La poesía entre el Modernismo y la Vanguardia

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Noveocentismo o generación del 14.

El noveocentismo es el movimiento que sigue a la generación del 98 y se opone a cuanto considera propio del ochocientos. Se define como lo que ya no es ni Modernismo ni Noventaochentismo y lo que todavía no es el Vanguardismo. Tratan de modernizar intelectualmente España con un espíritu esencialmente dinámico.

Sus principales integrantes viajan con cierta frecuencia al extranjero e intentan incorporar a su saber los nuevos avances científicos y filosóficos. Pensadores y ensayistas como Ortega y Gasset, Ayala y Jacinto Grau o Juan Ramón Jiménez.

La mayoría tiene una serie de puntos en común que sirven para configurar sus características: tienen una formación intelectual muy exigente, son europeizantes, están preocupados por la ciencia y la educación. El tema de España se plantea desde una perspectiva racional, se propone una estética de la inteligencia y se opone a lo sentimental. La obra se construye desde la inteligencia para la inteligencia, es el llamado aristocratismo intelectual. La inteligencia produce un arte puro, ajeno a la subjetividad y autosuficiente. Es un arte racional, el estilo es cuidado, se consideran una élite, se acentúa la cuestión de la identidad y les gusta transmitir ideas y confrontarlas con los demás.

Juan Ramón Jiménez

"El andaluz universal". Marcha a Madrid donde Darío y Villaespesa le llaman para "luchar por el modernismo". La muerte de su padre provoca una profunda crisis por la que fue ingresado en un sanatorio mental, donde tiene una aventura amorosa con su psiquiatra. Más tarde es trasladado a Moguer donde escribió "Platero y yo". Regresa a Madrid donde inicia un gran periodo de renovación estética, hasta el estallido de la Guerra Civil lo que provoca su exilio. En 1956 se le concede el premio Nobel.

Su concepción de la poesía, su obra siempre estaba escrita con mayúsculas, es el poeta puro por excelencia. Es la suya un caso de poesía minoritaria, su idea de la poesía está presidida por una triple sed: de belleza, de conocimiento y de eternidad. De aquí su preocupación angustiosa por la fugacidad de las cosas y también su especial idea de Dios.

En su trayectoria poética, su obra resume los caminos recorridos por la poesía española desde el Modernismo hacia nuevas formas. Hay en Juan Ramón una permanente inquietud, una constante búsqueda, que explican su peculiar evolución. Podemos distinguir tres etapas: época sensitiva en su obra de juventud, es una poesía sencilla influida por el neorromanticismo, el simbolismo y el modernismo. En sus primeros poemas "Almas de violeta y ninfas" destacan sus rimas, pero muy pronto, a causa del influjo modernista, en su primer gran libro "Arias tristes" aparece la soledad y la melancolía, el paso del tiempo y la muerte. Predomina el octosílabo y asonancias en la versificación, el lenguaje sobrio sitúa a esta poesía al margen del Modernismo. En la misma línea se sitúan "Pastores lejanos" o "Baladas de primavera", los sentimientos de soledad, melancolía, el paso del tiempo, el erotismo y la muerte son los temas que aparecen. En su etapa modernista, compone poemas que recogerá en "Elegías" y "Poemas mágicos y dolientes", "La soledad sonora" y "Estío". Como obra de tránsito destaca "Platero y yo". En su época intelectual, destaca la "poesía desnuda", su obra de madurez en la que distinguimos un libro escrito en 1915 "Estío", la ruptura definitiva con el modernismo se inicia con el "Diario de un poeta recién casado", a esta etapa pertenecen también libros como "Eternidades", "Poesía y belleza". Esta etapa intelectual se corona con "La estación total". En su última etapa, época suficiente o verdadera, se dedica a la poesía esencial. Estos años corresponden sobre todo a dos grandes libros "En el otro costado", del que destaca el poema en prosa "Espacio".

El tema fundamental de su poesía es el ansia de eternidad. En el estilo debemos destacar la constante evolución de su poesía, partiendo de un romanticismo íntimo y doliente, continúa con un modernismo más simbolista del que se va depurando hasta llegar a la desnudez y a la densidad hermética. En el conjunto de su producción hay que resaltar la variedad de sus metros, la alternancia entre verso y prosa, las múltiples innovaciones formales, la densidad conceptual, su obsesión por la perfección suprema y su dedicación absoluta al trabajo poético. La depuración progresiva alcanzó también su formulación métrica, con un paso paulatino del verso modernista al asonante, de este al verso libre y luego a una prosa marcadamente rítmica al principio y solo atenta al ritmo interior final. Los símbolos habituales de Juan Ramón poseen una graduación ascendente, desde los inanimados: la brisa, el agua, hasta los animados: la flor, el pájaro, especialmente la mujer y el poeta. Es máximo exponente de una de las maneras de concebir la poesía: la búsqueda solitaria de la Belleza y Absoluto. Por ello sirvió de ejemplo para los poetas puros y para los componentes del grupo poético del 27, posteriormente volverá a ser referente para los novísimos.

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