Poesía española desde 1939: Evolución y Tendencias

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Miguel Hernández: Puente entre la Generación del 27 y la Posguerra

La obra de Miguel Hernández sirve de puente entre la generación del 27 y la posguerra. Su obra poética consta de los siguientes libros:

  • El rayo que no cesa: Expresión de temas como el amor, visto como un deseo insatisfecho. La composición más famosa es la Elegía a Ramón Sijé, en tercetos encadenados, escrita a la muerte de su amigo.
  • El hombre acecha (1938): Sobre los sufrimientos de la guerra, con un lenguaje más sencillo, lejos del barroquismo inicial.
  • Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941): Recoge poemas escritos en la cárcel. Poesía de versos cortos y lenguaje depurado, sobre temas como el amor a la esposa e hijo, la nostalgia de la vida campesina y la guerra. Destaca el poema "Nanas de la cebolla".

La poesía de Miguel Hernández, especialmente la de sus últimos libros, supone una clara vuelta hacia los temas humanos.

Años 40: Poesía Arraigada y Desarraigada

En los primeros años de la posguerra se distinguen dos tendencias:

Poesía Arraigada o Garcilasista

Llamada por Dámaso Alonso "Poesía arraigada" por su visión serena y ordenada del mundo. Se dio a conocer a través de la revista "Garcilaso". Inspirada en los clásicos del Siglo de Oro, se caracteriza por el deseo de belleza formal. Dentro de esta tendencia se encuentran poetas de la generación del 36 con la rehumanización como característica común:

  • Luis Felipe Vivanco: Tiempo de dolor y Continuación de la vida.
  • Dionisio Ridruejo: Sonetos a la piedra y Elegías.

Poesía Desarraigada

De tono existencial, su tema central es el hombre en su circunstancia histórica. Frente al formalismo garcilasista, esta poesía es de estilo bronco y apasionado, directo y desgarrado. Fue calificada como poesía tremendista.

En 1944 Dámaso Alonso publica Hijos de la ira, obra fundamental de la posguerra, con rasgos de la poesía desarraigada.

Años 50: La Poesía Social

En los años 50 predomina el deseo de ofrecer un testimonio crítico de la realidad. Es la poesía social, que parte de la idea de que su función es contribuir a cambiar el mundo. El poeta debe anteponer los problemas sociales a cualquier otra consideración. Los temas fundamentales son la preocupación por España y la denuncia de las condiciones de vida:

  • Blas de Otero (1916-1979): Sus dos primeros libros, Ángel fieramente humano y Redoble de la conciencia, siguen la poesía desarraigada. A la poesía social corresponden Pido la paz y la palabra, En castellano y Que trata de España. Los temas son los problemas colectivos. El lenguaje es sencillo y coloquial.
  • José Hierro: Tras una poesía intimista se abre a lo testimonial y social: Quinta del 42, Cuanto sé de mí y Libro de las alucinaciones.

Años 60: Renovación del Lenguaje Poético

A finales de los 50 surge un grupo de poetas que reaccionan contra la poesía social. Conscientes de su prosaísmo, se proponen renovar el lenguaje poético, con mayor atención a la estética. Predominan los temas de la experiencia social y cotidiana, con un tono escéptico y moral:

  • Ángel González: Cantor irónico y pesimista de lo cotidiano en Áspero mundo y Procedimientos narrativos.
  • Jaime Gil de Biedma: Expresa con lenguaje coloquial su visión desencantada de la vida: Compañeros de viaje o Poemas póstumos.

Años 70: Consolidación del Alejamiento de la Poesía Social

El alejamiento de la poesía social se consolida en los años 70 con la aparición de poetas más jóvenes, reunidos en la antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles. Sus rasgos característicos son: la influencia de los medios de comunicación, la búsqueda de nuevas formas de expresión, la variedad temática y el tono inconformista.

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