La Política Internacional del Régimen Franquista: Del Aislamiento al Reconocimiento Internacional

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Política Internacional del Régimen

Etapa Falangista (hasta 1942)

Durante la II Guerra Mundial, el franquismo simpatizaba con el Eje. A pesar de que España se declaró neutral, la afinidad ideológica y la posibilidad de obtener beneficios económicos llevaron a Franco a entablar conversaciones con Hitler y Mussolini. Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco y ministro de Asuntos Exteriores, abogaba por la entrada de España en la guerra y aspiraba a convertirla en un estado fascista al estilo italiano. Sin embargo, las elevadas exigencias de Franco, que incluían la cesión de Gibraltar y territorios franceses en África, hicieron que Hitler considerara su participación demasiado costosa. No obstante, España envió a la División Azul al frente ruso en apoyo a la Alemania nazi.

En el ámbito interno, los Sindicatos Verticales, controlados por el régimen, agrupaban obligatoriamente a empresarios, técnicos y trabajadores. La Falange, partido único del régimen, buscaba el control total de la sociedad a través de organizaciones como el SEU (Sindicato Español Universitario), el Frente de Juventudes y la Sección Femenina. Además, se organizaban masivas concentraciones de apoyo a Franco. Hasta 1942, la Falange alcanzó su mayor cuota de poder.

Sin embargo, el declive del fascismo a partir de 1942 llevó a Franco a distanciarse de la Falange. El incidente de Begoña, en el que falangistas lanzaron granadas contra una concentración carlista, sirvió de pretexto a Franco para apartar a Serrano Suñer y a otros líderes falangistas del gobierno.

A Partir de 1942

La derrota del Eje en la II Guerra Mundial supuso una amenaza para la supervivencia del régimen franquista. En este contexto, Franco impulsó una política de acercamiento a las potencias occidentales, dando prioridad a la Iglesia Católica en detrimento de la Falange.

En marzo de 1945, Don Juan de Borbón, heredero al trono español, emitió el Manifiesto de Lausana, en el que condenaba el régimen franquista y exigía la restauración de la monarquía. La comunidad internacional, reunida en la Conferencia de San Francisco, no reconoció al régimen franquista y, en la Conferencia de Potsdam, se propuso su derrocamiento por medios democráticos. Francia cerró su frontera con España y la ONU recomendó a sus miembros la retirada de sus embajadores, iniciándose así el aislamiento internacional de España.

Mientras tanto, la oposición al franquismo, tanto en el interior (guerrilla antifranquista) como en el exterior (partidos políticos en el exilio), se intensificaba. Sin embargo, la falta de unidad y la represión del régimen debilitaron a la oposición.

Para mejorar su imagen internacional, España se autodefinió como una "democracia orgánica" y se constituyó en Reino. Franco se reunió con Don Juan de Borbón y acordaron que su hijo, el futuro Juan Carlos I, se educara en España bajo la tutela del dictador.

La política exterior española se centró en tres ejes principales:

  1. Estrechar lazos con el mundo árabe.
  2. Acercarse a los sectores más conservadores, católicos y anticomunistas de Europa y, especialmente, de Estados Unidos.
  3. Buscar el apoyo de las dictaduras latinoamericanas.

El estallido de la Guerra Fría, el conflicto de Corea y la llegada al poder del Partido Republicano en Estados Unidos brindaron un respiro al régimen franquista. La ONU levantó el veto contra España, que ingresó en organismos internacionales como la FAO y la UNESCO. Se iniciaron conversaciones con Estados Unidos y España se acercó al reconocimiento internacional.

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