La Poesía Española Contemporánea: Tendencias, Autores y Obras
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La Poesía Española Contemporánea: Tendencias, Autores y Obras
Panorama de la poesía tras la guerra
Las ausencias en el panorama poético son significativas por la muerte (de García Lorca, de Machado, etc.) o el exilio (Juan Ramón Jiménez, Salinas, etc.).
En España, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y los componentes de la Generación del 36 escriben obras fundamentales en la posguerra.
La poesía de los años cuarenta. La Generación del 36
La forman poetas nacidos entre 1909 y 1922. Se la llama también “Generación escindida” porque vivieron la guerra y participaron en ella en uno u otro bando.
Tras la guerra civil se marcan dos grandes tendencias poéticas:
La poesía arraigada, es decir, aquella que se desarrolla sin angustia en un mundo que los poetas consideran armónico y ordenado. Esta lírica se recoge en las revistas Escorial y Garcilaso. Sus componentes (a los que se llamó garcilasistas) aspiraban a la serenidad clásica renacentista. Valoran las formas clásicas, como el soneto, y tratan los temas amoroso, religioso y patriótico. Representan esta línea Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y Rafael Morales.
La poesía existencial o desarraigada, de tono trágico y existencial, que manifiesta el disgusto, la angustia y la desesperación del ser humano ante un mundo caótico. El estilo de la poesía desarraigada se basa en un lenguaje directo, duro, apasionado y con imágenes tremendistas. Se emplea el versículo, aunque el soneto también es utilizado por algunos poetas. Esta poesía aparece hacia 1944, con Hijos de la ira, de Dámaso Alonso y revistas como Espadaña. Representan esta tendencia Dámaso Alonso, Victoriano Crémer, Eugenio García de Nora, Ángela Figuera, Carlos Bousoño, José Luis Hidalgo, José Mª Valverde y José Hierro. También en 1944 se publicó Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, de tono menos desgarrado, pero de concepción existencial.
La poesía social de los años cincuenta
La poesía existencial evoluciona hacia lo social: se pasa de expresar la angustia individual a manifestar la solidaridad con los demás. En 1955, se publican dos libros que marcan la nueva poesía: Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero y Cantos íberos, de Gabriel Celaya. Estos poetas consideran que la poesía debe tomar partido ante los problemas del mundo que rodea al poeta. Los temas que trata la poesía social son la injusticia y la solidaridad; también reflexiona sobre España.
El estilo es sencillo, cercano al lenguaje coloquial, a veces prosaico y muy expresivo, pues pretende llegar a “la inmensa mayoría”. El lenguaje se supedita al contenido, que es el eje del poema.
Los poetas sociales más destacados fueron Blas de Otero y Gabriel Celaya. Otros poetas procedentes de la lírica existencial de los años cuarenta se incorporan a la poesía social: Crémer, García de Nora, Leopoldo de Luis, etc. La influencia de la poesía social se proyecta en poetas de la Generación de los 50, como José Agustín Goytisolo.
La poesía de la década de 1960: la promoción de 1955
Los poetas que marcan la lírica de los años sesenta son los componentes de la Generación de los cincuenta. Se les conoce también como el Grupo de los niños de la guerra o la Segunda promoción de la posguerra. Componen el grupo Ángel González, José Manuel Caballero Bonald, José Ángel Valente, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Carlos Sahagún y los poetas de la Escuela de Barcelona: Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Alfonso Costafreda y José Agustín Goytisolo.
Comparten unas características, que los diferencian de los poetas sociales:
- Predominan los temas que tratan sobre la experiencia personal, aunque no abandonan lo social, y también temas intimistas, como el amor, la soledad, la amistad y los recuerdos.
- La actitud crítica, característica de la poesía social, se manifiesta en ellos como una reflexión cívica o ética, en general impregnada de escepticismo.
- Tienden a valorar la expresión poética. Escriben una poesía más minoritaria que la social, porque se expresa mediante cierto simbolismo y con tono irónico.
La poesía de la década de 1970. Los novísimos. El experimentalismo
A finales de los sesenta surge un nuevo grupo de poetas, nacidos entre 1939 y 1948. Escriben una lírica e xperimental y minoritaria. Se les conoce como venecianos, novísimos (denominación basada en la antología publicada por José María Castellet en 1970) y Generación de los setenta.
Forman este grupo Leopoldo María Panero, Ana Mª Moix, Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Colinas, Pere Gimferrer, José Mª Guelbenzu, etc.
Se definen por las siguientes características:
- Es la primera generación que supera las limitaciones del aislamiento y la censura de la posguerra. Su bagaje cultural (tebeos, cine, discos, televisión, etc.) y literario es amplio (conocen la obra de poetas extranjeros).
- En la temática, combinan el tono grave con actitudes provocadoramente frívolas. Con temas intimistas combinan temas sociales o políticos, y los tratan con ironía, humor y distanciamiento. En general, reflejan una actitud pesimista y escéptica.
- En el estilo, la renovación del lenguaje poético es, para ellos, un objetivo principal. Puede decirse que nos hallamos ante un nuevo vanguardismo, paralelo al experimentalismo de otros géneros.
La poesía desde 1980 hasta la actualidad
A finales del siglo XX, en general, la poesía se decanta hacia el intimismo. Se distinguen varias tendencias poéticas (a veces los límites entre ellas no son claros).
- Neosimbolismo o neorromanticismo intimista, representado por Francisco Bejarano, Clara Janés, José Mª Parreño, Antonio Colinas, etc.
- Vanguardismo experimental, cultivado por Félix Grande, José Miguel Ullán, Blanca Andreu, etc.
- Culturalismo clasicista o barroco, con Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca, etc.
- Minimalismo o poesía conceptual, heredero de la poesía pura, con Julia Castillo, Álvaro Valverde, etc.
- La poesía de la experiencia, que expresa de forma realista sucesos cotidianos desde una perspectiva escéptica y desencantada, representada por Juan Luis Panero, Andrés Trapiello y Luis García Montero.