, hay un yo más maduro que al principio, entonces predomina la experiencia buena, entonces el niño no concibe más el objeto como un objeto parcial, sino como un objeto total, ya no distingue más el pecho bueno y el pecho malo sino que es la madre. Entonces frente a esto al principio el niño llora siempre igual y ahora en cambio desarrolla distintos tipos de llantos cuando quiere algo, cuando tiene hambre, etc. Entonces como este niño concibe el objeto tal como entero, lo que hace es generar una ansiedad depresiva porque el niño empieza a tener miedo de haber destruido este objeto perfecto ideal, porque en este ideal también estaba el objeto malo, entonces el niño siente esta ansiedad depresiva de pensar que pudo haber dañado al pecho bueno, a lo ideal, a lo perfecto. Entonces ante esta ansiedad depresiva el niño logra dos mecanismos de defensa que son la negación maniaca, que es cuando el niño niega rotundamente haberle hecho algún daño y la reparación que tiene que ver con que el niño reconoce que dañó al objeto y busca repararlo.